Nos hemos acostumbrado al delito

Mientras el secretario de Gobernación presumió ante el Senado de la República la baja de los delitos considerados graves, el INEGI...

2 de octubre, 2015

Mientras el secretario de Gobernación presumió ante el Senado de la República la baja de los delitos considerados graves, el INEGI daba a conocer los resultados de Encuesta Nacional de Victimización 2015 (ENV). Estos no dejan duda de un hecho: nos hemos acostumbrado al delito. La tasa de denuncias formales apenas si aumentó ligeramente. Sólo se denuncian el 10.7% de los delitos debido a que una buena cantidad de víctimas considera que es una pérdida de tiempo (32%) o bien desconfía de las autoridades (17%). No es extraño esto. En los casos de robos “menores” (celulares, laptops, tabletas, carteras, anillos, etc.) los propios policías toman la declaración del afectado y luego advierten “lo difícil” que será capturar al culpable y “lo imposible” que será recuperar lo perdido.

Los datos duros y generales son  abrumadores: una de cada cinco personas ha sido víctima de algún delito en el último año. Esta cifra afecta a un tercio de los hogares. En 2014 se dieron 33.7 millones de delitos que afectaron a 22.8 millones de víctimas. El costo ha sido enorme: 226 mil millones de pesos, 1.27% del PIB. En promedio, a cada persona el delito le costó casi seis mil pesos. Por supuesto, hay un daño incuantificable: el de la confianza, no sólo en las autoridades sino en el simple hecho de salir a las calles. En las zonas más afectadas por el delito, las actividades recreativas vespertinas o nocturnas van decayendo. Este es un daño moral y económico indirecto cuantioso.

Hablando de la confianza, la ENV también midió dicho factor. La Marina (82%), el Ejército (77%) y la Policía Federal (56%) fueron las instituciones mejor calificadas y la Policía de Tránsito y la Policía Preventiva Municipal las peores consideradas. A estas últimas se les considera corruptas y hasta peligrosas, sobre todo luego de los casos de Iguala y Cocula, en donde las policías municipales son indistinguibles del crimen organizado.

Según la encuesta, han disminuido delitos como robo en la calle o en el transporte público, robo total o parcial de vehículos o en casa habitación. En contraposición, han aumentado la extorsión, el fraude, las amenazas y las lesiones. En el Estado de México y el Distrito Federal se concentra el 40% de los delitos.

Muchos de estos millones de delitos son invisibles. Las víctimas las viven en silencio, entre la familia y los amigos, tratando de recuperar cualquier cosa parecida a la normalidad. Los delincuentes menores saben que no son el blanco de los ataques de los cuerpos policíacos. Robar un celular o una laptop apenas da unos pesos al ladrón, pero tiene la ventaja de que lo coloca fuera del radar de las batidas duras de la autoridad.

Si la verdad está en las cifras, entonces hay que atender las cifras de la ENV y no las optimistas del titular de la SEGOB.

Imagen: http://www.santiagocaruso.com.ar/

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