En un país donde existen más de ocho millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, cabe preguntarse si representan materia prima no sólo para actividades ilegales, como han señalado algunos expertos, sino también para ser parte de una formación política. La respuesta parece ser afirmativa y el partido de Andrés Manuel López Obrador, el MORENA, se ha lanzado en pos de ellos para ofrecerles una especie de educación maoísta-priista.
En efecto, el pasado 15 de febrero estaba programado el inicio de actividades en las ocho universidades auspiciadas por el MORENA, pero finalmente sólo una arrancó formalmente. Más allá de este tropiezo inicial, en el transcurso de las siguientes semanas comenzarán operaciones las demás. Las escuelas son: de Derecho, en la delegación Cuauhtémoc; de Ingeniería, en Tláhuac; de Medicina Integral y Salud Comunitaria, en Tlalpan; de Contabilidad y Administración Pública, en Azcapotzalco; de Educación Superior, en Comalcalco, Tabasco, y finalmente la Escuela de Agricultura y Agronomía, de Calkiní, Campeche. Adicionalmente, hay dos normales: una en Xochimilco y otra en Valladolid, Yucatán.
Se ha acusado a estas universidades de “patito”, de no tener permisos oficiales ni programas de estudio, de programar carreras que están saturadas en el mercado laboral, de arrancar actividades cuando todavía los planteles no están listos para recibir a los 600 jóvenes que se informa asistirán al curso propedéutico. Las clases iniciarán formalmente en agosto, mientras, a decir de Raquel Sosa, se están solicitando los permisos oficiales.
En una entrevista reciente, Sosa, coordinadora de estas escuelas, aseguró que los recursos para sostenerlas provienen de la mitad del salario que obligatoriamente deben aportar los diputados, presidentes municipales y demás servidores públicos que militan en el partido. Por supuesto, ningún alumno pagará cuota y recibirá todos sus materiales de estudio. La idea es formar desde abajo una especie de agentes de cambio en comunidades necesitadas. Señala Sosa que son jóvenes que “aprecian una concepción distinta de la educación, que no es la visión opresiva, represiva y de control. Nuestra propuesta es algo amable, cariñoso, afectuoso, empático, que es lo que se necesita.”
Más allá de la cursilería de estas palabras y de la (falsa) inocencia de dar “generosamente” educación, MORENA va por los jóvenes de ciertos sectores poblacionales. Pero Mancera no es lento de reflejos. El Gobierno de la Ciudad de México está abriendo nuevos planteles y ya anunció que darán formación a 15 mil jóvenes. La pregunta aquí es si, igual que MORENA, se procurará darles educación, quien sabe de qué nivel, y al mismo tiempo acercarlos a un proyecto político.
El problema no es acercar a los jóvenes a un discurso político, sino ofrecer educación de baja calidad en un mundo y un país que requieren profesionales no sólo comprometidos, sino también capacitados. De lo contrario, estos jóvenes sin ocupación y educación serán los “ninis” de la política, los “idiotas útiles” con título de un caudillo sin escrúpulos.
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