Opera en dos niveles, para fortalecer a los grupo delictivos y también para las personas que necesitan de un arma para defenderse.
Se habla de millones de armas que han ingresado ilegalmente a nuestro país y que han servido para cometer miles de crímenes, el problema es que mientras disminuye el decomiso de armas ilegales, se incrementa el número de asesinatos.
Un 40% de las armas que se dejan de decomisar no caen en manos de las autoridades.
Este es un reto muy grande para la administración de AMLO, que debe ponerse en la agenda binacional junto a Estados Unidos.
Los grupos delictivos, además de su capacidad financiera, además de sus rutas de transporte y de la violencia que generan, deben quedarse sin la posibilidad de recibir estos suministros provenientes de EE.UU.
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