Trump es un peligro para México… y el mundo

Otra vez hay que decirlo: el problema no es sólo Donald Trump, también lo son los millones de norteamericanos...

21 de marzo, 2016

Jaime Guerrero Vázquez

Otra vez hay que decirlo: el problema no es sólo Donald Trump, también lo son los millones de norteamericanos que están apoyándolo. Se sabía que en el seno de la compleja sociedad estadounidense existía un sector patriotero, revanchista y prejuicioso, pero se ignoraba que era tan numeroso que podía llevar a la presidencia a una persona que pudiera despertarles la ilusión de un país blanco, protestante, aislado y todavía más armado de lo que está. Si no a la presidencia, al menos a la candidatura del partido republicano y de ahí a quien sabe dónde.

Este amplio sector es el que está sirviendo a Trump para amenazar al partido republicano con destruirlo si no le da la nominación presidencial, misma que ya casi tiene en la bolsa. Desde que Trump comenzó a tomar vuelo se conocía el disgusto de la cúpula tradicional del partido republicano hacia él, pero confiaban que la fuerte candidatura de Jeb Bush o Marco Rubio se impusiera. El sistema falló y uno a uno los ídolos han caído. Ahora sólo quedan Ted Cruz, un derechista senador texano que comparte casi toda la retórica del magnate de los bienes inmuebles, y John Kasich, gobernador de Ohio, que da poca esperanza para vencer a la casi candidata Hillary Clinton.

A los republicanos tradicionales preocupa la retórica de El Donald, su tendencia a la discriminación, su llamado a romper acuerdos comerciales, su idea de atacar a naciones que han sido cercanas a Estados Unidos, como México y Japón y un sinfín de otras bravatas que ha lanzado a lo largo de su campaña. Por un lado, hay que decir que Trump le ha dado una sacudida fuerte, casi eléctrica, al sistema electoral norteamericano haciendo que gente que estaba alejada de la política se haya acercado a ella. El problema es que el discurso trumpiano está dividiendo al país y provocando que países aliados de los Estados Unidos, como Alemania o Canadá, tomen distancia.

Por si no bastaran estas preocupaciones para los republicanos, el día de ayer la unidad de inteligencia de The Economist puso el posible triunfo de Trump en la lista de los 10 mayores riesgos globales en el futuro cercano, junto a situaciones como la desaceleración de la economía china, la presencia rusa en Siria y el “Medio Oriente” o la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

¿Qué harán los republicanos? Aritméticamente, ni Cruz ni Kasich están en condiciones ya de alcanzar el número de delegados para ser nominados en automático, pero es posible que Trump tampoco lo logre, aunque el número de sus delegados será muy superior a los de sus competidores. Pero incluso en el escenario que gane los delegados suficientes, ¿se atreverán los republicanos a excluir al Donald y arriesgarse a que se convierta en un candidato independiente? Parece poco probable. Significaría una derrota de antemano en las elecciones presidenciales.

Creo que todos estos escenarios están en el deseo de los enemigos de Trump, que son muchos, más que en la realidad. Es muy probable que el Partido Republicano logre hacer que el magnate modere su fraseología, o deje en claro que sólo es parte de la campaña, y que finalmente sea candidato. El mismo aspirante debe darse cuenta a estas alturas que el sendero que ha escogido lo lleva a enemistarse con quienes necesita que estén de su lado. El Donald será finalmente candidato. El problema es que sacó a la calle al peor de los sectores de la sociedad norteamericana. ¿Qué se hace con ellos?

POR LAS VACACIONES DE SEMANA SANTA, ESTE EDITORIAL SE SUSPENDE HASTA EL LUNES 28 DE MARZO.

Comentarios