Detente, detente, enemigo mío.
Detén el paso de tu mala estrella.
Va tu caravana con rudo brío.
Insolente, provocando querella.
Detén tu caravana que marchita
la tierra que tu sueño pisotea.
Quiero regodearme de tu cuita,
humillarte por muy feo que sea.
Beberás de mi vaso envenenado.
Toparás con mi puño rencoroso.
¡Pobre de ti! ¡Pobre insubordinado!
Huyes de tu destino pavoroso.
Amigo, es broma; amigo mío, es broma.
La broma que se le juega al amigo
que triunfante sale de la redoma,
donde fue pobre, donde fue mendigo.
Tu palabra, amigo, me ha removido:
Caravana, corcel de tempestad.
Caravana del fuego prometido:
Reverberación de necesidad.
Yo también voy, amigo, adonde tú vas.
Yo también creo en mi negro destino.
La onda de tu paso turbio, voraz
llega a mí como designio divino.
Me levanto pobre y desconchinflado.
¡Ey, tú de la caravana emigrante!
Veo pasar mi porvenir quebrado.
Ten mi puño. Brinquemos adelante.
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