El principal requisito para que una ley pueda cumplirse es que los gobernados LA ENTIENDAN.
Si se trata de leyes que se refieren a temas técnicos, como la protección civil, la necesidad de que la ley sea cristalinamente clara y SENCILLA, se hace CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE.
La ley que se refiere a la “protección civil” en la Ciudad de México, tendría que simplificarse, comenzando por su nombre.
¡Pero no!
La ley que debería contener las recetas sencillas, prácticas y efectivas para proteger ante todo la vida humana, ahora se llama nada menos que “Ley de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil”.
¿En qué consiste la gestión integral de riesgos?
Sorpréndase usted, pero en esa ley NO existe ninguna disposición que defina de qué se trata esa gestión integral de riesgos.
¡Pero suena padre!
Habría que pensar que la gestión es una actividad que corresponde a las autoridades encargadas de la protección civil.
Tambien hay que suponer que “integral” significa que la gestión de las autoridades en materia de protección civil, debe abarcar antes que todo la PREVENCIÓN.
La única forma de evitar que un RIESGO se convierta en tragedia es PREVINIÉNDOLO.
¿Cuál es el principal RIESGO existente en la Ciudad de México?
En materia de inmuebles, el principal RIESGO es la alta sismicidad de la zona metropolitana del ex Distrito Federal.
Las autoridades del gobierno capitalino tienen instrumentos como la Plataforma CDMX, en la que puede constatarse un catálogo de muchos inmuebles de ALTO RIESGO que, a pesar del peligro mortal que representan, ¡se encuentran habitados!
Pero además, las autoridades no gestionan la prevención de esos riesgos, sino que evaden su obligación de PREVENIR y EVITAR la muerte de habitantes, colindantes y transeúntes, incumpliendo por todos su función.
¿Por qué motivo no se obliga a las autoridades a cumplir con su principal obligación de PREVENIR Y EVITAR RIESGOS?
La primera y más grande dificultad está en la intencionalmente pésima redacción de la famosa Ley de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil.
El artículo 9º da una lista de las autoridades que integran el Sistema de Gestión Integral de Riesgos y Proteccion Civil de la CDMX a cuya cabeza se encuentra la jefa de gobierno, Sheinbaum.
PERO ni en ese artículo ni en ninguno otro se especifica la función que le corresponde a cada una de las autoridades que integran ese sistema.
Esa ley está dolosamente redactada para propiciar la discrecionalidad, la vaguedad, la corrupción y el incumplimiento.
Un ejemplo puede servir para ilustrar el absurdo en que se vive en la Ciudad de México.
Existen reglamentos en materia de PREVENCIÓN DE INCENDIOS, que obligan a los propietarios de inmuebles a instalar extinguidores, a destacar las rutas de evacuación, a utilizar materiales NO inflamables etc.
Y cuando ocurre un incendio a nadie se le ocurre solicitar por escrito la intervención de los bomberos, sino que existe un número telefónico al que se debe llamar para pedir que acudan con mangueras agua y demás equipo necesario a APAGAR la conflagración.
Cuando alguien pide que acudan los bomberos a sofocar un incendio, la respuesta no es una catarata de oficios dilatando y entorpeciendo el salvamento de vidas humanas que peligran.
Lo que en cuestión de incendios no deja lugar a dudas, NO es igual tratándose de inmuebles en alto riesgo de colapso que, además, estén invadidos.
La existencia del contubernio entre las bandas de despojadores es tan obvia que está descrita en el artículo 259, fracciones IV y IV Bis del Código Penal y en los artículos 222 y 223 de la Ley de Proteccion Civil que vengo refiriendo.
Cualquier persona con un mínimo sentido común e instinto de conservación, NO necesita una orden de evacuación pasa salirse de un edificio bajo cuyos escombros puede quedar sepultada.
¿Entonces por qué motivo hay tantas personas que habitan inmuebles de alto riesgo de derrumbe que, además, no se salen?
¿Y por qué motivo las autoridades no PREVIENEN ni EVITAN la muerte de esas personas, evacuándolas incluso por medio de la fuerza pública?
Lo que parecería inexplicable, tiene una sencilla explicación:
Los habitantes de inmuebles de alto riesgo NO SE SALEN porque su permanencia en desafío de la muerte es un empleo. Son los autores materiales de la floreciente industria del despojo inmobiliario que prolifera y florece al cobijo de los autores intelectuales que son precisamente, las autoridades que por ley deberían evitar y prevenir el asentamiento humano en sitios de alto riesgo.
El Gobierno de la CDMX no cumple su obligación de PREVENIR Y EVITAR LA MUERTE de despojadores, transeúntes y colindantes, porque su propósito NO ES la protección civil, sino el lucro ilícito a costa de grupos vulnerables.
¿Por qué motivo no se castiga a las autoridades corruptas aplicándoles el artículo 223 de la dichosa ley?
No se castiga a esas autoridades porque por la deliberada e intencional redacción oscura, insuficiente y omisa de la Ley no queda claro a qué autoridades les corresponde evitar el asentamiento humano en sitios de alto riesgo.
Y para castigar penalmente a un delincuente es INDISPENSABLE que su conducta concuerde milimétricamente con la descripción del delito que se quiere castigar.
Si no se puede precisar milimétricamente a qué autoridad exactamente le corresponde prevenir y evitar el asentamiento humano en sitios de alto riesgo, no se puede perseguir el delito, LA IMPUNIDAD queda garantizada, y el negocio sigue viento en popa.
Ahora se anuncia que el Congreso de la Ciudad de México va a expedir una Ley en materia de Inmuebles.
La anunciada ley inmobiliaria muy probablemente seguirá la misma suerte que la famosa “Constitución Politica de la Ciudad de México” , cuyo resultado más notable fue el altísimo costo de pagar a los “constituyentes” con cargo a los bolsillos de los capitalinos.
A pesar de su altísimo costo, los capitalinos EN NADA SE BENEFICIARON.
La PREVENCION debería ser por simple lógica, la principal tarea del gobierno de la doctora Sheinbaum en una ciudad de elevada incidencia sísmica como la capital de la República.
La hoy jefa de gobierno desoye el refrán que advierte que ES MEJOR PREVENIR QUE LAMENTAR.
En este punto, tanto la doctora Sheinbaum como todos los que viven de hacer política son seguidores de las enseñanzas de Adolf Hitler cuando dijo: “La inteligencia del pueblo no existe, pero su capacidad de olvido es infinita”. Por eso las autoridades de la Ciudad de México le apuestan al olvido y al cansancio de la ciudadanía harta de perder el tiempo yendo y viniendo entre oficinas burocráticas inútiles.
Por eso es que cada nuevo sismo o cada nueva inundación, caemos de nuevo victimas de ese otro dicho que nos describe tan claramente: Después de ahogado el niño, tapan el pozo.
Por eso es que las autoridades pueden darse el lujo de actuar como dueñas y no como servidores públicos, porque los ciudadanos ignoran la ley y cuando intentan leerla, NO LA ENTIENDEN.
Porque leyes como la de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil estan diseñadas para que NADIE LAS ENTIENDA y NADIE LAS PUEDA APLICAR, para que ninguna autoridad pueda ser hecha responsable, para que los ciudadanos se pierdan entre artículos mal redactados y sean víctimas indefensas de ese inescapable laberinto.
De manera que ¡sálvese quien pueda!
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