Es claro que la percepción no es la realidad, pero es lo que califica a los gobiernos. Por ejemplo, hasta hace muy poco tiempo, la mayoría de los venezolanos “percibían” que su gobierno era el correcto, por eso votaron para que ganara Maduro las elecciones. Desde entonces, era claro que el chavismo llevaba al país a un desastre, pero las mayorías “percibían” algo diferente. Cosas parecidas pasan con Macri en Argentina o con Dilma en Brasil. Las masas, pues, se equivocan y a juzgar por el descontento mundial, se equivocan mucho.
Esto viene al caso por el informe que ayer dio a conocer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El documento tiene el sugerente nombre de: “Índice para una Vida Mejor”, que considera “percepciones” de ciudadanos de sus 34 países miembros y cuatro más que no son miembros. Como era de esperarse en un país donde impera el “mal humor social”, los resultados de México con relación a los promedios que tiene la organización son bajos en ocho de las 11 áreas que se miden: medio ambiente, satisfacción (¿?), vivienda, balance vida-trabajo (¿?), ingresos, seguridad, educación y comunidad. En salud y empleo la calificación es aprobatoria, pero por debajo de los promedios que maneja la OCDE. Sólo en el elusivo tema de compromiso cívico nuestro país está por arriba de esos promedios.
En pocas palabras, el informe de la OCDE nos dice algo que ya sabemos: la opinión (percepción) de las mayorías es negativa en cuanto a la calidad de vida. Otra mancha más al tigre que es el gobierno federal. Pero el informe dice algo más que esto. Resulta que los mexicanos somos de los que más trabajamos, pero en cuanto a salario estamos en el lugar 36 de 38 países. Sí, se dirá que hay baja productividad, pero no es sólo eso, alguien se apropia de la gran plusvalía que crean los trabajadores mexicanos. El estudio también da la respuesta: el 20% de la población que se ubica en la cumbre gana 14 veces los que gana el 20% de los estratos más bajos. ¿Serán más astutos, más hábiles, más trabajadores o simplemente el esquema de distribución propicia esta situación? Por supuesto, el documento de la OCDE está lejos de ser un panfleto marxista.
Los señalamientos de la OCDE se suman a los que anteriormente han realizado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que han subrayado como principal problemática la desigualdad del ingreso que impera en el país. Todos estos informes documentan la necesidad de elevar los salarios y reducir la disparidad entre los ingresos más altos y los más bajos. Es claro que la actual administración ha hecho poco en este terreno, igual que las cinco administraciones precedentes. En este punto no hablamos de los programas sociales, sino de los mecanismos económicos de distribución del ingreso, los que atañen a la Secretaría de Hacienda, a la del Trabajo y a la de Economía. Los empresarios de este país protestan contra la corrupción y la inseguridad y hacen bien, pero la seguridad y la honestidad empiezan con mejores salarios y empleos.
El gobierno federal podría señalar que el informe de la OCDE recoge la “percepción”, no necesariamente la realidad de los hechos. Y tendrán razón. Sin embargo, a la hora de votar (u opinar) lo que cuenta es lo que se “percibe”.
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