Le Clézio y sus once relatos

La ronda y otras notas rojas es un libro del escritor francés, y ganador del Premio Nobel de Literatura en 2008...

16 de diciembre, 2016

La ronda y otras notas rojas es un libro del escritor francés, y ganador del Premio Nobel de Literatura en 2008, J.M.G. Le Clézio, en el que se recogen once relatos brillantes.

En la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara encontré este libro, recientemente reeditado por la editorial Océano y que originalmente vio la luz en 1982, bajo el cobijo de la editorial francesa Gallimard.

Par mí fue una sorpresa ver este libro de Le Clézio en el stand de Océano, éste se exhibía en uno de sus anaqueles principales, como novedad. Varias copias descansaban, diría, aburridas y a la espera de los lectores que le pasaban de largo.

Tal vez por la portada del libro que a mi parecer no ayuda mucho a atraer personas: una mujer en un velomotor que va a gran velocidad sobre un fondo azul, imagen que quiere ser llamativa, pero por alguna razón causa la sensación contraria (pareciera más bien una portada que anuncia una serie de elementos que debe tener el perfecto ciclista urbano, cosas por el estilo).

Pero una vez pasamos la portada –que no expresa en realidad lo que encierra el libro- nos encontramos con la prosa de un gran autor, si bien es cierto el primer cuento “La ronda” parecería ser el más débil de los relatos que el libro contiene, sirve muy bien para introducirnos a la narrativa de Le Clézio.

En sus cuentos hay una suerte de entendimiento, de aceptación de las cosas; es decir, es como si cada situación la viera desde una cierta distancia que tiene como origen el contar, narrar aquellos hechos que han pasado, pasan y seguirán pasando a pesar de todo: de los intentos que hagamos para contrarrestrar las circunstancias que nos rodena y a las que nos exponemos diariamente.

La vida, pareciera decirnos el autor, es de esta manera (la de sus cuentos), desde la frialdad del lente objetivo del que observa, del que intuye la debilidad del hombre de cara a los elementos externos que también resultan ser otros como nosotros, otros hombres, otras mujeres, un poco menos manejables, con una suerte de arrebato que sirve para modificar las piezas del tablero o que cambian el curso del juego.

En los relatos de Le Clézio, la tragedia, el dolor, los accidentes y todo lo que en ellos se muestra, se narran a partir de la mesura.

No hay, en este caso, opción al acontecimiento; es decir, al cambio de pensar con relación a un hecho determinado que termina por influir en nuestra forma de entender ciertas cosas o que modifica nuestras ideas preconcebidas: Le Clézio no escribió estos relatos para darnos una visión diferente de las cosas, de las circunstancias, del mundo.

El autor no quiere abrirnos nuevos caminos sino mostrarnos el camino, el único, el suyo y el de todos, el de sus personajes que viven once realidades de las que no podemos huir como seres humanos.

Nada en estos cuentos es ajeno al individuo.

Sin la madurez del que sabe la pérdida de la inocencia, de ese querer cambiar al mundo, de esa necesidad juvenil (sana e inquebrantable) de que las cosas pueden ser de otra manera, de que hay una salvación, que la realidad puede ser mejor, mucho más justa, más noble, el autor hubiese caído en la narración dramática, tal vez, apelando a la exaltación de las emociones de sus personajes, ocasionando el derrumbamiento de sus cuentos.

Pero no ocurre así, y no lo hace porque el autor llegó a los cuentos desde la aceptación de los hechos que escribe, esas realidades inmodificables, esos actos que, hagamos lo que hagamos, seguirán ocurriendo.

No hay en esta serie de cuentos salvación alguna porque no hay que salvar a nadie, no hace falta.

En ellos hay, sobre todo, la idea incontrovertible de que las cosas son y serán siempre iguales y que tal vez, nuestra redención radique (si creemos en la existencia de la voluntad y no en que todo está, de inicio, manipulado) en nuestro buen ojo, en la observación de las situaciones, para saber en qué momento enfrentarnos a ellas o hacernos a un lado.

Para Le Clézio el miedo no está en el individuo sino en lo externo, en todo aquello que nos rodea y en los relatos que encierra este libro, queda manifestado.

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