Decir que el crimen organizado está estrechamente ligado al poder político, es una perogrullada (1).
Mucha gente piensa que el matrimonio de conveniencia entre los delincuentes y nuestros gobernantes, se limita al tema del narcotráfico.
No es así.
Basta darse una vuelta por alguna céntrica Delegación en la ciudad de México, para darse cuenta de la gran cantidad de inmuebles que se encuentran invadidos por agrupaciones muy bien organizadas, como Asamblea de Barrios, Vanguardia Ciudadana o Frente Popular Francisco Villa, entre otras.
Semejante industria, no podría sobrevivir sin el patrocinio encubierto de las autoridades.
¿Cómo es posible que viviendo en un “estado de derecho”, cada vez con más frecuencia puedan verse invasiones de casas y terrenos a ciencia y paciencia de las autoridades?
En este punto, debo hacer una precisión:
Las invasiones no ocurren a ciencia y paciencia de las autoridades, sino bajo su autoría intelectual y con su protección.
Desde el año 2000 las invasiones han proliferado, el negocio inmobiliario de invasiones permitidas y toleradas (2) por la Delegación Cuauhtemoc, se incrementó de forma escandalosa.
La flagrancia es tan descarada, que los líderes de los invasores se dan el lujo de proclamar su participación delictiva en mantas que colocan en la fachada de los edificios que controlan o en pintas que realizan en las fachadas comentando: “Predio protegido por Asamblea de Barrios”; lo que realizan con total impunidad a sabiendas de que la autoridad no los perseguirá y mucho menos los castigará.
Recién concluida la jornada electoral del pasado primero de julio, diputados electos mandaron pegar sobre las fachadas de los edificios invadidos en su feudo distrital de Cuauhtémoc, cientos de panfletos agradeciendo los votos de sus apreciables invasores, en lo que es evidencia de un “quid pro quo” (3) innegable.
Las autoridade$ del $i$tema de dizque protección civil, ya no reparten DESPENSAS como antiguamente lo hacían para comprar votos; ahora reparten DISPENSAS para delinquir a favor de sus invasores de inmuebles.
Esto evidencia claramente la impunidad con la que actúan ante la paciente mirada de la autoridad sin cuya inactividad complicitaria, no podrían prosperar como lo hacen.
Hay numerosos edificios pericialmente dictaminados como de ALTO RIESGO, que se encuentran invadidos; sin embargo, las autoridades de dizque protección civil, no cumplen con su función primordial, que según el artículo 2º de la Ley del Sistema de Protección Civil, es la preservación y protección de la vida humana. Sin embargo, ni el jefe de gobierno, ni la Secretaria de dizque protección civil, ni las autoridades delegacionales, mueven un triste dedo para proteger a nadie que no sean sus propios bolsillos.
Los edificios calificados de ALTO RIESGO, deberían ser desalojados de inmediato, para evitar la pérdida de vidas humanas.
¡Pero adivine usted qué!
Las autoridades hacen la vista gorda, porque utilizan a los invasores de edificios, casas y terrenos, como carne de cañón para mantener la posesión ilegal de muchos inmuebles, esperando el momento oportuno para “amachinárselos”.
Las autoridades del $i$tema de dizque protección civil, nada más protegen sus propios intereses inmobiliarios.
Los inmuebles invadidos con la connivencia de las distinguidas y honorables autoridades, cumplen una doble función:
Son viveros electorales (porque los invasores votan por quienes los solapan), y son reserva territorial para la gran inmobiliaria clandestina donde los accionistas son verdaderamente miembros de una Suciedad Anónima de Capitán Variable (literalmente).
El sismo del 19 de septiembre de 2017, puso de manifiesto la extendida y arraigada corrupción que corroe toda la administración pública de la hoy CDMX.
Los servidores públicos capitalinos, se sirvieron con la cuchara grande, y se entregaron como zopilotes a la rapiña de donativos, ayudas, patrocinios, fideicomisos, y demás recursos económicos, y de paso, (claro está), organizaron operativos para “a$egurar” otros edificios, casas y terrenitos como un complemento de sus ahorros para el retiro.
Si un edificio invadido se desploma sobre los desdichados que lo habitan, a las distinguidas autoridades les conviene, porque los muertos no cobran participaciones de las ganancias obtenidas.
Además, si hay muertito$, pueden cargárselos a los infelices dueños, que ante la amenaza de ser encarcelados por “homicidas”, se resignan a perder sus propiedades.
Los propietarios que tienen la mala suerte de caer víctimas de la organización criminal inmobiliaria en la que participan de la mano las autoridades como ordenadoras, y los invasores materiales como ejecutores, se enfrentan a una hidra corrupta de numerosas cabezas:
Todas las denuncias penales se van derechitas al cajón de los olvidos.
Las peticiones de desalojo y demolición son burladas, evadidas, “canalizadas” y mandadas a la congeladora de lo que elegantemente se llama “negativa ficta”, que quiere decir: Si no te pelo en cuatro meses, significa que ni te voy a pelar…
El famoso derecho de petición consagrado en el artículo 8º de la señora Constitución, es interpretado por las autoridade$ de dizque protección civil de tal manera, que ellas consideran que lo cumplen con dar cualquier respuesta escrita, aunque sea llena de incoherencias; cuando la UNICA RESPUESTA debería y debe ser, la de PROTEGER LA VIDA HUMANA CON ACCIONES CONCRETAS QUE LES ORDENA LA LEY.
Las distinguidas señoras autoridades delegacionale$, las del INVI y las de la flamante CDMX, recurren a las expropiaciones de inmuebles, apergollando a los dueños con indemnizaciones irrisorias, cuando la Ley de Expropiacion ordena que se pague el valor comercial real de las propiedades expropiadas.
La razón por la cual no cumplen con la obligación d pagar el valor comercial por las expropiaciones, es que “no les $alen las cuenta$” conforme a $u$ calculo$ de co$to/beneficio.
Las consultas; las gestiones; las súplicas; los enojos; las exigencias; los reclamos…todo se desvanece en el laberinto de evasivas burocráticas que constituye todo un sistema perfectamente orquestado para cansar a los ciudadanos afectados, hasta que se resignen a ser robados y despojados, y “dejen de fregar”.
Las interminables filas y antesalas transitadas por las víctimas de esta Inmobiliaria CDMX Suciedad Anónima, no son un caso aislado de ninguna manera. Son el pan nuestro de cada día.
He tenido oportunidad de leer los “acuerdos” recaídos a las peticiones de desalojo y recuperación de inmuebles invadidos que además son de ALTO RIESGO, y son verdaderos cantinfleos, cargados de dizque tecnicismos, excusas, pretextos y largas…
Traducido a buen romance, la constante evasión de las autoridades de dizque protección civil, el INVI (SIBLE) Instituto de la Vivienda; la jefatura de gobierno, la PGJDF y demás instancias de servicio público, se condensa en una sola respuesta:
“NO OIGO, NO OIGO, SOY DE PALO; TENGO OREJAS DE PESCADO.”
______________________
(1) Perogrullada. Nombre femenino
Afirmación que resulta superflua o simple por encerrar una verdad muy evidente.
“es una perogrullada decir que un análisis sociológico debe desembocar en un cuadro de conclusiones sociológicas”
(2) Tolerar y permitir asentamientos humanos en sitios de alto riesgo, es un delito previsto en el artículo 259, fracción IV bis del Código Penal del Distrito Federal.
Pero como letra muerta, no hay un solo delegado, ni un solo director de dizque protección civil, ni un jefe de gobierno desaforado por tolerar y permitir esos delitos. ¡Qué casualidad!
(3) Quid pro quo. Yo te rasco, tú me rascas. Tú invades, yo te solapo, pero tú votas por mí.
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