El martes pasado la reserva federal de Estados Unidos redujo en 0.5% su tasa de interés como respuesta a la emergencia del Coronavirus, y las implicaciones que tendrá en su economía. Este hecho le suma presión a la ya existente tensión interna al Banco de México, para que reduzca la tasa de interés medio punto y de esta manera reactivar la economía mexicana o, en miras a una posible emergencia sanitaria, reducir su impacto.
La actual tasa de interés mexicana del 7% es una de las más altas del mundo y la más alta de los países que conforman el G20, razón por la cual se han presentado presiones internas desde antes del surgimiento del Coronavirus para que Banxico reduzca la tasa a un ritmo más rápido de lo que lo ha hecho el último año y de esta manera se reviertan las bajas expectativas de crecimiento de la economía del país; sobre todo después de que el Fondo Monetario Internacional redujera la expectativa de crecimiento de la economía mexicana para 2020 a 1%. Así, es muy probable que la presión sobre el Banco de México se incremente, incluso no nos debe extrañar si en algún momento el presidente López Obrador hace algún comentario al respecto, como lo hizo en varias ocasiones durante el año pasado.
La tasa de interés importa para el crecimiento de la economía debido a que es el indicador que determina el costo del dinero, por lo que una tasa más baja abarataría el costo de contraer créditos ya sea para que las empresas se financien o se expandan, como para que los ciudadanos accedan a mejores tasas de crédito, desde una tarjeta de crédito hasta una hipoteca. Por lo que, si los ciudadanos y las empresas adquiriéramos más productos y servicios a través del crédito, la economía en su conjunto se reactivaría.
Pero el reducir la tasa de interés de forma abrupta tiene sus desventajas. Una de ellas es su efecto en la inflación, sobre todo después de un incremento del 20% del salario mínimo. Por más que el salario mínimo siga estando a un nivel muy bajo, el incremento debe ser absorbido por las empresas o incrementar los precios de los productos y servicios, a lo que la tasa de interés al nivel en que se encuentra es una herramienta que ayuda a contener que el incremento del salario mínimo no afecte a la inflación, aun ante un descenso de los precios del petróleo a causa de la crisis del Coronavirus.
Otra consecuencia de reducir la tasa de interés es el tipo de cambio, que justo se encuentra en su nivel más bajo del último año y medio, lo que ayuda a contener la inflación debido a que el costo de las importaciones se reduce, considerando que México importa grandes cantidades de alimentos y energéticos como gasolina y gas. Un tipo de cambio bajo ayuda bastante a contener la inflación.
Cabe recordar la falta de recursos del gobierno federal a causa de la gran cantidad de capital desperdiciada en intentar rescatar a PEMEX, lo que ha provocado que se incremente el IEPS que se cobra en las gasolinas. El precio de las gasolinas no se ha visto afectado gracias a un dólar, entre comillas, barato y a los precios del petróleo que siguen bajando, pero si se reduce drásticamente la tasa de interés y en consecuencia el peso se devalúa, el gobierno federal se verá obligado a volver a incrementar el IEPS y sacrificar recaudación o incrementar el precio de las gasolinas con todas sus consecuencias que ya conocemos.
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