Como era previsible, el terremoto del pasado 19 de septiembre finalmente alcanzó a la clase política. Y la encontró desnuda, sin explicaciones ni defensa alguna. Apresurada por apurar su suicidio y probablemente el suicidio de la democracia mexicana.
A este suicidio se lanzaron, vergonzantes, ciegos y sordos los políticos. Empezó López Obrador asegurando que MORENA destinaría el 20% de sus gastos de campaña para los damnificados de Oaxaca y Chiapas. El PRI ofreció aportar más de 258 millones de pesos de esos recursos. Ricardo Anaya se coloca a la vanguardia y sube la apuesta al 50%. Dante Delgado manda su jugada y asegura que dará el 100% de los recursos INE para gastos de campaña. Esta propuesta la retoma el frente (léase Barrales, Anaya y Delgado) y es apoyada por AMLO. Es una especie de suicidio colectivo, pero, además, un suicidio asistido por el doctor INE-Kevorkian.
Desde las gradas, Osorio Chong asegura que es lo menos que los partidos pueden hacer. ¿En serio?, ¿ya se olvidó cuál era el propósito de los recursos públicos para los partidos? Era para darles independencia frente al Estado y los poderes económicos y fácticos. Cierto es que la realidad marca que hay que reducir esos recursos, pero borrarlos del todo plantea la pregunta: ¿cómo se van a financiar las campañas y los partidos? Supongamos los siguientes métodos:
1. Los candidatos y candidatas serán franciscano(a)s y harán voto de pobreza electoral;
2. Los militantes, representantes populares y servidores públicos darán la mitad de sus salarios y sueldos. ¿En serio alguien supone que esto puede suceder así sin más?
3. Para los fines de la propuesta anterior, a todos los trabajadores de las delegaciones, municipios, gobiernos se les aplicará el método Delfina: un diezmo “voluntario” para el proyecto;
4. Los recursos provendrán de los gobiernos que conquisten. Si esto pasa ahora, esperen a ver en el futuro;
5. Los recursos los dará la iniciativa privada y con ello habrá que escriturarle los puestos que se consigan a quienes dieron dinero;
6. Los recursos podrían provenir del crimen organizado.
Claro, siempre hay la posibilidad de hacer campañas austeras, tan cortas de recursos que podrían pasar inadvertidas en un país tan grande como México. Aunque se propusiera que las campañas sean fundamentalmente televisadas, esto no sería posible, pues los medios no podrán darle cobertura a las miles de campañas.
Vale la pena señalar que quien soltó en redes sociales la propuesta (¿MORENA, la IP?) quería exhibir a la clase política, pero logró más, mucho más, logró que empezara el camino del suicidio. Los partidos donarán sus recursos, pero cada uno quiere donarlo a su manera: Anaya habla de que sea administrado por un comité ciudadano intachable (¿quien esté libre de pecado?…). Por su parte, AMLO asegura que daría ese dinero a personas honestas que, curiosamente podrían ser simpatizantes de MORENA. ¿Cómo se llama esto? Hacer campaña. Pero los partidos sólo hablan de dar dinero (un dinero que no es suyo) y no de más cosas. ¿Cómo se llama esto? seguir haciendo campaña.
No importa que la plataforma Change.org junte 50 millones de votos a favor de quitar a los partidos los recursos, es una equivocación. Además, luego de todos estos actos de propaganda cabe preguntarse: ¿suponen los políticos suicidas que los ciudadanos y ciudadanas cambiarán su opinión sobre los partidos y la clase política?
Ayotzinapa: vivos se los llevaron, vivos los queremos
Desde que este triste caso de desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa comenzó, el ahora...
septiembre 27, 2019Guerra sucia y guerrilla
Ahora que se ha puesto sobre la mesa el tema de la guerrilla en México, cabe hacer algunas reflexiones,...
septiembre 23, 2019Crónicas del año cero (XXXII): El fin del capitalismo
El fin del capitalismo ha sido sentenciado muchas veces en la historia; desde Marx hasta Chávez y Maduro, se...
septiembre 3, 2019¿La oposición debe pelearse con López Obrador?
Cada mañana (y durante el resto del día), el presidente López Obrador lanza puyas, mentiras, exageraciones y tergiversaciones, mezcladas...
agosto 30, 2019