Primera ronda de renegociación del TLCAN

La semana pasada arrancaron las negociaciones del TLCAN y como se esperaba, Estados Unidos ha comenzado el juego exacerbando las asimetrías entre su país y...

22 de agosto, 2017

La semana pasada arrancaron las negociaciones del TLCAN y como se esperaba, Estados Unidos ha comenzado el juego exacerbando las asimetrías entre su país y México – de la misma manera que con Canadá-.

 

Dos fantasmas hicieron acto de presencia en la ronda de arranque de la renegociación.

  • Primero: el déficit comercial de Estados Unidos con México. El déficit de 60,000 millones de dólares que tiene Estados Unidos con México ha sido mediáticamente aprovechado como elemento de presión hacia México y como palanca de apoyo de un sector de la opinión pública de Estados Unidos.

El gobierno de Donald Trump mantiene una visión mercantilista de la economía y probablemente no nos toque ver una visión distinta. Considera que el déficit es malo en sí mismo para la economía de Estados Unidos y lo ve como una consecuencia de lo bueno que ha resultado para México el TLCAN (desplazando a Estados Unidos).

Si el déficit comercial con México fuera abatido, lo más probable es que no tendría un efecto significativo en el déficit global de Estados Unidos. El déficit de ese país está más apoyado en otras economías que, contrario a México y Canadá, están mucho menos integradas en lo que se refiere a la producción.

La fuerte integración en las cadenas de suministro entre México, Estados Unidos y Canadá, se deben más a condiciones naturales (como la geografía) que a otro tipo de razones.

La desinformada y terca visión de Trump sobre el comercio hace que éste se perciba como un juego de suma cero, es decir, una situación en la que lo que un país gana necesariamente se consigue a costa de que el otro lo pierda.

En realidad no es así. La expansión global del libre comercio se debe a que el comercio puede mejorar (en el neto) el bienestar de todos los involucrados.

Además, el déficit de los Estados Unidos se explica más por la constante apreciación del dólar con respecto al peso y la fuerte demanda interna de bienes en aquél país, ya sea para consumo o como parte de las cadenas de suministro en la producción.

  • Segundo: pérdida de empleos en Estados Unidos.

De acuerdo con los economistas Joshua Meltzer y Dany Bahar (del Global Economy and Developmet Program), si bien es cierto que Estados Unidos ha perdido casi 6 millones de empleos en la industria de las manufacturas, éstas se explican más por el aumento de la productividad del trabajo y del capital en aquél país, así como por los avances en la tecnología.

Inclusive, Meltzer y Bahar estiman que el TLCAN ha dejado a Estados Unidos la pérdida neta de 100 mil empleos, lo que representa tan solo el 0.1 por ciento de la fuerza laboral de aquél país.

Contrario a lo que se piensa y se ha mencionado en las negociaciones por parte de Estados Unidos, el TLCAN ha permitido a las compañías estadounidenses el acceso a nuevos mercados para sus exportaciones y reducir sus costos de producción.

En 2016 las exportaciones de México hacia Estados Unidos fueron el 81% del total (unos 302 mil millones de de dólares de un total de 374 mil), y las importaciones provenientes de Estados Unidos fueron ese mismo año de 47% (alrededor de 180 mil millones de dólares de un total de 387 mil millones).

Pero visto como porcentaje, las exportaciones de México hacia los Estados Unidos se ha reducido. En 1993, previo al TLCAN, las exportaciones de México hacia Estados Unidos eran de 83% del total (se exportaban 42,911 millones de dólares a Estados Unidos  de un total de 51,886 mdd). Dicho de otro modo, el TLCAN no ha sido detonante del volumen de exportaciones de México hacia Estados Unidos.

En cuanto a las importaciones provenientes de Estados Unidos, en 1993 eran de 69%. En volumen, nuestras importaciones de Estados Unidos han disminuido, pero se debe principalmente a que en aquellos años el peso se encontraba fuertemente sobrevaluado con respecto al dólar, lo que abarataba nuestras importaciones. 

Las exportaciones de México hacia Estados Unidos son resultado principalmente de la integración económica y la continua depreciación de nuestra moneda con respecto al dólar estadounidense.

Los bienes intermedios que Estados Unidos importa, provienen en un 50% de Estados Unidos y Canadá. Lo anterior hace evidente la dependencia económica que tiene Estados Unidos de sus socios comerciales, por lo que desacelerar esas importaciones haría perder competitividad a Estados Unidos.

  • Mitos sobre las supuestas desventajas del TLCAN
  1. “Se pierden empleos porque las compañías estadounidenses migran a México”.

    El espítitu de un tratado de libre comercio no solo reside en las mercancías. Las limitaciones a la movilidad del trabajo o del capital suponen serias desventajas para las empresas de los Estados Unidos.

Generalmente, las empresas buscan abaratar costos por lo que es esperable que en un tratado de libre comercio exista esta libertad de contratar trabajadores.

El desplazamiento de los empleos de Estados Unidos hacia México no solo se explica por el TLCAN, sino principalmente por la enorme franja fronteriza que comparten.

  1. “El desplazamiento de las personas a las ciudades mexicanas por no poder competir con la industria agrícola estadunidense incrementa las dificultades de empleo, el crimen y la pobreza”.

No se puede afirmar que transitar a las ciudades represente una desventaja para las personas que habitan en el entorno rural en México, y menos que esto incremente el crimen y la pobreza.

Por el contrario, en las ciudades las personas encuentran mayor acceso a servicios, mejores ingresos y oportunidades de desarrollo.

  1. “En ausencia de tarifas de importación, caen los ingresos para el gobierno en cada lado de la frontera”.

Falso. El crecimiento económico que detonó el TLCAN en los tres países ha traído un aumento de los ingresos tributarios para los respectivos gobiernos.

Por otro lado, la disminución de los ingresos por aranceles se ha visto más que compensada por los ingresos derivados de una mayor recaudación por renta e IVA.

  1. “Los trabajadores de la industria de la maquiladora son explotados”.

Es difícil definir el término “explotación” y se presta a toda clase de subjetividades.

Por ejemplo, el promedio de horas que se trabajan en México es mucho mayor al de muchos países de la OECD. Esto se debe a que en México es menor la productividad de los factores, por lo que se compensa trabajando más.

Conclusiones

  • Desafortunadamente, no solo en Estados Unidos hay detractores del TLCAN. En el arranque de las negociaciones vimos en la Ciudad de México manifestaciones en rechazo al tratado. La desinformación y el uso oportunista de diversos grupos de interés (entre ellos algunos políticos) han propiciado estas diatribas al comercio.
  • El lenguaje impositivo y poco amistoso y comprehensivo de parte de los negociadores de Estados Unidos ya está comenzado a ser duramente cuestionado por algunos sectores de la población en aquél país, principalmente por los que toman las decisiones económicas. Un ejemplo fue el rechazo de los líderes de la industria automotriz estadunidense hacia un aumento en el porcentaje de la composición de origen para llegar al 80%.

Otro ejemplo de lo anterior es que el peso no se depreció fuertemente como se había adelantado si fuera el caso que Estados Unidos abriera con una entrada brusca. Parece que los mercados están viendo mucho más objetivamente las ventajas del TLCAN que el gobierno de Estados Unidos.

  • Mucho del déficit de Estados Unidos con México se debe a componentes en la producción, no a mercancías terminadas. Las economías de Estados Unidos, Canadá y México se encuentran tan fuertemente integradas en algunos sectores que no es posible entenderlos mas que como una región económica completa; como complementarios en la producción más que como rivales. Pensar de otra forma puede lesionar duramente la competitividad de los países y del bloque económico llamado Norteamérica.
  • Falta mucho camino por recorrer sobre la renegociación del TLCAN, pero es claro que al menos hasta este momento no está resultando un hueso duro de roer para el gobierno de Trump; los datos duros y el conocimiento de cómo funciona la economía están desmantelando el sentimiento de que Estados Unidos es una víctima del TLCAN.
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