El patriarca López

El PES idente (1) Andrés Manuel López de Macuspana, quiere derogar los artículos constitucionales que establecen la separación entre Iglesia y Estado; lo hace (como...

20 de diciembre, 2019

El PESidente (1)  Andrés Manuel López de Macuspana, quiere derogar los artículos constitucionales que establecen la separación entre Iglesia y Estado; lo hace (como acostumbra), tirando la piedra pero escondiendo la mano detrás de la senadora zacatecana Soledad Luévano, comisionada para “actuar por su cuenta”.

(Es el mismo modus operandi que el utilizado por López Obrador para su experimento en Baja California con Jaime Bonilla, con vistas a prorrogar su sexenio más allá del 2024, sin violar técnicamente el principio de la no reelección).

La iniciativa de López Obrador, acata los designios de la infiltración evangélica extendida por el Istmo de Tehuantepec a través del Instituto Lingüístico de Verano, con el propósito de que los Estados Unidos logren apoderarse de esa parte de nuestro territorio, y construir ahí por fin, un canal interoceánico de más fácil y costeable operación que el de Panamá.

Lo que busca el peje lagarto, es hacer realidad el artículo 1º del Tratado McLane-Ocampo, que a la letra dice:

Artículo I.- “Como amplificación del artículo 8 del tratado de 30 de diciembre de 1853, la República Mexicana cede a los Estados Unidos en perpetuidad, y a sus ciudadanos y propiedades, el derecho de vía por el Istmo de Tehuantepec, desde un océano hasta otro por cualquier clase de camino que exista hoy o existirá en lo adelante, gozando de ello ambas Repúblicas y sus ciudadanos.”

Paradójicamente, donde San Benito Juárez se bajó los calzones frente a los Estados Unidos, el vilipendiado Antonio López de Santa Anna se negó rotundamente.

La ambición gringa de imponernos un canal interoceánico en Tehuantepec, no es cosa nueva.

Basta leer el artículo VIII del Tratado Guadalupe Hidalgo, cuyo texto original Santa Anna rechazó, a diferencia del dizque “benemérito”.

Artículo 8°.- “El Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, por este concede y garantiza para siempre al gobierno y ciudadanos de los Estados Unidos, el derecho de transportar a través del Istmo de Tehuantepec, de mar a mar, por cualesquiera de los medios de comunicación que existan actualmente, ya sea por tierra o por agua, libre de todo peaje o gravamen, todos o cualquier artículo, ya sea de producto natural o productos o manufacturas de los Estados Unidos o de cualquier otro país extranjero, perteneciente al dicho gobierno o ciudadanos; y también el derecho del libre paso por el mismo, a todos los ciudadanos de los Estados Unidos.”

Lo que el supuestamente “vende patrias” Santa Anna se negó a entregar en 1848, Benito Juárez lo cedió a Estados Unidos en 1859, a cambio de recibir el apoyo de Estados Unidos, tal y como lo hizo el también traidor Álvaro Obregón en 1923, con el tratado de Bucareli para recibir a cambio el reconocimiento oficial de la Casa Blanca.

Los gringos lograron arrebatarnos California, Nuevo México y Tejas en 1848; sin embargo no consiguieron apoderarse del Istmo de Tehuantepec, gracias a la resistencia férrea de nuestros diplomáticos, Luis G. Cuevas, Lucas Alamán y Miguel Aristain.

Volvieron a intentar apoderarse de Tehuantepec mediante un ataque naval, frenado y derrotado por la artillería costera mexicana de Salina Cruz el 5 de abril de 1905.

Desde la época del general Lázaro Cárdenas, se infiltraron en el Istmo de Tehuantepec mediante la introducción del Instituto Lingüístico de Verano, cuyo objetivo era domesticar a los chamulas, zotziles, tojolabales, chontales, mayas, olmecas y demás pueblos originarios, para hacerlos dóciles a los designios de la Doctrina Monroe y sumisos ante el “destino manifiesto” de la raza anglosajona.

El propósito final, era y sigue siendo separarlos de la Iglesia Católica e indoctrinarlos en las “verdades evangélicas” de la superioridad anglosajona y su “verdadero dios” cuya máxima catedral se encuentra en la Bolsa de Valores de Nueva York, en Wall Street donde prevalece la máxima “teológica” que dice: “In gold we trust”.

López Obrador busca formalizar constitucionalmente su alianza con CONFRATERNICE (Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas), para que estas puedan recibir financiamiento proveniente de los recursos públicos.

El presidente de la República ya ha propiciado que los ministros de las sectas evangélicas, acojan a 7,000 ninis del programa de compra de votos conocido como “Jóvenes Construyendo el Futuro”, de manera que Estados Unidos extienda su control “religioso” por todo México ¡con el dinero de nuestros impuestos!

AMLO busca que los evangélicos puedan predicar subsidiados en nuestras  cárceles, cuarteles, hospitales, estaciones migratorias, escuelas e instituciones diversas, patrocinados por el Estado Mexicano.

La senadora zacatecana Soledad Luévano, por instrucciones de su soberano pontífice Obrador, lanzó una iniciativa de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, para que los correligionarios de AMLO puedan infiltrarse a su gusto disfrazados de “inocente colaboración” en tareas de desarrollo social.

¡Quién le hubiera dicho a los gringos, que un anciano populista tabasqueño (que habla menos inglis que Peña Nieto), les iba a servir mejor que los PRIsidentes neoliberales amaestrados en las grandes universidades de Estados Unidos!

Para entender a que amo sirve López Obrador, basta con averiguar desde cuándo su familia se convirtió al cristianISTMO (2), y por conducto de quién.

Entre 1926 y 1929, (durante la Guerra Cristera), Plutarco Elías Calles intentó crear una “iglesia católica apostólica mexicana” apoyando a un individuo de nombre José Joaquín Pérez Budar, alias “el patriarca Pérez” cuya “sede pontificia” se encontraba (casualmente) frente al Hemiciclo a Juárez…

Ahora, el patriarca López busca echar por tierra los principios constitucionales del estado laico, para entregar la soberanía nacional al protestantismo evangélico gringo.

Lo que los gringos no lograron imponernos en Guadalupe Hidalgo, en 1848 gracias a la resistencia inquebrantable de Antonio López de Santa Ana (apoyado por nuestros extraordinarios diplomáticos);

Lo que no pudieron concretar a pesar de la traición documentada de San Benito Juárez que quiso entregarles Tehuatepec mediante el tratado McLane/Ocampo en 1859.

Lo que no les fue posible realizar en abril de 1905, durante la batalla de Salina Cruz.

Lo que nada más no pudieron aterrizar con los gerentes PRIsidenciales entre 1982 y 2018.

Ahora López Obrador quiere dárselos, destruyendo la separación entre las iglesias y el estado, al derogar las disposiciones de la Constitución que garantizan un Estado laico.

La principal razón por la que los gringos no se anexaron todo México en 1848, fue expresada por el senador John Calhoun en enero de 1848, cuando dijo que México era un país atrasado, cuya población mayoritariamente indígena era un lastre, y porque los Estados Unidos solamente admitían entre sus conciudadanos, a elementos de la raza blanca y de la fe protestante (evangélica).

Los legisladores que redactaron la Constitución Federal de 1824, en su artículo tercero determinaron lo siguiente:

Artículo 4º.- “LA RELIGIÓN DE LA NACIÓN MEXICANA es y será perpetuamente la Católica Apostólica Romana. La nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”.

Entendían con claridad, que la religión católica forma parte fundamental de nuestra identidad y de nuestra unidad nacional.

Hoy especialmente, debemos retomar el artículo 4º de la primera Constitución Federal, y proteger nuestra patria y nuestra unidad nacional contra la imposición de la secta gringa del patriarca López cuyo único propósito es ponernos de rodillas, pero no de rodillas ante Dios, sino ante los gringos.

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  1.  PESidente. López Obrador en realidad sirve al Partido de Encuentro Social, que es el brazo político visible del Instituto Lingüístico de Verano, ariete de la infiltración de Estados Unidos en el Istmo de Tehuantepec desde la época de Lázaro Cárdenas.
  2. cristianISTMO.  Es la doctrina política, disfrazada de catequesis bíblica,  que profesa Andrés López Obrador que funge como gerente regional de los intereses gringos, mientras se proclama defensor de la soberanía nacional.

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@JulioMessner

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