Luego de los resultados de Carolina del Sur, es posible que el senador Marco Rubio tenga razón y la carrera republicana por la candidatura sea una competencia de tres: él mismo, Donald Trump y Ted Cruz. Jeb Bush se ha retirado de la competencia luego de que obtuvo menos del 10% de los votos en un estado que su hermano y su padre ganaron en sus carreras hacia la presidencia. Los medios han sido inclementes con Bush y califican de estrepitoso fracaso su intento, subrayan que fue un aspirante sin el carisma de sus parientes y otros duros calificativos. Lo malo de todo esto es que con Bush se fue el aspirante que más le gustaba al establishment republicano. Trump y Cruz siguen sin gustarles. Lo bueno es que si Bush se repone rápido de su descalabro puede impulsar la carrera de Rubio, también de Florida y el otro candidato que gusta a los grandes jefes republicanos. Es posible que hayan sido estos los que obligaran a Bush a declinar en vista de los resultados del estado de la palmera.
Hablando de candidatos independientes y ahora que están de moda en México, cabe señalar lo curioso que resulta que dos outsiders, que en realidad son candidatos independientes, estén fuertemente posicionados por parte de los partidos Republicano y Demócrata: Donald Trump y Bernie Sanders. Hasta hace un par de años o tal vez menos, Trump era considerado un empresario y showman sin cercanía a las posiciones tradicionales de los republicanos, si acaso sólo en lo relativo a los impuestos a la empresa. Fuera de eso, no era partidario de la familia tradicional ni de otras posiciones conservadoras. Incluso ahora, su discurso está concentrado en el terreno económico: quiere más libertad empresarial, menos impuestos, menos migrantes que quiten el empleo a los norteamericanos y que las empresas americanas regresen a los Estados Unidos. Por su parte, Sanders hasta hace unos meses se ostentaba como un senador independiente que propone más impuestos a los más ricos, menos poder para las corporaciones y más oportunidades para las minorías, una especie de socialdemocracia escandinava en los Estados Unidos.
Trump y Sanders han tomado por asalto las estructuras de los partidos y han puesto en jaque sus valores tradicionales. Sanders viene de una derrota en Nevada, especialmente en el condado de Clark, donde están Las Vegas, lugar en el que perdió por casi 10 puntos. Sin embargo, el resultado total del estado habla de apenas cuatro puntos de ventaja de Clinton sobre Sanders. Ganó Hillary, pero es apenas un respiro. Lo cierto es que gane quien gane las candidaturas, los ganadores tendrán que incorporar ideas y propuestas de estos dos hombres, que han demostrado una y otra vez que una buena parte de los norteamericanos están cansados de los políticos tradicionales.
En el caso de México, es claro que la clase política no tiene idea de cómo lidiar con un Trump o un Sanders en la Casa Blanca.
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