No vale nada la vida

Uno de los más grandes negocios inmobiliarios florecido a raiz de la corrupción rampante que existe en la ciudad de Mexico, es el de la...

13 de febrero, 2019

Uno de los más grandes negocios inmobiliarios  florecido a raiz de la corrupción rampante que existe en la ciudad de Mexico, es el de la especulación con las leyes que regulan la dizque proteccion civil.

¿Qué cambios y mejoras pueden esperarse ahora que la cuarta transformación proclama su llegada al ex Distrito Federal por conducto de su segunda jefa de gobierno?

(Ojala que la segunda jefa de gobierno, no salga como la  PRImera; ¿verdad, Chayo?)

Según la ley promulgada para proteger ante todo la vida de los capitalinos, la principal prioridad es la prevención.

Sin embargo, la ciudad de Mexico esta plagada de edificios y casas dañados severamente por el sismo del 19 de septiembre del 2017.

Las autoridades de la capital de la república, han encontrado una combinación democratica invencible para asegurarse miles de votos sin tener que gastar un solo centavo en tortas y refrescos para poblar sus mitines con hordas aplaudidoras y porristas con pancartas de agradecimiento por la dotación de muriendas (1) ni tan dignas ni tan decorosas.

La cosa es mas sencilla que en la Sección Amarilla.

Si lo que abunda en la CDMX son proles, ninis y personas en situación de calle (como se dice elegantemente para referirse a los olvidados y desposeidos), ¡qué mejor idea que ponerlos a trabajar para la noble causa del desarrollo inmobiliario “informal”!

Solo hace falta reclutar ex convictos, vagos, malvivientes, tragafuegos, franeleros u otomíes recién llegados a la capital, para hospedarlos sin costo alguno, aunque a costa de sus propias vidas, en inmuebles dañados por los sismos, de manera que los ejecutivos de la Inmobiliaria Proteccion Civil CDMX S.A. de C.V., se aseguren una vasta reserva territorial.

El siguiente paso, después de invadir inmuebles dañados, es escudrinar en el Registro Publico de la Propiead y enla Tesoreria capitalina, para encontrar la mejor forma de apoderarse de edificios, casas y terrenos sin que los dueños legitimos se enteren o si se enteran, todos sus intentos por hacer valer sus derechos, topen con la inexpugnable pared de la burocracia entrenada en desoír y desatender todo reclamo ciudadano.

Como los infames fariseos, las autoridades capitalinas son expertas en dar respuesta ESCRITA (si acaso) a todas las súplicas, ruegos, peticiones y reclamos de la ciudadanía.

PERO  dar respuesta no es lo mismo que DAR SOLUCION.

Para encontrar $olución, ya e$ otra co$a…

Mientras las autoridades investigan sobre la mejor forma de atiborrarse los bolsillos de sacos y pantalones  con fajos de billetes a costa de los indefensos dueños de inmuebles dañados,  la maquinaria del “vuelva manana” funciona con precisión y exactitud inexorables sabiendo de antemano que los latosos ciudadanos siempre terminan por cansarse y resignarse a perder sus propiedades.

¿A usted le ha servido de algo la Constitución Politica de la Ciudad de Mexico?

¿Ha tenido la paciencia de asomarse a leerla?

En lo personal, como abogado, puedo sostener  con conocimiento de causa y fundamento jurídico  que la desaparición del Distrito Federal y su transformacion en “ciudad federativa”,  fue una violación flagrante del artículo 43 de la Constitucion Federal, y una fuente de jugosos ingresos para los pavorreales que ahora pueden ufanarse de ser “constituyentes”…

¡CONSTITUYENTES A COSTA DE LOS CONTRIBUYENTES!

Tan inoperante como nuestras constituciones (federales y federativas), es el Código Penal de la hoy CDMX.

Su  artículo 259, fraccion IV Bis es un monumento al desprecio de las autoridades por lavida de sus gobernados:

ARTÍCULO 259. “Comete el delito de ejercicio ilegal de servicio público, el servidor público que:

IV Bis. Teniendo la obligación de custodiar, vigilar y evitar el asentamiento humano en zonas dictaminadas como de ALTO RIESGO, autorice, permita o tolere la existencia de los mismos;”

Basta darse una vuelta por la hoy denominada alcaldia de Cuauhtemoc, para darse cuenta de la cantidad de inmuebles dañados por  el último macro sismo, que se encuentran invadidos  hasta con dedicatoria.

Dedicatoria, porque en algunos casos, aparecen los nombres de los líderes que pastorean a los desposeídos que se juegan la vida como carne de cañón, para beneficio de los proyectos inmobiliarios de alcaldes, secretarios,  jefes de gobierno, asambleístas, y toda la fauna que sigue rigiéndose por aquel nefasto principio que cinicamente proclama que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

Conste que el alto riesgo no solamente ocurre después de los sismos, sino como en el caso del Colegio Enrique Rebsamen, se siembra desde la oscuridad gracias al otorgamiento de licencias de construcción concedidas  gracias a que las normas  de protección civil,  reglamentos de construcción y demás leyes, están diseñadas y redactadas con infinidad de ambigüedades que permiten la discrecionalidad criminal.

¿Que importancia tiene si algunos cientos  de infelices por aquí, o algunos miles de jodidos por allá, mueren bajo el peso de los escombros en colegios de escuincles o en casas y edificios invadidos ilegalmente?

Conste que el artículo del Codigo Penal transcrito aquí, promete castigar a quien autorice, permita o tolere la existencia de  asentamientos ilegales en sitios de alto riesgo.

Pero la verdad es que las autoridades de la CDMX, no solamente autorizan, permiten y toleran las invasiones de inmuebles, sino que las promueven, las coordinan, las alientan y las encubren, haciendo literalmente imposible  la restitución de los derechos a los legítimos propietarios.

El caso del Colegio Enrique Rebsamen, al igual que los cientos de casos en que peligra la vida de innumerables seres humanos a merced de la ambición desmedida de autoridades corruptas, no ha dado lugar ni parece que vaya a darlo, a una cuarta  transformación de absolutamente nada, porque no ha ocurrido ni siquiera la primera.

Todo parece encaminado a seguir aplicando aquello de los muertos al foso y los listillos al gozo, enriquecidos hasta la  obscenidad.

Asi ocurrio en semanas recientes cuando los supuestos otomies que tenian invadidas las ruinas de la antigua embajada española del exilio, frente al Museo de Cera de la ciudad de México, después de haber sido dizque desalojados en un operativo policiaco, se reinstalaron en las mismas ruinas, a despecho de lo que diga el Codigo Penal, la  decorativa constitución de la CDMX, la Tora o el Coran.

Mientras tanto,  con la llegada de la segunda jefa de gobierno a la antigua Tenochtitlan, todo parece indicar “business as usual”.

Hasta puedo imaginarme a los desventurados propietarios de  inmuebles invadidos por  las autoridades a través de sus clientes como Asamblea de Barrios o la Pancho Villa,  yendo de ventanilla en ventanilla esperando que se cumpla aquella cantinela de “no mentir; no robar; no traicionar” …

Mientras las filas de espera  de ciudadanos  en peligro de morir o de perder su patrimonio se alargan en vez de disminuir,  un burócrata indiferente ante sus angustias,  tiene los audífonos a todo volumen,  escuchando aquella canción de José Alfredo Jiménez:

“No vale nada la vida; la  vida no vale naaaaadaaaa…”

Pero  días vendrán…

 

  1. Murienda.  Lo contrario de vivienda. Dícese de casas y edificios de alto riesgo habitados por desposeídos utilizados por autoridades corruptas para retener la po$e$ión  de inmuebles con el propósito de apropiárselos a la mala.

 

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