La frase más usada en estos días por analistas y encuestadoras que siguieron las elecciones en los Estados Unidos es: “me equivoqué” y a continuación dan una larga lista de “razones” (excusas) para explicar su equivocación, con lo que se vuelven a equivocar. Sus razones son en su mayor parte numéricas y nos escupen datos para demostrarlo: quienes votaron por Trump son hombres blancos (58%); son viejos de más de 45 (53%); no tienen un grado universitario (67%). Más todavía: son rurales, conservadores, van a la iglesia una vez a la semana, hicieron el servicio militar, son latinos traidores, son mujeres estúpidas… ¿cómo?, ¿esos son los Estados Unidos?
Habíamos creído que todos eran como los Friends: cosmopolitas, liberales y ciudadanos de NY, Los Ángeles o San Francisco. ¿Hay siquiera otras ciudades? ¡Qué sorpresa! Claramente, los votantes de Trump son campesinos ignorantes, misóginos, racistas, cristianos y, además, odian a Obama. ¡Cómo se atreven! Seguramente ven porno, creen en los OVNIS y los ángeles y comen carne. ¡Uf! ¿Qué se podía esperar de gente así? Pero se les olvida un pequeño detalle a los que usan estos datos para “explicar” la derrota de Hillary: millones de estos pobres campesinos religiosos votaron en el 2008 y 2012 por Obama y lo hicieron en 1992 y 1996 por Clinton. ¿Entonces eran más listos antes?
Las razones por las que perdió Hillary Clinton son múltiples. Admitamos que no sólo se debió a lo “inadecuado” de los votantes. Juzgar a los votantes por todas estas características es un acto discriminatorio y simplón. Es sencillamente evadir otras causas. Una para empezar: Hillary Clinton fue una mala candidata. No se definió en cuestiones capitales, confiada en que los medios estaban haciendo pedazos al inadecuado, estúpido, arrogante, macho, xenófobo Trump. ¿Por qué no “mató” a Trump en los debates? Tal vez la respuesta sea muy simple: porque no pudo hacerlo, porque no supo hacerlo. Pero hay más razones que se han retomado poco: fue un voto contra la clase política de Washington y fue un voto de resentimiento porque los niveles de vida se han deteriorado. Sí, Trump no sabe cómo mejorar las cosas, pero su discurso tal vez se parece al descontento de millones de estadounidenses que votaron por él a pesar de sus terribles e imperdonables defectos; millones de norteamericanos que no le creyeron a una agente del establishment, sin compromisos y sin nada nuevo qué decir. Y todo esto que estaba ante nuestros ojos no lo vimos porque los defectos del republicano nos cegaban, porque no era políticamente correcto. Un efecto de rebote: no puede ganar porque no nos gusta, porque no nos conviene. Hillary perdió por todas esas cosas, pero también perdió porque mucha gente no quería una mujer en el poder. Me refiero a la teoría del “angry white man” de Michael Moore, en su excelente análisis (ese sí) escrito antes de las votaciones y en donde explicaba por qué perdería la Clinton (se puede leer en: http://michaelmoore.com/trumpwillwin/).
Sí, hay decenas de protestas contra el triunfo de Trump, pero en parte estas pueden deberse a que los medios y las encuestadoras le hicieron creer al público norteamericano que era inexorable el triunfo de Clinton. Muchas movilizaciones son de frustración, porque no pueden concebir ser representados ante el mundo por un tipo como él. No nos olvidemos que el buenazo de Obama logró romper récord en la deportación de migrantes ilegales, no acabó con Guantánamo y no echó a andar una reforma migratoria. Ah, pero nos cae bien.
Los que votaron por el racista, misógino y xenófobo Trump ¿comparten estas características? ¿Súbitamente la mayoría de los votantes de Texas, Florida y hasta Pennsylvania se volvieron racistas, misóginos y xenófobos o ya lo eran y no lo sabíamos? Gente que durante décadas, sobre todo en la frontera, ha convivido con minorías y migrantes, ¿se volvió contra ellos?, ¿no puede haber otras causas? Pues hay que buscarlas, hay que analizar el fondo del voto republicano, pues no sólo ganó Trump, sino el partido que él representó.
¿Será Trump presidente como el que vimos en la campaña? Por regla general, un político es uno en una campaña y otro en el gobierno. Por lo pronto, su discurso de triunfo fue, extrañamente, moderado y su reunión con Obama, cordial. ¿Son buenos augurios? Lo son, pero no hay que ilusionarse. Si hacer el muro le ayuda en un momento de baja de popularidad, lo hará; si revisar o tirar a la basura el TLC lo saca de una enorme metida de pata, lo hará. Sin duda, pero no porque sea Trump, sino porque así es la política. ¿Es un fascista Donald Trump?, ¿dónde están las juventudes fascistas, la noche de los cuchillos largos, el partido corporativo, le ideología supremacista, la marcha sobre Roma y todas aquellas cosas que lo harían un fascista? Sí, es ignorante, misógino y todo lo demás que hemos escrito aquí, pero tal vez ni siquiera así sea el peor político sobre la tierra. ¿O acaso Putin, los comunistas chinos, para hablar de aquellos que están sentados en un arsenal nuclear, son mejores?, ¿el dictador de Corea del Norte, ése que juega con misiles nucleares de gran alcance, es mejor que Trump?, ¿acaso creemos que Trump le hará algo peor a su país que lo que le hicieron Chávez y Maduro a Venezuela? Trump se enfrentará con las pesadas instituciones políticas de su país: el congreso, los partidos, los medios, una opinión pública fuerte, los gobernadores, etc. Esto podría obligarlo a moderar algunos de sus deseos para que no se volvieran políticas y hechos.
Y, por cierto, ¿ahora la izquierda mexicana (cualquier cosa que sea eso) defiende al TLC?, ¿no deberían estar celebrando que se puede acabar un Tratado que supuestamente nunca les gustó?
Por último, se le pide al presidente Peña Nieto que sea firme y digno ante Trump, ¿qué significa esto? Por lo que se puede leer, significa que cada vez que Trump diga una idiotez (y lo hará), Peña le miente su madre o su equivalente. Para contestar una estupidez con otra no necesitamos a un político; el verdadero político contesta una estupidez con inteligencia. Por supuesto, hay que tener un límite, pero este no puede estar en el ego o el valor, estará en el hecho de que tenemos una frontera común y millones de norteamericanos y mexicanos que dependemos de los negocios conjuntos. ¿Tendrá éxito Peña y quien le siga? Esperemos que sí.
Ayotzinapa: vivos se los llevaron, vivos los queremos
Desde que este triste caso de desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa comenzó, el ahora...
septiembre 27, 2019Guerra sucia y guerrilla
Ahora que se ha puesto sobre la mesa el tema de la guerrilla en México, cabe hacer algunas reflexiones,...
septiembre 23, 2019Crónicas del año cero (XXXII): El fin del capitalismo
El fin del capitalismo ha sido sentenciado muchas veces en la historia; desde Marx hasta Chávez y Maduro, se...
septiembre 3, 2019¿La oposición debe pelearse con López Obrador?
Cada mañana (y durante el resto del día), el presidente López Obrador lanza puyas, mentiras, exageraciones y tergiversaciones, mezcladas...
agosto 30, 2019