En los últimos meses, Donald Trump ha logrado varias cosas: en primer lugar, ya nadie lo ve como el “payaso” de las campañas. A menos que lo comparemos con el tétrico payaso de la película It, claro está. En segundo lugar, su presencia ha logrado atraer la atención sobre las precampañas republicanas, que desde lejos parecían anodinas y destinadas a encumbrar a Jeb Bush. Tercero, ha logrado “poner el tema” a los demás aspirantes republicanos e incluso está afectando a los demócratas. No en pocas ocasiones sus dichos han hecho que los otros aspirantes cambien el tema y el tono de sus discursos.
Pero Trump ha logrado más. Con su discurso duro casi ha borrado la “gentil” campaña de los aspirantes demócratas. La preocupación de Hillary ya no son los correos que mandó desde su cuenta personal, sino que está siendo opacada en los medios. Su idea de ser la primera mujer presidenta de los Estados Unidos se aleja. La preocupación ha llegado también a los mexicanos. Allá por septiembre pasado, Jorge G. Castañeda propuso que el gobierno mexicano financiara una campaña (ProudtobeMexican) en los Estados Unidos en contra de Donald Trump. Varios intelectuales y académicos se sumaron a la idea, pero no pasó a mayores. Fuera de algunos señalamientos, el gobierno federal no ha dado mayores signos de protesta.
El discurso del millonario se centró, al principio, en los mexicanos indocumentados, pero tras los atentados de París y San Bernardino ahora se dirige en contra de los musulmanes. Hace unos días, Trump pidió prohibir la entrada de musulmanes a territorio norteamericano. Por supuesto, hubo una gran respuesta reprobatoria de gran parte de la clase política norteamericana, incluido el presidente Obama, pero ni esto último logró derribar al magnate de los primeros lugares en las encuestas.
El efecto Trump se dejó sentir en el debate republicano del pasado martes 15, cuando los aspirantes se centraron en seguridad nacional y terrorismo. El Estado Islámico y los fanáticos están apoyando el discurso de los más duros. En nada ayudó que el mismo día del debate, el condado de Los Ángeles haya suspendido las clases de más de 600 mil niños debido a una amenaza de bomba. Ese día, Trump se encontró con un Jeb Bush más agresivo que otras ocasiones. Una y otra vez se dedicó a subrayar las inconsistencias del millonario, pero ¿será suficiente para desbancarlo y para hacer resurgir a Bush?
Al parecer no. Una encuesta de NBC News y Wall Street Journal dada a conocer un día antes, el 14 de diciembre, indicó que Bush y Trump perderían en contra de Hillary Clinton, pero esta sucumbiría ante Marco Rubio y Ben Carson. Las diferencias son mínimas, menores a los tres puntos, lo que habla de un empate técnico, pero el hecho es que Hillary ya no es inalcanzable y va para abajo. Por el momento, Rubio se perfila para ser un mejor candidato que Bush o los otros. Es joven, con buena prensa y atraería a los votantes conservadores y a buena parte de los hispanos. ¿Será un hispano conservador el siguiente presidente de los Estados Unidos?
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