Reforma Educativa, buenas ideas demasiado tarde

Luego de que el presidente Salinas de Gortari, con ayuda de Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, entronizara a la maestra...

16 de marzo, 2017

Jaime Guerrero Vázquez

Luego de que el presidente Salinas de Gortari, con ayuda de Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, entronizara a la maestra Gordillo en la dirección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y prácticamente le entregara la educación pública en nuestro país, los dos sexenios panistas (2000-2012) fueron sus mayores aliados. El interregno del presidente Zedillo sólo sirvió para desalentar un poco la influencia del SNTE.

Desde luego, el sindicato y sus prácticas no son los únicos culpables del estado desastroso de la educación pública. Desde antes de que iniciará este sexenio se sabía que había varias tareas por hacer. La primera de ellas era arrebatar el control de recursos y planes de estudio a las organizaciones magisteriales. Es decir, regresar el control al gobierno federal. Como se sabe esto se logró con una serie de medidas laborales y administrativas y con el respaldo de las fuerzas policíacas federales y locales.

A esto se le dio el nombre de reforma educativa sin serlo. Hasta ayer, se presentó lo que en rigor es la esencia de una verdadera reforma educativa: el nuevo modelo educativo que viene a sustituir al establecido en 1959. Fue presentado por el secretario de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer, en Palacio Nacional. En primer lugar, hay que decir que pareciera que el presidente Peña Nieto está permitiendo espacios de actuación política para que funcionarios de su gabinete muestren capacidades y méritos susceptibles de tomarse en cuenta para la candidatura del PRI rumbo al 2018.

Hasta ahora, gozan de estos reflectores mediáticos los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien ha sido encargado de la relación bilateral con Estados Unidos; y el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien tiene la tarea de atender los desafíos en seguridad nacional, incluido el manejo de la Ley de Seguridad Interior, que reclaman las fuerzas armadas. En este esquema, faltarían por tener su oportunidad los titulares de Hacienda, José Antonio Meade, y de Salud, José Narro Robles, incluido por algunos medios entre los presidenciables. La oportunidad del gobernador Eruviel Ávila, por supuesto, son las elecciones del Estado de México.

Regresando al nuevo modelo educativo, este llega con retraso, lo cual probablemente impedirá que sea aplicado de acuerdo con la importancia que claramente tiene. Será hasta el ciclo escolar 2018-2019 cuando entre en vigor, a decir del secretario Nuño. En este sentido, tiene razón el titular de Educación Pública cuando afirma, en la entrevista que concedió al diario Excélsior, que la posibilidad de que un gobierno distinto al priista gobierne México a partir del próximo año puede truncar dicho modelo. No se ve a Margarita Zavala, por ejemplo, o a Andrés Manuel López Obrador apoyándolo. La primera sería tal vez sensible a un acuerdo con la Iglesia Católica, que ha demandado algo cercano a que se enseñe religión en las escuelas. El segundo, de acuerdo a sus propios dichos, echaría abajo todo el andamiaje de la reforma educativa, con lo cual obtendría el apoyo de los sindicatos educativos.

Falta saber cómo será evaluada la nueva propuesta de la SEP en los días por venir, por parte de especialistas y expertos en la materia, quienes, en caso de considerarlo positivo, ayudarán a que camine, sea protegida y dé frutos, aun antes de que empiece a operar en el 2018.

Por lo pronto, no se necesita mucha ciencia para adelantar que el nuevo modelo educativo será cuestionado por la Iglesia católica y por sectores conservadores del país, como los panistas y morenistas.

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