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El cinismo de Bonilla

De dos cero batea Jaime Bonilla, a la hora de defender la ampliación de su mandato de dos a cinco años, el cual fue ratificado...

26 de julio, 2019

Leonardo González Luna

De dos cero batea Jaime Bonilla, a la hora de defender la ampliación de su mandato de dos a cinco años, el cual fue ratificado por el Congreso local a puerta cerrada y desde el Ayuntamiento de Rosarito. Pues basta con escuchar solo unos segundos, para percibir el descarado cinismo con el que el gobernador electo, responde las entrevistas, incluso se puede percibir al no medir sus palabras en miras de defender lo indefendible.

En una entrevista ante el programa de radio El Weso, Bonilla abrió su argumento señalando “la gente votó por un cambio y no por dos años”, haciendo hincapié en lo aplastante que fue la victoria de MORENA en Baja California al ganar todos y cada uno de los puestos disputados en dicha elección.

Pero el momento más cínico de la entrevista llegó cuando justificó la ampliación de su mandato, debido a que según él, los ciudadanos que acudimos a votar no sabíamos que el periodo de la gubernatura sería solo por dos años, que la gente creía que sería una gubernatura normal (de cinco años) y que la ciudadanía no sabía que se había realizado la Reforma a la Constitución en el año 2014. Cuando Enrique Hernández Alcázar, conductor de El Weso, le preguntó ¿cuál es el periodo que indicaba la ley? Simplemente lo desvió con la frase “en la boleta no decía dos años”

En otra entrevista, ante el canal 66 de Mexicali, el reportero dirigió la atención hacia la causa del voto a favor de los diputados de oposición, en donde otra vez con respuestas cínicas desvió el tema, pero a su vez en un cierto punto, sugirió que los 16 diputados de oposición votaron a favor de la iniciativa, con la intención de conseguir una posición en el nuevo gobierno, señalando que esos diputados quedaron flotando después de la aplastante derrota en las elecciones, después de las cuales perdieron el apoyo de sus partidos y el respaldo de la ciudadanía, por ese motivo el actual Congreso del Estado está rectificando el error del anterior Congreso, refiriéndose a la Reforma del año 2014.

Si bien es de suponer, que tanto Bonilla como una parte de su partido, intentarán defender a toda costa sus acciones, que en el mejor de los casos pueden describirse como maquiavélicas con el fin de ampliar su periodo de Gobierno. Pero existen maneras de hacerlo, e incluso el abusar del argumento de que cuentan con el respaldo de la ciudadanía, la cual se expresó en las urnas al darles el triunfo de forma avasalladora, no significa que los ciudadanos que votaron por ellos les hayan dado un cheque en blanco para que hagan lo que se les antoje.

No dudo que algunos ciudadanos que votaron el pasado primero de junio, desconocieran que la gubernatura sería por dos años, pero la ley que modificó el periodo se aprobó y se publicó en el año 2014 hace casi cinco años.

De la misma manera, en el momento en que Bonilla se registró como candidato, la convocatoria a elecciones especificaba el periodo de dos años. Las reglas estaban claras cuatro años antes de que iniciara el proceso electoral, y solo se tornaron dudosas cuando MORENA presentó sus intentos para modificarlas en medio del proceso electoral. Hoy las elecciones ya pasaron y tal como Jaime Bonilla lo indica, ganó con más de la mitad de los votos, y dichos votos le darán legitimidad a su gobierno, pero ese respaldo sólo significa que el pueblo de Baja California lo eligió para gobernar el Estado por el periodo por el cual fue electo, esa es la voluntad del pueblo expresada en las urnas.

También es verdad que el pueblo votó por un cambio, pero la marranada legislativa que Bonilla intenta defender es justo lo contrario, si no fuera así no hubieran tenido la necesidad de realizarla en una sesión extraordinaria en medio de la noche, ni ratificarse en una sede alterna a puertas cerradas, además el presidente de la República no tendría que guardar distancia de esto, diciendo que si él lo hubiera ordenado se le caería la cara de vergüenza.

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