Primer debate en el país de la mano cortada

Sin sorpresas.

24 de abril, 2018

Sin sorpresas. Así se puede resumir el primer debate entre los candidatos a la Presidencia de México. Es más, si el debate hubiera sido una pelea a puñaladas, Ricardo Anaya hubiera cosido a cuchilladas a López Obrador, cortado la cabeza a José Antonio Meade al darle la siete de siete escándalos de corrupción en el gobierno de Peña Nieto y dado un fuerte coscorrón a Margarita Zavala. Al Bronco, ¿para qué?

Un resumen más amplio sería así:

1.– Ganó Ricardo Anaya; fue más ágil, más claro en sus propuestas y respuestas; más contundente en sus ataques. Se trabó cuando le recordaron su asuntito con el terreno, pero no se amilanó. La mala noticia: ganar este debate no significará alcanzar a AMLO.

2.– Se comprobó que los pejefóbicos sólo tienen una opción si quieren evitar que gane el tabasqueño: votar por Anaya. Meade siguió diciendo las mismas cosas una y otra vez. No pudo despegar. Perdió tiempo en criticar a Anaya y a López, con críticas tibias y sin fuerza. Tan lo comprendió Anaya que al final invitó a los seguidores de los demás que se sumaran al Frente.

3.- Margarita permitió cuestionamientos insultantes aludiendo a que es lo mismo que su marido. No supo proponer nada concreto y se desdibujó hacia el final. Desaprovechó su calidad de ser la única mujer y en todo momento aludió a sus valores.

4.- Jaime Rodríguez y la mano cortada muestran un nivel alarmante de hacer política, pero no faltaron entusiastas en Twitter que apoyaron esa estupidez.

5.- AMLO salió a cuidar su ventaja, pero lució avejentado, lento para responder y, lo más alarmante, sin material nuevo. Es lo más parecido a un viejo cómico que cuenta una y otra vez el mismo chiste. Buena noticia para sus fans: no explotó, así que perder el debate difícilmente lo hará descender mucho.

De inmediato iniciaron las mesas de anayistas objetivos, perdón, de analistas “muy objetivos”, encuestas que dirán que ganó fulano o mengano y spots de los propios candidatos asegurando que ganaron. Es decir, la guerra posdebate, a veces tan importante como el propio debate, sobre todo entre aquellos que no han decidido su voto y no vieron el programa.

De todos los candidatos, MORENA y AMLO cuentan con el aparato propagandístico más eficaz y amplio. Si sus rivales quieren convencer que ganaron el debate deberán hacer frente a esa maquinaria que tiene gran influencia en redes sociales y en otras esferas.

Sin embargo, el debate no es la vida real, al menos todavía. El Frente de Anaya llegó con la herida de Aureoles y su apoyo a Meade y la adición de este y de Río Piter a la campaña en muchos problemas del candidato tricolor. Hay el rumor de que otros frentistas se pueden sumar a la campaña priista. ¿Por qué? Es difícil saberlo, pero hay que suponer que después del 1 de julio, si las cosas siguen como van, el PRD será un membrete al nivel del partido verde o el PANAL. La salida de Aureoles le resta fuerza a Anaya, pero no le suma nada a Meade.

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