Justicia “Salomónica” a domicilio

La Federación Rusa acaba de reconocer Jerusalén occidental como la capital del Estado de Israel.

17 de noviembre, 2017

 

La Federación Rusa acaba de reconocer Jerusalén occidental como la capital del Estado de Israel.

Peeeeero…

¡Vladimir Vladimirovich Putin reconoció la otra mitad de Jerusalén, como la capital del estado Palestino!

Bibi Netanyahu se quedó mudo (¿de emoción?) ante la jugada del gran maestro de ajedrez cuya dedicatoria desde Moscú, tiene un impacto tan desconcertante, que el gobierno judío no ha emitido ninguna declaración al respecto, todavía.

La decisión rusa de reconocer Jerusalén Occidental como capital de Israel, viene aparejada con el idéntico reconocimiento a Palestina, sobre la fracción oriental de la Jerusalén, como su capital.

Lo anterior significa que Rusia ha asumido un liderazgo diplomático que no depende de lo que diga Nueva York ni Tel Aviv.

El reconocimiento hecho por Putin, alcanza a Palestina como un Estado soberano, cuya existencia no depende de que Netanyahu quiera o no quiera cumplir con la antigua resolución de dos Estados que la inútil ONU no ha podido imponer desde el fin de la famosa guerra de los seis días, en junio de 1967.

Mahmud Abas, el presidente de Palestina, había logrado hasta ahora ser reconocido como “non member state” de las Naciones Unidas, en lo que en su momento le ocasionó a Bibi Netanyahu un ataque de cólera (no bacterial).

Las implicaciones jurídicas y políticas de la movida rusa van más allá de un simple gesto ornamental.

Desde que Lord Balfour decidió aplicar en Medio Oriente su peculiar interpretación de los principios de Emiliano Zapata, los árabes (palestinos) se convirtieron en nómadas y refugiados.

Balfour dijo en 1915, “que había que darle esa tierra (Palestina) sin pueblo, a ese pueblo sin tierra (los judíos)”.

Pero resulta que “aquella tierra sin pueblo” estaba habitada por 700,000 palestinos, que al concluir la Primera Guerra Mundial y gracias a Inglaterra, “aprendieron lo que es amar a Dios en tierra de indios”.

La decisión rusa deja a Netanyahu sin base legal alguna para oponerse, porque la existencia de los derechos soberanos de Palestina, NO DEPENDE jurídica, diplomática, ni históricamente, de la buena voluntad unilateral del Estado judío.

Cabe destacar que una importante proporción del pueblo judío reconoce los derechos de Palestina y se opone a las políticas implantadas por Netanyahu y sus nazis.

Hay que recordar que la creación y reconocimiento oficial del Estado de Israel, tuvo lugar en la ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU, y no en el Consejo de Seguridad.

En consecuencia, NADA JUSTIFICA que los derechos de Palestina y el reconocimiento de su soberanía como Estado pleno, se haya trasladado al Consejo de Seguridad, donde el veto sistemático de Estados Unidos ha sido un obstáculo insalvable; obstáculo que además, es la causa directa del denominado “terrorismo”.

Por virtud del precedente por el cual Israel fue reconocido ante el pleno de la Asamblea General, es ante la misma Asamblea General donde debería resolverse en forma definitiva el derecho soberano de Palestina a ser reconocida como Estado pleno y miembro de la ONU.

Para explicar el fenómeno llamado “terrorismo”, debo remitirme nuevamente al Tenorio de Zorrilla donde dice:

“Llamé al Cielo y no me oyó;

Mas si el Cielo sus puertas me cierra,

De mis pasos por la tierra

Responda el Cielo, y no yo”.

Traducido al lenguaje del Medio Oriente, es un hecho innegable que, el “cielo” le cerró sus puertas a los palestinos, de manera que de sus pasos por la tierra, ha resultado el terrorismo, que es la única vía por la que pueden hacerse oír.

Irónicamente, los palestinos han tenido que revivir el alzamiento del Gueto de Varsovia en sus intifadas, durante las cuales, los palestinos inermes, han enfrentado a los tanques Panzer del ejército israelí, de la misma forma que en 1944 los judíos polacos enfrentaron en la misma desventaja ante las tropas de la Wehrmacht.

La jugada rusa de ajedrez que equipara a Israel y Palestina como Estados soberanos con idénticos derechos, reconociendo la mitad occidental de Jerusalén como capital de Israel, y la mitad oriental como capital del Estado Palestino, tiene un efecto múltiple, que excede los límites de la antigua ciudad sagrada.

Reconoce los derechos históricos de los palestinos sobre la parte oriental de Jerusalén, pero además, reconoce de manera inequívoca la soberanía plena de Palestina como Estado nacional; como país independiente.

La maniobra diplomática implementada por la mancuerna Putin/Lavrov, es, en mi opinión, un verdadero acto de justicia Salomónica a domicilio.

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  1. Justicia Salomónica.

En el Libro de los Reyes, (3: 16-28), se narra el siguiente episodio de la vida del Rey Salomón:

Dos madres se disputaban la maternidad sobre un niño. El hijo de una de ellas, había fallecido y ambas aseguraban ser la madre del sobreviviente.

Ante la insistencia categórica de ambas mujeres, el Rey Salomón ordeno partir al niño por la mitad y dividirlo entre ambas.

Al final de cuentas, el rey ordenó entregarlo a la mujer que prefirió que la otra se lo quedara, antes que verlo partido en dos.

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