La fuerza de la cita textual

Existe una fuerza muy particular en la cita literaria presentada en líneas o transportada a la imagen, la cual causa un mayor impacto en aquel...

31 de julio, 2015

Existe una fuerza muy particular en la cita literaria presentada en líneas o transportada a la imagen, la cual causa un mayor impacto en aquel que la ve.

La cita literaria es concreta, certera: el flechazo que nunca se desvía, siempre da en el blanco del pensamiento humano. Su fuerza atrae a los cuerpos llenos de ideas que esperan, sin ser totalmente conscientes de ello, esa pieza faltante para seguir con sus silogismos, teorías o hipótesis sobre un tema determinado.

La idea grabada en una cita nos alcanza a todos. Su sentido es origen, principio de algo que puede llegar a ser incluso más importante de lo que creíamos, ya que tiene diversos usos en el terreno de la escritura: llena vacíos, es pieza complementaria e incluso puede servir como piedra angular, centro, o pilar desde el cual sostenemos todo un tema.

El valor de la cita textual también es recordatorio, memoria en activo, es representación simbólica de una idea; perpetúa el pensamiento de aquel, que sin ésta, desaparecería. Es relieve del autor de la idea representada, contexto, continuación, y mejor, inmortalidad: son las manos rojas (que no se borran) plasmadas en las paredes de las cuevas de Altamira —acaso esas manos sean un ejemplo de las primeras citas textuales de la historia.

La cita textual también es fundamental de cara al lector, ya que ésta nos da un breve acercamiento, un extracto de algo de la personalidad, del pensamiento del autor, del artista de la persona que expreso tal cosa. Nos llama. Nos invita a buscar, a ser parte activa de esa búsqueda que hará el interesado por saber más acerca de aquél que la expresó.

También, nos da un ejemplo de atemporalidad, de perpetuidad de la idea, de la inmortalidad que tienen al ir brincando de cabeza en cabeza, para de esta manera seguir con su proceso evolutivo de la cual tampoco escapan.

La idea textual como preservación del mundo, del ser humano.

La cita como brevísima biografía, como brevísimo libro, como síntesis, resumen que espera ser recogido y transmitido por quien ha caído seducido ante ella. Porque la cita textual tiene algo femenino, algo que seduce y nos alcanza para ser leída, desnudada. Y es cuando logramos absorber todo su sentido y, con suerte, nos servirá de complemento de nuestra individualidad.

No somos pocos los lectores y escritores que caemos ante el poder de la cita textual. Es más, se han escrito ensayos, artículos y demás textos a partir de una sola cita literaria, sin tener un conocimiento amplio, incluso, del tema que se está abordando; sin embargo, la cita ayuda para que los demás elementos que traemos acuestas se conjuguen, se mezclen con tal sentido de la cita, y así salga un resultado satisfactorio.

La cita es entonces muy importante. Detengámonos ante ella siempre que se nos ponga enfrente.

No olvidemos que las citas textuales como los libros (ya lo dijo Borges), también son una extensión de la memoria.

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