Temblores políticos y temblores de los otros

La semana pasada fue muy movida (en todos los sentidos)...

11 de septiembre, 2017

Jaime Guerrero Vázquez

La semana pasada fue muy movida (en todos los sentidos); prefigura la clase de noticias que iremos enfrentando de aquí a la post-elección de 2018.

PRI-MORENA.- gracias a la división del PAN y la disminución del PRD, pero también merced a la acción política de la Presidencia de la República, coyunturalmente el PRI logró colocarse como el gran polo opuesto a López Obrador. Como si se tratara de escenas de la película donde Pedro Infante hace de Pedro Malo y Jorge Negrete de Jorge Bueno, tanto Peña Nieto como López se lanzaron sus puyas, pero sin siquiera el trío de mariachis. En efecto, en sus entrevistas y el informe del 2 de septiembre, el presidente dejó claro que el adversario a vencer es López en su advocación de venezolano dictador. En su respuesta, el 3 de septiembre, AMLO desconoció su parecido con Trump o con Maduro y, sin coplas de por medio, le endilgó a Peña Nieto el papel de jefe de la “mafia del poder” (marca registrada), desplazando al anterior jefe: Carlos Salinas de Gortari.

El Frente.- tratando de demostrar que siguen vivos y que las divisiones y sangrías no les afectan, PAN, PRD y, por qué no, Movimiento Ciudadano (MC), se dejaron caer en el INE y registraron una cosa llamada Frente Amplio Democrático (FAD), o algo así, que no es ni frente electoral ni coalición formal. Prometieron acabar con la corrupción, que no es otra cosa que sinónimo de PRI, como si en el PAN, el PRD o MC nunca hubiera habido esos detalles. La oferta de acabar con la corrupción de manera mágica es propiedad de AMLO, que, cual mago, “sabe cómo hacerlo”. El FAD en realidad no camina, lo que resulta una lástima; la propuesta se ha convertido en una manera de que Ricardo Anaya logre la candidatura panista y que el PRD dé la imagen de no estar tan destrozado como lo está. En cualquier momento, Barrales apoyará a Anaya para candidato del FAD. ¿Y Mancera?

Animal Político.- la gran estafa es una bomba en cámara lenta en contra del PRI y el gobierno federal. La nula o débil respuesta oficial puede interpretarse como “el que calla, otorga”. Quedará como una espina clavada en el costado de quien resulte el candidato del PRI.

Crisis en el Congreso.- la solución encontrada en el Congreso de la Unión, en especial en la Cámara de Diputados, no puede leerse más que como una derrota del PRI. Fue obligado a aceptar que desecharía el llamado “pase automático” de procurador a fiscal general. El triunfador es, sin duda, Ricardo Anaya. Ahora, el presidentito (no es sastrecillo) valiente puede decir a sus contendientes internos: soy el matador de gigantes. Es una victoria doble: por un lado, logró que se olvidaran los incómodos reportajes del Universal y, por otro, venció al tricolor luego de su derrota con Cordero. La crisis se solucionó, pero el PRI comienza una etapa de negociaciones muy duras con un PAN crecido, un PRD a la cola de los azules y MORENA pescando para su beneficio. El sexenio de los grandes acuerdos iniciales terminará en grandes desacuerdos desgastantes.

El DACA se fue y no volverá: a pesar de las promesas de Donald Trump de que en seis meses el Congreso de los Estados Unidos podría tener un sustituto del DACA no se ve como una tarea fácil. Hay otras prioridades y no es un tema que al presidente magnate le interese. Es altamente probable que la propuesta legislativa quede atrapada en los vericuetos de Washington.

Lo más grave es que, a pesar de la política de brazos abiertos, realmente no hay capacidad de recibir adecuadamente a los dreamers mexicanos que sean deportados. No existen las escuelas o puestos de trabajo suficientes. Por otro lado, ni siquiera existen para los jóvenes mexicanos que nacieron y crecieron aquí, quienes también son nuestros dreamers. ¿O no?

Chantajes, bravatas, amenazas, esa fue la semana política y el jueves, temblor.

Y luego dicen que la política es cosa seria y que la naturaleza no tiene sentido del humor.

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