Como ya es por todos conocido, México libró en el último momento y de forma provisional, la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, pero el inicio de la campaña de reelección de Trump, solo nos hace suponer, que vendrán nuevas amenazas de aranceles o cualquier otro tipo de medida proteccionista. Por lo que se ha posicionado en la opinión pública, la discusión sobre la necesidad de diversificar tanto nuestras exportaciones como importaciones, para reducir nuestra dependencia con Estados Unidos. Incluso hay quienes sugieren, que es el momento perfecto para voltear hacia China, y aprovechar la actual guerra comercial entre estos dos países.
Pero la idea de diversificar nuestro comercio internacional no es para nada nueva, y se ha planteado como una necesidad estratégica de nuestro país, incluso desde antes de la firma del primer tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, por lo que debemos comenzar por preguntarnos.
¿Cómo generamos esta dependencia comercial incluso antes de la época de la globalización?
Para comenzar a responder nuestra pregunta, es necesario establecer el contexto de la realidad económica del mundo globalizado en el cual vivimos. Donde Estados Unidos es la economía más grande del mundo, y sus necesidades de consumo demandan el 40% de todos los productos y servicios que se producen en el planeta. Siendo este el motivo por el cual prácticamente todos los países buscan vender sus productos en el mercado estadounidense. Tomando en cuenta que México se encuentra justo al sur compartiendo 3000 kilómetros de frontera, nuestro país tiene una gran ventaja geográfica junto con Canadá frente al resto del mundo.
Por este motivo no es de sorprender que a pesar de que México cuenta con 12 tratados de libre comercio con 46 países y 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con otros 33 países, el 80% de las exportaciones y el 46% de las importaciones provienen de Estados Unidos.
Entonces, si las empresas mexicanas pueden exportar sus productos a 79 países, ¿por qué la mayoría solo exporta hacia Estados Unidos?
Basta con observar en un mapa, las principales carreteras y vías férreas del país y no nos será difícil observar, que estas corren del centro hacia las principales ciudades fronterizas con Estados Unidos, y poniendo en contexto, que la mayoría de las vías férreas fueron construidas durante el porfiriato, a finales del siglo XIX, y posteriormente las primeras carreteras, fueron trazadas en paralelo de estas vías férreas, podemos deducir que desde hace más de 100 años la infraestructura de nuestro país se ha diseñado, para facilitar el comercio hacia Estados Unidos.
Si evaluamos la condición del resto de nuestra infraestructura, los puertos marítimos mexicanos, además de que son pocos y carecen de vías de comunicación óptimas que los conecten con los principales centros de producción, estos puertos se encuentran descuidados, son pequeños y lentos para procesar las mercancías que pasan a través de ellos, en relación con los principales puertos marítimos del mundo.
Por estos motivos si México se viera obligado a dejar de comerciar con Estados Unidos, las empresas mexicanas estarían limitadas por la poca capacidad de nuestros puertos marítimos para enviar sus productos al exterior, ya que esta es solo una fracción de la capacidad de procesamiento de mercancías en los puertos fronterizos con Estados Unidos.
La evidencia perfecta ante esta situación es el efecto colateral que ha generado la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la cual está provocando que varias empresas estadounidenses hayan reemplazado proveedores Chinos con proveedores Mexicanos para darle la vuelta al 10% de aranceles impuestos por Estados Unidos a productos Chinos equivalentes a 250 mil millones de dólares.
Según la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, si la guerra comercial entre Estados Unidos y China se prolonga, de los 250 mil millones de dólares interpuestos en aranceles a productos Chinos, el 12% de la producción de esos productos se quedarían en China, el 6% regresarán a Estados Unidos, mientras que el 82% restante se dividirá entre otros países, principalmente entre Canadá, la unión Europea y México. Por lo que en los próximos meses escucharemos de nuevas inversiones como resultado de esta relocalización de las cadenas de suministros.
En conclusión, simplemente no dejaremos de depender de Estados Unidos, ni siquiera en el largo plazo, sencillamente su economía es demasiado grande como para desperdiciar la oportunidad de comerciar con ellos, y nuestras economías se encuentran demasiado integradas. Al grado que hemos generado una interdependencia entre ambos países. Nuestro grado de integración económica es tan elevado, que surgen oportunidades hasta cuando no las buscamos y nuestra búsqueda del mercado Chino, podría acercarnos aún más con Estados Unidos, ya que la mayoría de las empresas Chinas que en este momento están interesadas en invertir en México, es con la intención de exportar sus productos hacia Estados Unidos.
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