La semana pasada se dieron a conocer dos datos muy importantes para la economía y los resultados son, por decir lo menos, demasiado extraños.
Me refiero a los datos de empleo y a la confianza de los consumidores.
En cifras desestacionalizadas, la confianza del consumidor marcaba en noviembre 99.29 puntos, pero en diciembre dio un importante salto a los 105.65 puntos.
En contraste, el empleo ha venido desacelerándose desde mayo de 2018. A pesar de que en diciembre se acumularon 660,910 empleos registrados en el IMSS (de diciembre 2017 a diciembre de 2018), la tendencia del empleo en casi todo 2018 fue a la baja.
Los 660 mil puestos de trabajo formales de diciembre incluso se quedaron fuera del intervalo de la estimación que el Banco de México había hecho, entre 670 y 740 mil plazas.
Si tomamos el corte mayo 2017 a mayo 2018 – que trae 860 mil empleos-, y lo comparamos con el corte diciembre 2017 a diciembre 2018 – que trae 660 mil- vemos que en el corte que abarca diciembre la reducción fue de 200 mil empleos.
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Los malos datos del empleo en diciembre dan cuenta de lo complicado que han sido los últimos doce meses para la economía mexicana, pues el empleo es una de las variables que más importan en una economía.
Son tan importantes los datos de empleo, que muchos economistas lo utilizan como un indicador adelantado de las recesiones económicas.
PIB y empleo
Es posible que los datos nada buenos de empleo en los últimos doce meses nos lleven a crecer menos en el cuarto trimestre de 2018.
Algunos analistas consideran que vamos a tener un crecimiento de alrededor de 1.5 por ciento del PIB durante el cuarto trimestre del año pasado. Otros menos optimistas consideran que la contracción de los empleos registrados en el IMSS, junto con la mala perspectiva de las políticas en las que se estará encaminando el nuevo gobierno, no van a traer buenas noticias en el cuarto trimestre de 2018.
El 30 de enero vamos a conocer por parte del INEGI los datos de crecimiento, de acuerdo con el calendario del INEGI. Independientemente del resultado del PIB, el 2018 fue un peor electoral para el crecimiento del PIB, comparado con 2012.
Con los datos que contamos actualmente, en 2012 el Producto Interno Bruto creció 4.8, 4.0 y 2.7 por ciento en los primeros tres trimestres de ese año; en 2018 el crecimiento fue de 1.2, 2.6 y 2.5 por ciento respectivamente.
Es evidente que 2018 va a terminar siendo un año de transición de gobierno con bastante menos crecimiento que en el arranque del sexenio de Enrique Peña Nieto. Las explicaciones que yo veo al menor crecimiento en 2018 están en los mensajes de transición del nuevo gobierno: soluciones demagógicas a problemas complejos, gasto social con clara orientación al clientelismo, cancelación del aeropuerto, y, entre las novedades de enero, el desastre de las gasolinas.
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Gasolina y actividad económica.
Los combustibles son uno de los productos más importantes en una economía. Los utilizamos lo mismo para nuestro consumo personal que como un insumo dentro del proceso de producción.
Para muestra, el transporte. En un día común y corriente, resolvemos una parte muy importante de nuestras necesidades gracias a que nos podemos desplazar. Cuando perdemos esa capacidad de desplazarnos, las actividades cotidianas comienzan a complicarse.
Cuando usted va a visitar a su tía o alguna cosa parecida, no se está transportando con un propósito económico. Pero gran parte de las razones por las que nos transportamos en las ciudades es porque tenemos ocupaciones que conllevan una actividad económica.
La falta de gasolina de los últimos diez días ha comenzado a detener muchas actividades económicas, en algunos comercios se ha resentido la escasez de mercancías, el ausentismo laboral se ha incrementado.
En mi estado, Guanajuato, algunas empresas han comenzado a solicitar a sus empleados trabajar desde casa. Otras han tenido que recurrir a parar definitivamente su actividad. Guanajuato es uno de los estados más afectados por la crisis de gasolina.
Dicho lo anterior, no me cabe la menor duda que los estados que están paralizados por la escasez de gasolinas sufrirán una disminución del PIB.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) estima que el desabasto de gasolina podría afectar una décima de punto del PIB del país, pues el abasto por pipas es tan ineficiente que comienza a generar desequilibrios importantes en la producción.
Pero dado que no sabemos cuándo va a terminar esta crisis de la gasolina en el país, la estimación del CEESP corre el riesgo de quedarse demasiado corta con los verdaderos efectos que se podrían ver en la economía.
Será cuestión de esperar a que el INEGI dé a conocer el 25 de marzo la dimensión de la contracción de la economía en enero, y para finales de abril nos dirá cuanto se contrajo en el primer trimestre del año que apenas comienza. El primer trimestre de gobierno de Andrés Manuel López Obrador traerá, casi sin temor a equivocarme, un golpe fuerte a las cifras económicas.
Conclusiones
En julio del año pasado, México contaba con una suficiencia de 3 días de venta de gasolina. Con la Reforma Energética se proyectaba que para 2021 dicha suficiencia creciera a 5 días, según datos de la Secretaría de Energía.
Así que regresar a los niveles normales de las gasolineras va a ser muy complicado y tardado.
No va a ser sencillo aceptar las duras cifras de crecimiento que podría traer el primer trimestre de este año si el abasto de gasolinas no se normaliza lo antes posible.
Aunado a los datos económicos duros, está el enorme costo que tiene para buena parte de los ciudadanos ver restringidas sus actividades normales por falta de combustibles. Pero si se logra abatir con éxito el robo de combustibles, es posible que estas pérdidas se compensen con lo que la red del huachicol dejaría de robar. Aún falta mucho para ver esa compensación, si es que sucede, y por el momento los conductores deben pasar hasta día y medio para llenar su tanque de gasolina.
Sorprendentemente, el respaldo de la población al presidente en relación con esta crisis de combustibles resulta bastante sorprendente.
En una encuesta de Massive Caller levantada el 9 de enero, en Guanajuato 29 de cada 100 personas declararon que su percepción de AMLO no se movió por el desabasto de las gasolinas. Por si fuera poco, ¡33 de cada 100 personas dijeron que incluso su percepción había mejorado! Y agárrese, en la encuesta 83 de cada 100 declararon que sí se habían visto afectados por el desabasto de gasolina.
Este respaldo popular a una medida tan cuestionada y que afecta la vida de tantas personas es una muestra de que la mayoría de los mexicanos están dispuestos aceptar las medidas que prometan el combate frontal al crimen y a la corrupción, incluso si es a un precio exorbitante.
Veremos en unas cuantas semanas, cuánto se contrajo el PIB en el país, con la peligrosa combinación de desabasto de combustibles y tendencia a la baja del empleo.
@romero_hicks
Referencias
https://www.inegi.org.mx/temas/pib/
http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/enrique-quintana/se-desbordo-el-optimismo-de-los-consumidores
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