¡El Fin más barato del año!

Era la primera vez que iba. Todos esperábamos afuera de la tienda. Ordenados y bien portados. Faltaban unos minutos para que abrieran las puertas. Me...

19 de noviembre, 2015

 

Era la primera vez que iba. Todos esperábamos afuera de la tienda. Ordenados y bien portados. Faltaban unos minutos para que abrieran las puertas. Me pareció exagerado, sin embargo, por alguna razón me sentía emocionada y contenta. Cuando salió el empleado para subir la cortina todos nos inquietamos, nos apretamos unos contra otros tratando de ser los primeros en entrar.

Desde días antes yo ya sabía lo que quería comprar, sólo dos cosas, una televisión y una tableta, hasta hice una estrategia. Fuimos mi hermano y yo, lo cual se acomodaba perfectamente a mis deseos de compra. Le pedí que él fuera directamente por la tableta y nos veíamos en las televisiones. La idea fue genial porque las televisiones se agotaron en el acto. Yo, como pude arrastré ligeramente la caja y ya no me moví, como soldado me quedé custodiando la preciada mercancía. La TV era un regalo de los hijos para mamá y la tableta era para mí.

Comprar tiene mucho simbolismo, es más allá del producto. En este caso es un regalo. Los regalos están envueltos en emociones festivas y de alegría.

Un regalo de los hijos para la mamá, es un compartir, es un dar amor, es un bienestar, es ver la alegría en el rostro querido de la madre y la satisfacción del hijo. 

Ciertamente sólo lo he disfrutado en esa ocasión, con esa magia de lo desconocido y la emoción de lograr el mejor descuento. Sentí como si fuera una noche especial. Tal vez como cuando llegaban los reyes magos y nos dejaban el regalo bajo la cama.

Así, cargando los productos llegamos a la casa. La TV quedó guardada, pendiente para el otro día. Esa noche me sentía feliz. Dormí con la tableta en mano, una vez habilitada, como si tuviera conmigo varios días. El gusto me duró por mucho tiempo.

Por eso gastar es tan atractivo, da a la persona una sensación de bienestar y poder. De obtener el objeto deseado.

Al día siguiente seguía yo contenta y emocionada, a pesar de la desvelada, estaba como castañuela, lista para desempacar el regalo y colocarlo en su lugar. Mamá esperaba paciente, en su mirada se notaba la expectativa de ver sus juegos de futbol en tamaño gigante, mientras nos decía: “ahora sí voy a alcanzar a ver la pelota”. Y nosotros le presumíamos la gran compra: “Mamá, la conseguimos con un gran de descuento”

Comprar requiere habilidad, conciencia y dinero. Comprar por comprar, puede ser un mal presagio. Los problemas vendrán más adelante, en enero o febrero, cuando las cuentas empiecen a llegar, se sabrá si los gastos efectuados se hicieron con los pies en la tierra, o guiados por la emoción. También hay que prestar atención a los pagos de dieciocho meses, llegará el próximo “buen fin” antes de haber liquidado la deuda de este año.

Gastar en aquello que se necesita aprovechando las ofertas, los pagos sin intereses y el aguinaldo de fin de año, puede ser una gran opción si se actúa con apego a las necesidades del hogar y con ecuanimidad.

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