El día de ayer, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño, dio a conocer los resultados del primer ejercicio de la evaluación impuesta en este sexenio. Con el análisis de los números no se debe olvidar que el objetivo de la reforma educativa no debe ser purgar el sindicato magisterial, sino elevar el nivel educativo de los niños y jóvenes. En este terreno, todavía queda a deber la Secretaría y su proyecto estrella, aunque hay que reconocer que en tan solo un año de aplicación de la reforma educativa es difícil suponer que hay resultados excepcionales.
Por lo pronto, Aurelio Nuño ha anunciado que se evaluó el 90% del profesorado convocado. Nada mal luego de las resistencias de los disidentes. De los que no se evaluaron, sea porque no asistieron o porque intentaron hacer un fraude, se echarán a la calle a tres mil 600. Los puestos de trabajo que queden vacantes serán ocupados por los aspirantes que aprobaron los exámenes. A otros 12 mil 500 se les dará una nueva oportunidad en los meses siguientes. Estos últimos son, según la información publicada, profesores y directores de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas. No se entiende por qué a éstos se les da una nueva oportunidad, salvo que se deba al objetivo de seguir quebrando las bases de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en esos estados donde era más fuerte. Hasta ahora, la estrategia de “contener y reducir” a la disidencia ha sido un éxito, a pesar de lo sucedido ayer en Oaxaca con el IEEPO.
De los evaluados, el 48.5% mostró resultados buenos o excelentes. A los mejores de entre estos se les darán mejores sueldos, acceso a créditos hipotecarios y otros estímulos. Esto se llama consolidar los avances. El mensaje para los que no han hecho la evaluación o no han obtenido buenas calificaciones es claro. Sin embargo, el 51.5% de los evaluados tiene un margen para mejorar, según Nuño. De este porcentaje, 14 mil 500 obtuvieron resultados insuficientes, es decir son los maestros reprobados. A estos se les dará una nueva oportunidad de presentar la evaluación durante el año, mientras, seguirán al frente de sus grupos.
En términos políticos la evaluación marcha. A finales del sexenio, habrá un padrón de maestros depurado, con menos disidentes. En términos de calidad educativa es difícil adelantar resultados. Los mecanismos coercitivos que tanto encantan a un sector de los analistas que aspiran a “meter en orden” a la CNTE no necesariamente dan buenos resultados en el alumnado. El resto de las medidas que conformarán la reforma educativa (la escuela al centro, las mejoras en el plan de estudio, los recursos para mejorar la infraestructura, etc.) marchan a paso de tortuga.
Por cierto que al secretario Nuño alguien (¿Peña Nieto, Videgaray, Osorio?) parece haberle jalado la correa y ya no aparece con tanta frecuencia e intensidad en los medios. Lástima, ahora que se necesitaba que el superprefecto Nuño diera paso al secretario Nuño, alguien decide que debe ser discreto.
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