¿Le gusta a usted el edificio de la imagen?
Lo malo es que también les gusta a las autoridades de la ciudad de México.
Tanto se ha hablado de la famosa “mafia del poder” (que por cierto, no tiene nombres ni apellidos), ¡y resulta que uno de los baluartes mafiosos más enraizados, lo encontramos en el gobierno de la CDMX!
Uno de los mecanismos favoritos de los gobernantes capitalinos, es el siguiente:
De la misma manera que los secuestradores primero estudian a sus víctimas para escoger el momento idóneo de su plagio, las autoridades estudian terrenos, casas y edificios aparentemente abandonados o sin dueños visibles, para decidir si siguen hacia el siguiente paso para clavárselos.
El Registro Público de la Propiedad , el Archivo de Notarías y la Tesorería entre otras dependencias, son parte del mismo gobierno capitalino, y en consecuencia, abren sus puertas, y sobre todo, sus archivos y registros para que los buscadores de inmuebles para el gran negocio de robárselos, averigüen la situación de las propiedades codiciadas, con la mayor precisión posible.
Si los buscadores de datos inmobiliarios a las órdenes del gobierno de la ciudad consideran que se puede pasar de la investigación a la acción, y si no está ocupado totalmente por inquilinos, o mejor aún, si están vacíos, pasan a la etapa de las invasiones.
Las autoridades del gobierno de la CDMX, estan estrechamente vinculadas con organizaciones del crimen organizado tales como Asamblea de Barrios, Frente Popular Francisco Villa o Antorcha Campesina entre cuyas filas abundan individuos dispuestos a apoderarse, incluso por la fuerza, de terrenos, casas y edificios.
Si tras la invasión no aparece algún agraviado que intente defender su propiedad, las autoridades dejan “añejar” su presa con toda la paciencia de quien se sabe dueño de todas las instancias a las que tienen que acudir los propietarios victimas de despojos como estos.
En caso que un dueño “latoso” presente o intente presentar una denuncia ante el Ministerio Público, comienza su viaje interminable “de Herodes a Pilatos”; de ventanilla en ventanilla.
En muchas oficialías de partes (encargadas de recibir los escritos ciudadanos), se niegan incluso a recibir y menos aún a sellar de recibidos los escritos conteniendo denuncias, demandas, súplicas, ruegos y peticiones.
Las autoridades capitalinas son expertas consumadas en cumplir y hacer cumplir el artículo 8º constitucional al pie de la letra.
El dichoso artículo dice así:
Artículo 8o. “Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.”
Aquí es donde los ciudadanos comienzan a aprender la conjugación de los verbos y demás giros de la gramática y la semántica.
El primer párrafo dice que EN EL FUTURO, esos funcionarios y empleados públicos RESPETARÁN el derecho de petición.
Claramente dice que esos funcionarios y servidores cumplen su obligación constitucional con tan sólo emitir un acuerdo escrito, y sanseacabó.
Estan obligados a responder en un futuro NO ESPECIFICADO.
La respuesta no es lo mismo que la solución; solución que por supuesto, difícilmente o nunca llega.
Como es natural, mientras los invasores permanezcan en su casa o edificio, los dueños no pueden darles mantenimiento.
Y aquí es donde las autoridades del gobierno del Distrito Federal, hoy CDMX, le abren un expediente de expropiación por causa de utilidad pública porque su edificio es una ruina; una ruina ocasionada por las mismas autoridades bajo cuyos auspicios son invadidos los inmuebles…
Según la Ley Federal de Expropiación, se debe pagar a los expropiados el valor comercial de sus propiedades; PEEEEROOO…
Las mismas autoridades que han ocasionado la ruina de los edificios o casas en cuestión, regatean el valor comercial de los inmuebles, argumentando que su valor comercial es casi nulo, por el mal estado en que se encuentran.
Las mismas autoridades que le echaron el ojo a una casa, terreno o edificio, son las que ocasionan su deterioro hasta arruinarlos; y son las mismas autoridades las que regatean las indemnizaciones por expropiación, argumentando el deterioro que ellas mismas ocasionaron, con el objeto precisamente de abaratarlos.
¿Recurrir al juicio de Amparo?
Irónicamente, el juicio de Amparo es uno de los procedimientos más complicados y costosos que existen.
Por si esto no fuera suficiente horror, los jueces y magistrados del Poder Judicial Federal, lejos de amparar a los desventurados que creen en el estado de derecho y la dizque “cuarta transformación”, se desengañan al ver que la justicia se subasta al mejor postor.
Lo que estoy describiendo aquí, no trata de casos aislados; en la ciudad de México existen 18,000 inmuebles invadidos.
Semejante epidemia de despojos no podría ser el negociazo que es, sin la participación cómplice directa del gobierno capitalino, y sus aliados del Poder Judicial y de las procuradurías.
¿Cuáles son los escenarios?
Si los agraviados que deciden defender sus derechos no se cansan de los ires y venires a traves del laberinto burocrático de la corrupción, corren el riesgo de hacer enojar a las autoridades que pueden cobrarle recargos y multas por concepto de prediales no pagados, o por derechos de agua o consumo de energía eléctrica y hasta aplicarle la extinción de dominio y confiscárselo con cualquier pretexto, que para eso sobran las excusas.
Si no se lo pueden apropiar, se lo expropian; y si no pueden expropiarlo, se lo confiscan; y si no pueden confiscárselo, le dejan adentro a decenas o cientos de invasores a los que la Señora Sheinbaum al igual que sus predecesores o quienes la sustituyan, le dice a los agraviados que no puede desalojar sus edificios, terrenos o casas, PORQUE NO PUEDE OBEDECER SENTENCIAS JUDICIALES QUE AFECTEN “UN TEMASOCIAL”
De manera que la defensa de los derechos humanos de propietarios atropellados, topa con la sensibilidad social de la jefa o jefe de gobierno en turno, mientras el tiempo corre siempre a favor de los ladrones disfrazados de servidores públicos.
El gobierno de la ciudad de México, en lo que de robo de inmuebles se trata, se parece a Jalisco, que nunca pierde, y cuando pierde, arrebata.
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