El depa y los políticos puros

Tiene razón la señora Alejandra Barrales cuando afirma que tener un departamento lujoso en Miami no es ilegal

23 de marzo, 2017

 

Tiene razón la señora Alejandra Barrales cuando afirma que tener un departamento lujoso en Miami no es ilegal, pero en su caso hay varios detalles interesantes. En primer lugar, los legales. Según Univisión, la cadena que realizó el “descubrimiento”, el departamento de marras, valuado en 990 mil dólares, fue adquirido a través de una empresa de papel de la que la presidenta del PRD es la única accionaria y por lo tanto dueña absoluta. Barrales llama “inexactitud”  a la omisión de esta propiedad en su 3de3. Aquí no pasa nada, como en el caso de Ricardo Anaya, del PAN, la culpa es del formato. El pequeño problema es que según Univisión el monto pagado en el enganche por el depa excede en 332 mil dólares de lo que reportó como ingresos en el año 2015.  ¿Quién puso el resto?, ¿de dónde obtuvo esa cantidad adicional? Tal vez se abra una investigación en Estados Unidos y México sobre el tema.

Pero supongamos que no hay problemas legales (algo que está por verse), pero lo que sí hay son asuntos políticos graves.

Es grave el asunto por varias razones. En primer lugar, Barrales mintió en su 3de3 y de paso demostró que la famosa cédula no sirve para nada. En segundo lugar, es una incongruencia que la presidenta de un partido político de izquierda tenga una propiedad fuera de su país, una propiedad costosa. Revela que no cree en su propia nación. En tercer lugar, se metió en un lío que la perseguirá para siempre, metió en un lío a su partido, ya de por sí tocado por una crisis grave, y, por último, le da un golpe a Miguel Ángel Mancera, quien la ha impulsado.

Pero veamos la otra cara de la moneda. Quien orquestó el golpe lo hizo con dedicatoria y oportunidad. Poco importa si fue el senador Barbosa o una filtración de alguna parte, lo relevante es a quien sirve el escándalo. Sirve a MORENA y a López Obrador. Así de simple.

Podría decirse que es parte del estilo que el líder de MORENA ha empleado en su trayectoria. La fórmula aplicada a la Barrales es parecida a la que se usó en contra de Rosario Robles hace algunos años. No pudieron con ella en el terreno político y decidieron montar un escándalo alrededor de su relación personal.

Así han de ser las cosas entre MORENA y el PRD: los que no se vayan por la buena se arriesgan a que sus antiguos compañeros delaten sus posesiones, ocultas o no, sus pecadillos de toda índole. ¿No recuerda algo este modelo de actuación política? En efecto, recuerda los métodos usados durante décadas por el PRI y algunas otras organizaciones con tendencias totalitarias. Los “puros” de MORENA ocultan cosas, acaso más canallas; pero lo más grave: están más cerca del fanatismo perseguidor que de la política.

Ay, nanita.

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