¿Cuántos niños y jóvenes sabrán que en México hubo una persecución religiosa de tal magnitud, que tuvimos que levantarnos en armas contra el gobierno en un movimiento popular conocido como la Guerra Cristera?
¿Quién sabrá que Plutarco Elías Calles, (fundador del PRI), mandó asesinar al padre Miguel Agustín Pro Juarez y al Ingeniero Luis Segura Vilchis, literalmente “por sus pistolas” durante la persecución contra los católicos mexicanos de 1920 a 1929?
Cada vez cobra más vigencia (lamentablemente)la frase de Porfirio Díaz que ice:
“Pobre México; tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos”.
Sin darnos cuenta, nos hemos ido amoldando a la imagen y semejanza de los modelos y parámetros importados desde el norte.
Las “grandes conquistas” impuestas al son de la agenda venida desde fuera, abarcan logros como la legalización del asesinato masivo de niños indefensos bajo la inmensa mentira de que la mujer puede disponer de la vida de un hijo, como si fuera parte de su cuerpo.
La misma agenda ha impuesto la famosa ideología de género, y el lenguaje “políticamente correcto” que, en realidad, es una forma de censura y de manipulación que busca NO decirle a las cosas por su nombre.
La “emancipación” de la mujer ha logrado desmantelar al elemento principal de la familia, como si sustituir al hombre y competir con el (hasta en el boxeo), fuera lo más natural imaginable.
El llamado “matrimonio homosexual” es otra de las “grandes conquistas” que NO son fruto de movimientos sociales espontáneos, sino resultado de imposiciones patrocinadas y promovidas nade menos que por la ONU, el FMI y el Banco Mundial.
Ni los romanos en su época de mayor depravación, cambiaron su concepto del matrimonio:
“Conjunctio maris et feminae; consortium omnes vitae; Divini et humani juris comunicatio”.
(Union de hombre y mujer; consorcio para toda la vida; comunicación del derecho Divino y el humano).
Los organismos globales, condicionan su ayuda a los países, siempre y cuando sus gobiernos impongan estas “avanzadísimas” reformas “para el bien de la humanidad”.
Así llegamos a la Navidad sin Jesús, y al “springbreak” que ha sustituido a la Semana Santa.
La Pascua ya no conmemora la resurrección de Jesucristo sino a un conejo gringo que además, es ovíparo; al igual que la Navidad conmemora el advenimiento del oso de la Coca Cola a bordo del expreso polar, amenizado por la voz de Tom Hanks.
En la religión católica, antes que celebrar con la Pascua, nuestra salvación y la resurrección de Jesucristo, (Dios hijo), conmemoramos la Pasión, de la cual, vivimos hoy el peor de los episodios; aquel donde respondimos a la pregunta de Poncio Pilatos, votando “democráticamente” por la liberación del asesino Barrabás, y por la crucifixión de Jesús.
En aquella ocasión, los humanos dijimos a voz en cuello: ¡No queremos que éste, reine sobre nosotros!
Y desde entonces nos ha gobernado el becerro de oro cuya estatua adorna nada menos que Wall Street en el corazón de Nueva York.
Hoy conmemoramos a María Dolorosa, la Madre de Jesucristo (Nuestro Señor) que al aceptar su maternidad de Dios Hijo, no consiguió renombre mundial, ni protagonismo escénico, ni alfombras rojas, o alguna senaduría plurinominal.
María supo desde el momento de Su aceptación que su maternidad no iba a ser divertida, ni ocuparía la portada del Hola, Caras, Gente y demás catálogos de la arrogancia.
Creo sinceramente que si algo le hace falta a nuestra patria, es rezar.
La comunicación con Dios no es una pérdida de tiempo ni una superchería.
Lo que es una verdadera idiotez, es poner subordinar nuestras vidas a la acumulación de tesoros bursátiles, financieros y políticos, cuya duración es más efímera que la vida de las cucarachas y las moscas.
Como mexicano católico, creo que nos vendría muy bien rescatar el sentido maravilloso de estos días, sabiendo que la mayor muestra de amor, es la de aquel que da la vida por sus amigos; como lo hizo Cristo por todos y cada uno de nosotros.
Yo no estoy limpio de pecados para tirarle piedras a nadie; y tampoco tengo autoridad moral para predicar de dientes para afuera.
Pero creo mi deber moral, invitar a detenernos un momento aunque sea, en este viernes de Dolores, para agradecer el amor incondicional de María, esa joven que veneramos en el Tepeyac y que se quedó proyectada con su imagen para consolarnos y socorrernos.
Justo es, en mi católica opinión, que este viernes en especial, la consolemos nosotros.
Estas celebraciones son de gratitud y de fe.
La invasión “kultural” gringa, nos ha hecho mucho más daño que el atraco territorial que de todas formas hemos ido revirtiendo con nuestra presencia incontenible al norte de El Río de los Regresos.
En Estados Unidos, cuya degradación nos salpica y nos contamina, han sustituido a God por Gold, y viven la bacanal que llaman springbreak.
Estos dias para los católicos, son días santos que por cierto, coinciden con las fiestas de la Pascua de los judíos que para nosotros son nuestros hermanos mayores.
¡Viva Cristo Rey!
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Viernes de Dolores
Stahringen am Bodensee
Baden Wurttemberg, Alemania
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