¿Regresan los buenos tiempos para EPN?

Si el segundo semestre de 2014 resultó terrible para la imagen del presidente Enrique Peña Nieto, el último trimestre de este año parece haber traído de regreso los buenos tiempos.

20 de noviembre, 2015

Si el segundo semestre de 2014 resultó terrible para la imagen del presidente Enrique Peña Nieto, el último trimestre de este año parece haber traído de regreso los buenos tiempos. Nos guste o no, la atención de una sociedad no puede estar todo el tiempo en lo mismo. La memoria es corta y los encargados del recuerdo a menudo dejan atrás temas vitales. Ayotzinapa parece distante y agotado. Las marchas y las manifestaciones no tienen la fuerza que mostraban al principio. Incluso la casa blanca parece haber quedado atrás.

Ahora, sale de gira el presidente Peña y no hay una crisis en el país. Luce en sus encuentros con mandatarios y funcionarios, se convierte en pieza clave de los tratados. Regresa a los temas que en el pasado le permitieron crecer y consolidarse. De nuevo, se alaban las reformas, sus reformas.

En el terreno económico, el país no está bien, pero los medios y expertos machacan que otros están mucho peor. El milagro brasileño se ha ido por el caño y la presidenta Rouseff llega a niveles históricos de aceptación, por lo bajo. La revolución bolivariana, con Venezuela a la cabeza (y de cabeza), vive una agonía desastrosa para su país. Argentina tiene noticias menos graves, pero no optimistas. Sólo Colombia y Perú, por cierto socios de México, parecen estar relativamente a salvo de las malas noticias económicas mundiales.

Los análisis de organismos como el Banco Mundial, la OCDE o el Fondo Monetario Internacional insisten en que las medidas tomadas por el gobierno van por buen camino. El FMI acaba de hacer una visita a nuestro país y concluyó que la cosa va bien, sin ser demasiado optimista. Pronostica un crecimiento del 2.25% para este año, muy arriba del -0.3% del promedio latinoamericano, pero muy debajo de las promesas y las expectativas. El consumo está creciendo y la inflación se mantiene baja. Incluso el desempleo ha disminuido, pero su contraparte, el comercio informal, ha crecido. En términos de inseguridad, las cifras oficiales y no oficiales aseguran que hay un mejor horizonte en los delitos graves. Quedan estados y zonas problemáticos, pero al parecer las autoridades y los ciudadanos han aprendido a vivir con cierta dosis de criminalidad.

Sin duda, y a menos que aparezca otro escándalo, 2015 terminará de la mejor manera para el gobierno federal. Su partido tendrá que  enfrentar los tres años electorales que se avecinan. 2016 será de elecciones locales. Al año siguiente todo será parte de la elección presidencial de 2018.

Pero lo que está atrás, en la memoria, también puede estar adelante, en la política de todos los días. Este gobierno cargará con las culpas, reales o no, que ha enfrentado. Lo que ahora vivimos no es el olvido de las cosas graves, es sólo una tregua que acabará en el peor momento posible. Ya veremos si está preparado.

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