Signos de NINGÚN cambio

Cuando Francisco I. Madero, alias “el presidente mártir”, (1) aceptó los términos plasmados en los convenios de Ciudad Juárez...

1 de agosto, 2018

Cuando Francisco I. Madero, alias “el presidente mártir”(1), aceptó los términos plasmados en los convenios de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911(2), él mismo traicionó al movimiento revolucionario que lo había llevado a la victoria electoral y militar.

Las dos principales estupideces o traiciones por las que Emiliano Zapata desconoció a Madero como líder de la revolución y como presidente de la república, fueron las siguientes:

1.- Haber permitido que Porfirio Díaz le impusiera la condición de aceptar un interinato del Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra, en vez de que Madero hiciera valer el respeto a su triunfo electoral en las urnas y en el campo de batalla, y en consecuencia, asumir directamente la presidencia de la república para la que había sido elegido.

2.- Haber decretado la disolución del ejército revolucionario, echándose automáticamente en brazos del ejercito porfirista; razón por la cual, Emiliano Zapata lo desconoció expresamente por traidor en el Plan de Ayala.

¿Se imagina usted si encima de empinarse de semejante manera en Ciudad Juárez, Maderito le hubiera pedido a Porfirio Díaz que asistiera a su toma de posesión para que le transmitiera la banda presidencial como invitado de honor?

¿Se puede usted imaginar a Madero visitando el Palacio Nacional a invitación del dictador oaxaqueño, y tomándose retratitos tiernamente tomados de la mano en cordial saludo, como sucedió entre el Peje y Peña Nieto en días recientes?

Han transcurrido 107 años desde que Madero se puso a bailar al son que le tocaron “los vencidos” porfiristas…

Después del pasado 1º de julio, parece que el Peje ha comenzado a bailar al son que le estan tocando sus compañeritos de alma mater: sus excompinches priistas “vencidos”.

Si las apariencias coinciden con la realidad, tendríamos que creer que López Obrador ha ganado las elecciones presidenciales, venciendo por indomable perseverancia, por su chula cara y su carisma tropical, a toda la mafia del poder y sus huestes oscuras.

Tendríamos que creer que en un país donde la mafia del poder y sus huestes oscuras pudieron asesinar a Luis Donaldo Colosio (y no pasó nada), en un país en el que, durante el último proceso electoral fueron asesinados más de 125 candidatos (y tampoco ha pasado nada), López Obrador ha podido sobrevivir sin escolta alguna ni protección oficial, y sin pactar nada con nadie…

Tendríamos que creer que, en un país donde la mafia del poder y sus huestes oscuras le “escamotearon” el triunfo al tabasqueño en 2006 y 2012, de repente “no se atrevieron” a mandarlo “a la chingada”, como había anunciado López Obrador literalmente que se iría si no ganaba esta vez…

Así las cosas, ya presenciamos la cordial, protocolaria y amistosa visita que le hizo López Obrador al “corrupto” Peña Nieto(3) en Palacio Nacional, como si el virtual presidente electo nunca hubiera dicho madre y media del hijo expredilecto del grupo ATRACOmulco.

Si las cosas siguen como comienzan a pintar, no sería de sorprenderse que el acta final del proceso de “entrega-recepción” sea firmada por Virgilio Andrade Martínez (el implacable investigador de la Casa Blanca de Sierra bien Gorda), y que AMLO la confirme sin hacer olas.

¿Qué sigue después de que AMLO reciba su constancia de mayoría, declarándolo presidente electo?

Debe llevarse a cabo legal y formalmente el procedimiento de entrega/recepción, y finalmente, la ceremonia oficial de aceptación y protesta del cargo de presidente constitucional.

Si  asiste a la ceremonia el EXPRISIDENTE Peña Nieto ataviado con la simbólica banda presidencial, y en compañía de su banda de PRIsidenciales colaboradores, estaremos viendo un inequívoco signo de que ningún cambio ha ocurrido, y como dijo Don Teofilito: ni ocurrirá (cuando menos, no con el señor López).

El próximo primero de diciembre puede ser un parteaguas de a de veras o degenerar en un espectáculo más, en el que el presidente entrante recite como cotorra la cantinela aquella de que “si así no lo hiciere, que la nación me lo demande (SI ME ALCANZA)”…

Si López Obrador de verdad no es resultado de una catafixia priista, debería asegurarse de que, además de no ser un palero, SE NOTE CLARAMENTE que no lo es.

¿Cómo?

Apegándose al pie de la letra al artículo 87 de la Constitución de acuerdo con el cual, Peña Nieto nada tiene que andar haciendo en el Congreso de la Unión donde el pueblo mexicano no solamente celebrará su victoria con AMLO, sino la derrota del PRIsidente indespeinable.

Si Obrador es de a de veras, Peña Nieto NADA tiene que transmitirle y NADA tiene que hacer en el Palacio de San Lazaro el 1º de diciembre.

AMLO debe acatar a pie juntillas lo que dijo el pueblo en las urnas el 1º de julio:

Fuera Peña y fuera el PRI.

Invitar a Peña Nieto a NO asistir NO es ninguna grosería.

Prescindir de la presencia de Peña Nieto el 1º de diciembre, enviaría un signo de cambio sin precedentes en la larga historia de complicidades y caravaneos entre cómplices que se pasaban el hueso entre la misma familia robolucionaria cuando el PRI no comparsas tenía ni las necesitaba.

La entrega de la famosa banda presidencial que ceremoniosamente se quitaba el presidente saliente para que frente a los aplaudidores se la pusiera el entrante, NO forma parte de la aceptación y protesta del cargo según lo ordenado en el artículo 87 de la constitución federal.

Esa parte de la ceremonia enviaba un mensaje de continuidad, porque la banda presidencial transmitida por el saliente al entrante, significaba la entrega de una estafeta entre miembros de la misma “banda delictiva presidencial” como primer fruto de un pacto de impunidad.

Si para el 30 de noviembre subsiste cualquier duda (aun la mínima) sobre el estado que guarda la administración pública federal, López Obrador debe hacerlo saber en red nacional por televisión y radio, anunciando las medidas que tomará a partir del 1º de diciembre, para que las cuentas cuadren; porque México tiene que transformarse en un país donde lo que se promete, se cumple; lo que se dice, se hace, y el que la hace, la paga.

Dejar pasar esta oportunidad de deslindarse jurídica, política, moral e históricamente del desprestigiado y repudiado régimen de Peña Nieto, equivaldría a repetir la claudicación de Madero en los convenios de Ciudad Juarez de 1911; y sería signo inequívoco de que Obrador no representa ningún cambio.

____________________________

  1. “presidente mártir”. Apodo con el que se conoce a Francisco I. Madero, cuando lo cierto es que el tambien apodado “apóstol de la democracia” renunció a la presidencia para salvar el pellejo, a diferencia de Salvador Allende, que murió en su sitio, como presidente de Chile, cuando fue traicionado por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
  2. Convenios de ciudad Juárez. Fueron los acuerdos del 21 de mayo de 1911, impuestos por Porfirio Díaz a Francisco Madero, que fueron repudiados por Emiliano Zapata en el Plan de Ayala, donde el caudillo del Sur desconoció a Madero como líder de la revolución y como presidente de la república.
  3. “Peña Nieto es un corrupto”. Fue lo que respondió López Obrador al periodista Jorge Ramos en una entrevista que puede verse en YouTube a la fecha.
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