Perros flacos y peces gordos

¿Quién es Juan Sánchez? ¡Cómo podrían los ciudadanos pendientes de la procuración de justicia en la gran cuarta transformación del dinosaurio camaleónico, no saber quién...

8 de mayo, 2019

 

¿Quién es Juan Sánchez?

¡Cómo podrían los ciudadanos pendientes de la procuración de justicia en la gran cuarta transformación del dinosaurio camaleónico, no saber quién es nada menos que Juan Sánchez!

Juan Sánchez  es el primer detenido en relación con los coscorrones propinados a la periodista Lydia Cacho por andar de aguafiestas denunciando  como delito la pederastia y la pornografía infantil.

¿Por qué digo aguafiestas?

Porque, por si no se han dado cuenta, la pederastia va en camino de legitimarse como estimulación temprana, para implantar la ideología de género en los ninos desde antes del kínder garten.

La pornografía infantil, gracias a la transformación semántica del lenguaje políticamente correcto,  muy pronto será vista como programa de motivación vocacional para encontrar nuevos valores cinematográficos.

 

Pero volviendo al importantísimo caso de la periodista Cacho, hay que decir que jurídicamente, la acusación por sí sola, no debería preocupar demasiado a los abogados defensores del Camello Nacif, el Gober Precioso y Adolfo Karam Beltrán, que fungió como subsecretario de Seguridad Publica durante el sexenio de Mario de tin Marin  cuando  los demonios del edén se adueñaron de  Puebla de los Ángeles.

Durante la lidia judicial de los coscorroneadores de la señora Cacho, puede suceder que se despenalice la pederastia, la pornografía infantil, el incesto, el adulterio, el estupro, el hostigamiento sexual y demás delitos, para declararlos deleites admisibles.

En un muy breve lapso de tiempo, este caso con el que se distrae a la opinión pública, puede diluirse y  cambiar los papeles de los protagonistas, y si no, bastaría con preguntarle a Isabel Miranda de Wallace, que en lo que va del sexenio está pasando de  ser adalid contra  el secuestro, a perjura, torturadora y villana de su propia  historia.

En estos últimos días, toda la atención (o casi) se centra en el Gober Precioso y sus amigos que, de pura casualidad,  pudieron esfumarse, porque ¡oh sorpresa!, las honestas  autoridades de a 4T,  durante los primeros quince días a partir de librarse la orden para su aprehensión,  olvidaron boletinarlos con INTERPOL,  gracias a lo cual, Marín y sus cuates se convirtieron en fantasmas.

Mientras esta telenovela se desenvuelve con su cortina de humo, su majestá  el Peje, nada ha dicho sobre consultar al pueblo bueno y sabio sobre el enjuiciamiento de sus antecesores y colegas cuyas efigies engalanan estas líneas.

A ver cuando su majestá tiene a bien informarnos  qué dice su dedito sobre el enjuiciamiento de sus colegas expresidentes.

Una de las muchas inconsistencias que no me cuadran, es que el Peje hable y hable del cochinero que asegura a voz en cuello,  que le dejaron los  neoliberales, pero  no haya  hecho absolutamente nada para que respondan de sus delitos.

Si de transformación y cambio de régimen se tratase,  Don Peje debería presentar una reforma al artículo 14º Constitucional,  para que los presidentes y expresidentes de la república, respondan de manera retroactiva e imprescriptible de todas sus acciones y omisiones.

Con una reforma constitucional como esta; de a de veras, ninguno de estos individuos  quedaría  impune permanentemente.

Si los expresidentes y sus secuaces se han enriquecido a costa del erario, sus delitos no prescriben por una sencillísima razón:

Los bienes públicos NO pueden adquirirse y no prescriben.

Bastaría con comprobar que las cuentas  no cuadran;  que cualquier expresidente (y de ahí para abajo) que tenga un patrimonio superior a lo habido en el ejercicio de su servicio público, debe  considerarse como teniendo posesión de recursos públicos, y en consecuencia,  procedería  invariablemente la confiscación y el encarcelamiento.

El Peje Lagarto se autoproclama adalid de la cuarta transformación,  aunque no nos haya explicado en que consistieron según él las tres anteriores.

Si en verdad pretende un cambio de régimen, semejante meta no se va a lograr por cambiarle de nombre a la PGR que ahora es FGR; o por  cambiar  un aeropuerto de lugar,  comprar  camiones  invisibles para combatir el huachicol, o pretender  vender un avionzote que ni nos pertenece.

La ju$ticia a la mexicana ha detenido (con bombos y platillos) a Juan Sánchez, ex jefe de mandamientos judiciales del  gobierno de Puebla,  cargándole un buen  Cacho de pulgas como el perro flaco que es; mientras el gober precioso, el Camello Nacif  y el paisano Karam se suman a la impunidad de la 4T que gozan Salinas, Zedillo, Foximiliano, Calderón y Peña Nieto, porque el dedito del Peje Lagarto no quiere confrontaciones, y menos, con los peces gordos.

La cuarta transformación (hasta ahora), le viene haciendo lo que el viento a San Juárez,  cuyo parecido físico  con el Gober Precioso le inspira a Don López, una especie de temor reverencial.

Perros  flacos pagando platos rotos, y peces gordos  muriéndose de risa,  son los frutos innegables del gran Movimiento de Renegociación Nacional.

Pero días vendrán…

 

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