La luminosidad de Ernesto Kavi

Leer poesía es un acto de apertura sensitiva.

16 de marzo, 2018

Leer poesía es un acto de apertura sensitiva. La poesía le da una dimensión distinta a los elementos, a los conceptos, a las cosas y las ideas de las cosas. La poesía es la creadora de imágenes por excelencia. La poesía enseña a mirar de otras maneras, mirar a los lados, mirar a atrás, mirar al fondo.

La poesía descubre lo que encierran las palabras, su núcleo. Por eso el poeta es el gran descubridor de lo que hay detrás del mundo, de las personas, del infinito. El poeta se hace palabra para ejemplificar aquello que siente, aquello que percibe.

Ernesto Kavi (Ciudad de México, 1981) es un poeta en toda la extensión de la palabra. Un poeta que ha entendido la vida desde la perspectiva de la aceptación. Él se habla para conservar la calma en medio de la realidad. Escribe desde la distancia que da la madurez para entender las cosas y expresarlas desde la óptica del que sabe que “bajo el sol/todo fue hermoso en su hora/en el corazón el tiempo eterno”.

La luz impronunciable (Sexto Piso, 2016) es el libro en el que Kavi deja ver que su vida ha estado en otros tiempos, que el temperamento dominado de sus versos sólo pueden guiarnos a otros años, a otros cuartos, quizá más oscuros, quizá bajo la luz de una vela titilante, donde la reflexión, el pensamiento y lo poético se juntan para escribir, para resultar en una obra magnífica.

 

En mi corazón dije

Hay un tiempo para todo

Lo que hemos hecho

En la tierra

Todo

Lo volveremos a encontrar

 

El libro avanza no a partir del choque con el mundo, con la podredumbre, con la bestialidad humana, sino desde el entendimiento de éste.

Entender es aceptar lo bueno y malo que dejaron las cosas, es aprender a mirar desde la otra frontera.

Ernesto Kavi enseña que hay un paso aparentemente simple, entre luchar contra la vida, contra las maneras del mundo, contra la creencia del después, y reconciliarse con él.

Y esa simpleza -esa manera de escribir y describir que de algún modo logra hacernos creer que todos podemos escribir así, y que al intentarlo se exhiben nuestras carencias- es el arte.

¿Cómo lograrlo? ¿Cómo se logra un libro así, poeta? ¿Cómo lo viste todo tan claro?

 

Hablé con mi corazón

y dije

bajo el sol

nada perdura

 

una eternidad sin memoria nos devora

 

Estamos, me atrevo a decirlo, ante uno de los mejores poetas –olvidémonos de si es joven o no- mexicanos vivos y ante uno de los mejores libros de poesía que se han escrito en los últimos años.

Ernesto Kavi es un poeta viejo, viejísimo, al que ya en su momento el inmenso Yves Bonnefoy calificó de “poeta de la variedad más rara, aquella que tempera el imaginario con el recuerdo de la existencia de los otros seres, con la consciencia compasiva de su necesidad”.

Pocos libros tan luminosos como éste. Pocos poetas tan viejos como Ernesto Kavi. La poesía mexicana está en buenas manos.

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