El día de ayer, elementos del Ejército Mexicano detuvieron a Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, durante un operativo en Culiacán, Sinaloa.
Los miembros del Cartel de Sinaloa (que a diferencia de la cacareada 4T, es crimen PERO BIEN ORGANIZADO), reaccionaron de inmediato y con tal fuerza, que impidieron el intento de López Obrador de poner a Ovidio Guzmán López “a disposición de su abuelita o de su mamacita para que le jalaran las orejas y lo regañaran.”
Ante la eficacia demostrada por los elementos del Cartel de Sinaloa, las fuerzas armadas nacionales bajo el mando supremo de López Obrador, aplicaron la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, en consecuencia de lo cual liberaron a Ovidio Guzmán, teniendo en todo momento el más estricto cuidado de respetar sus derechos humanos, de no despeinarlo ni asustarlo, y de no herir su epidermis ni con el pétalo de una rosa.
(Por cierto que la dichosa ley, no contiene en ninguno de sus 44 artículos, ninguna disposición que autorice que se permita la evasión de delincuentes detenidos en flagrancia…)
El joven Ovidio Guzmán no tuvo que contratar ingenieros para escaparse por algún túnel; le bastó con mandarle un mensaje inequívoco al senil fifí que habita el Palacio Nacional, para hacerle saber quiénes son los que mandan en México.
Mientras Alfonso Durazo vigilaba con celo fraternal los derechos humanos del detenido Ovidio Guzmán, la ciudadanía de Culiacán vivió una pesadilla de cuatro horas, en la que los balazos prevalecieron sobre los abrazos de la fraternidad universal predicada por López Obrador.
Ayer en Culiacán, quedó de manifiesto que las reuniones diarias de Obrador y su gabinete de seguridad, tienen una utilidad nula.
La catástrofe ocurrida ayer en Culiacán no deja espacio para que Obrador en su necia arrogancia responda escurriéndose como todo un peje, diciendo “que tiene otros datos”.
Ayer lo cierto, es que las autoridades responsables de la captura de Ovidio Guzmán, cometieron el mismo delito que cometieron los responsables de la cárcel de Puente Grande, Jalisco, cuando dejaron ir al Chapo por la puerta grande.
Ayer, por primera vez, Vicente Fox tuvo un chispazo de lucidez y hasta de sentido del humor con ironía, cuando emitió el siguiente tweet:
El tweet fue criticado por los seguidores del predicador evangélico que humildemente habita el sencillísimo Palacio Nacional, PERO lo cierto es que el guanajuatense le dio al Peje una sopa de su propio chocolate, con un guiso de sus propios dicharachos.
López Obrador reconoció haber ordenado que se permitiera la evasión del detenido, en las siguientes palabras:
“Se decidió por proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso, porque no se trata de masacres. No pueden valer más la vida de los delincuentes que la vida de las personas. Ellos tomaron esa decisión y yo la respaldé”.
Si Felipe Calderón hubiera seguido el mismo criterio, el 16 de diciembre de 2009, Beltrán Leyva no habría sido abatido en Cuernavaca por elementos de la Marina.
La evasión de Ovidio Guzmán, ordenada por López Obrador el día de ayer, constituye el delito de evasión de reos, tipificada en el artículo 150 del Código Penal Federal que a la letra dice:
Artículo 150.- “Se aplicarán de seis meses a nueve años de prisión al que favoreciere la evasión de algún detenido, procesado o condenado.
Si el detenido o procesado estuviese inculpado por delito o delitos contra la salud, a la persona que favoreciere su evasión se le impondrán de siete a quince años de prisión, o bien, en tratándose de la evasión de un condenado, se aumentarán hasta veinte años de prisión.
Si quien propicie la evasión fuese servidor público, se le incrementará la pena en una tercera parte de las penas señaladas en este artículo, según corresponda. Además, será destituido de su empleo y se le inhabilitará para obtener otro durante un período de ocho a doce años.”
Los hechos ocurridos ayer en Culiacán; PERO SOBRE TODO, la actuación de López Obrador, uncido y sometido a la voluntad del Cartel de Sinaloa, constituye la ABDICACION DE SU MANDATO.
Los hechos de ayer en Culiacán, no admiten “otros datos”.
El artículo 150 del Código Penal Federal no puede ser más claro; sin embargo, la MORENA no será la que aplique esta disposición a su anciano patriarca.
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