Aunque el término de Inteligencia Artificial (IA) es reciente, pues hace apenas 60 años se empezó a hablar al respecto y hace 30 años aparecieron los primeros estudios científicos formales relacionados, su impacto será determinante en el futuro.
La IA puede definirse como un conjunto de técnicas ligadas a circuitos electrónicos y programas avanzados de cómputo, que buscan imitar procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Estas capacidades ahora se exponencian por medio del aprendizaje de las máquinas sin necesidad de supervisión o dirección humana, y el incremento de las capacidades de cómputo. Se calcula que la capacidad de cómputo se duplica cada 12 meses.
Todo ello no es menor, porque nos ayudará a resolver muchos retos no resueltos a la fecha por el cerebro humano, como la solución de problemas complejos como la sostenibilidad de los recursos vitales como el agua, el aire limpio en las ciudades o el cambio climático. Además, permitirá el nacimiento de la “inmortalidad de la mente”, esto es, la transferencia de la mente o el cerebro a una computadora.
¿Pero cuál sería el futuro que se espera de la IA? Aquí vale la pena recuperar parte del artículo Las 4 ondas de la IA, de Peter H. Diamadis. En este interesante documento que refiere los trabajos realizados por Kai-Fu Lee, fundador de Google en China, nos habla de cuatro grandes olas: Internet, negocios, percepción y autonomía.
- Internet IA se refiere al aprovechamiento de toda la información que ofrecemos a través de nuestra navegación en la red. Los algoritmos de procesamiento tienen cada vez mayor capacidad para “entender” la lógica de nuestra decisiones al sumar nuestra personalidad, hábitos, demandas, deseos, fobias y personalizar y anticipar cada vez más.
- Negocios IA aprovecha el caudal de información existente en nuestras diferentes interacciones como las transacciones bancarias que realizamos, el consumo en tiendas y restaurantes, los gastos en salud y ocio, y demás, que analizados con mayor detenimiento, más allá de las obvias relaciones causa-efecto, pueden encontrar conexiones débiles u ocultas no pensadas que pueden abrir nuevas oportunidades de mercado. Ello ya está revolucionando los servicios de la banca, de los seguros y de la salud.
- Percepción IA está relacionada con el crecimiento exponencial de sensores que monitorean nuestras miradas, oídos, nariz, pero que también están activos en nuestros hogares y alrededor de las ciudades donde vivimos. Con el Internet de las Cosas vamos a conectar una cantidad inimaginable de dispositivos y sensores para interpretar la información que recogen y predecir con mayor fiabilidad nuestras compras en el mercado, nuestros gustos en la ropa, en la comida, las rutas de tráfico, y demás. La idea es que nuestros entornos sean cada vez más inteligentes.
- Autonomía IA es darle la libertad a que las máquinas, con la información disponible, puedan actuar con independencia. Así, iniciará una nueva era de enjambres de drones que prepararán la tierra, la sembrarán, cuidarán y cosecharán por los agricultores. Y lo mismo puede suceder en las nuevas fábricas de salud que reemplazarán a los hospitales actuales. Va más allá de fábricas automatizadas por los robots, estamos hablando de la aplicación de conocimientos para realizar actividades complejas y nos las simples y repetitivas que hoy se realizan.
Se acerca de manera acelerada un nuevo ¨salto¨ tecnológico. Los países más desarrollados están conscientes de ello y están desplegando grandes esfuerzos para liderar la nueva revolución basada en la IA. China y Estados Unidos se encuentran a la cabeza de los avances, pero países como Francia, Reino Unido, Japón y Singapur están lanzando importantes iniciativas. Todo empieza con la comprensión del cambio por venir, una visión clara del futuro y la generación de planes con mapas de ruta claros con ambiciosos presupuestos, sumando la formación de capital humano especializado y la socialización de los beneficios.
La IA es parte de los temas que se encuentran rezagados en la agenda nacional, pero que pueden ser una gran oportunidad si los atendemos pronto con determinación. Tenemos talento y capacidades creadas, mismas que pueden dar frutos si la ciencia, la tecnología y la innovación se convierten en prioridades nacionales.
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