Radicalismo que se aisla

Poco a poco las cosas parecen estar cambiando. La confirmación de Innsbruck de que los restos enviados por la PGR sí corresponden a uno de los normalistas desaparecidos abona a...

11 de diciembre, 2014

Poco a poco las cosas parecen estar cambiando. La confirmación de Innsbruck de que los restos enviados por la PGR sí corresponden a uno de los normalistas desaparecidos abona a la credibilidad del procurador Murillo Karam. Por otro lado, los excesos verbales y físicos de la CETEG y otros grupos, que parecen estar más interesados en la renuncia de Peña Nieto que en hacer justicia, están cambiando la percepción sobre lo que sucede.

Los muertos y desaparecidos de Iguala son un caso infame, desde luego, pero los maestros disidentes y otros grupos y partidos no están interesados en resolverlo, sino en utilizarlo, al menos por lo que demuestran. A muchos analistas les parece sospechoso que ni los padres pidan que se investigue a quienes mandaron a los jóvenes a Iguala, cuando es elemental hacerlo. La agenda de los padres es: la desaparición de poderes en Guerrero, la cancelación de elecciones en la entidad, la consignación de Aguirre y Peña, por supuesto con su renuncia por delante. ¿Dónde está el reconocimiento de que se ha atrapado a la mayoría de los culpables físicos e intelectuales?

De esta forma, el apoyo que habían logrado para su causa comienza a disminuir, como lo muestran las dos últimas manifestaciones en la ciudad de México. Decía Roger Bartra hace unos días que el radicalismo está asustando a sectores medios. No sólo a estos sectores, también a empresarios, medios de comunicación y hasta a gobiernos extranjeros, que ahora apoyan al gobierno federal mexicano.  

Las protestas violentas, con saqueos, incendios de edificios, robo de camiones se concentran en Acapulco, Chilpancingo y el Distrito Federal. El resto del país tiene otros problemas, pero está en relativa calma. Eso sí, las pérdidas en estas tres ciudades son multimillonarias y los que viven del turismo u otros servicios están hartos de esta situación.

El movimiento ha logrado muchas cosas, tal vez la más importante sea poner en el centro de la atención pública el problema de los muertos anónimos y los desaparecidos con nombre. También puede haber logrado que los partidos sean más estrictos a la hora de seleccionar candidatos. La evidencia de que los narcos copan a los municipios, algo que es claro desde Michoacán, se hizo más palpable en Guerrero. Hay ya respuestas institucionales y sociales a cada uno de estos rubros, habría que montar guardia para que se cumplan. ¿Para qué entonces seguir adelante con un radicalismo que aísla?

El gobierno de Peña tiene dos caminos: seguir adelante con sus reformas estructurales y empujar las que se han desprendido de los sucesos de las últimas semanas o instalarse en el miedo y la precaución excesiva, que no avance ni retroceda. 

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