El día de ayer hubo varios enfrentamientos en Guerrero entre la Policía Federal y maestros de la CETEG y normalistas de Ayotzinapa. Se habla de tres choques entre ambos grupos. La Policía Federal y el gobierno estatal aseguran que los normalistas fueron los atacantes originalmente. Algunos medios respaldan dicha versión. Por otro lado, los maestros y normalistas, así como varios miembros de grupos musicales que iban a participar en un concierto en el lugar, confirmaban la versión de que el ataque inicial fue de varios elementos de la misma corporación policíaca, quienes se encontraban borrachos.
Los enfrentamientos dejaron 22 heridos, ocho policías y el resto maestros y normalistas. Hay tres elementos federales cuyo estado se reporta grave. Además de esto, hay tres vehículos incendiados por los manifestantes y sendas denuncias ante la PGR. La CNDH de inmediato avisó que abrió una investigación. Por supuesto, aquí, como en otros casos, cada quien creerá la versión que le convenga. Como se ve, las cosas no están nada tranquilas en esa región de Guerrero.
Por otro lado, hace unos días los familiares de los 42 desaparecidos se reunieron con representantes del Senado. Después de horas de reunión y de haberlos recriminado e insultado, los familiares les solicitaron la desaparición de Poderes en la entidad, aduciendo que todos los municipios se hallan penetrados por el narco, y la suspensión de elecciones. El día de hoy, según la prensa, los senadores se preparaban para dar respuesta negativa a ambas solicitudes: ni procederán a la desaparición de Poderes, ni tienen capacidad para suspender los comicios del año entrante. Lo que sí pueden hacer es solicitar al INE que de una vez retome la elección de aquel estado.
Sobre este último tema, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, insiste también en que se lleven a cabo las elecciones, a pesar de que hay varias instalaciones de ese Instituto amenazadas. Córdova Vianello ha puesto como límite el que las personas a su cargo o los ciudadanos corran riesgos. Es una forma de decir que la pelota está en la cancha del gobierno federal, el que debe asumir la seguridad el día de la elección.
Así están las cosas en Guerrero. Por un lado, un grupo decidido a impedir las elecciones y a poner en duda todos los actos de gobierno; por otro, instituciones decididas a celebrar comicios y a tratar de reinstaurar cierta normalidad en la entidad (¿alguna vez fue normal?).
Hace unos días, Luis Raúl González, titular de la CNDH, dijo ante el presidente Peña Nieto que, ante hechos como los de Ayotzinapa, no hay manera de regresar a la “engañosa normalidad” del pasado. A Borges le hubiera encantado la frase.
Foto: www.proceso.com.mx
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