Si se buscan culpables del aumento en el número de pobres no debemos mirar hacia la SEDESOL, Rosario Robles o José Antonio Meade. Hay que voltear hacia el otro lado. Mientras que el Fondo Monetario Internacional señala que México es un rayo de luz en medio de economías que se estancan en los países a los que pomposamente llama emergentes, otro organismo internacional, la Comisión Económica para América latina (CEPAL) asesta un duro golpe al rostro del actual gobierno: México es uno de los tres países de la región que ha visto un aumento en el número de pobres. Según la secretaria general de la CEPAL, Alicia Bárcena, nuestro país, junto con Venezuela y Guatemala, son los únicos en donde este fenómeno se ha dado.
Por supuesto, habrá consideraciones metodológicas que hacer, pero los números están ahí: entre 2012 y 2014 el número de pobres pasó de 51.6% a 53.2%. La indigencia creció 0.6% para quedar en 20.6%. Traducido a un lenguaje llano, más de la mitad de los mexicanos viven en pobreza y uno de cada cinco tiene condiciones de indigencia. Una segunda bofetada es el hecho de que durante los regímenes panistas la pobreza disminuyó en el país, al igual que en el resto de América Latina. Cierto es que el crecimiento de la pobreza empezó durante los últimos dos años del gobierno de Calderón, pero a tres años de iniciado el sexenio del presidente Peña Nieto la tendencia no ha podido ser revertida.
¿Cómo puede ser que el país resista la dura situación económica internacional, pero el número de pobres está aumentando, mientras que países como Brasil, que está en una profunda crisis, tenga menos pobres en el mismo lapso? No hay respuestas fáciles. De entrada, los datos se dieron a conocer al filo de la Semana Santa, con lo que su efecto tóxico para el gobierno federal fue menor. Además, hay que recordar que en realidad estos datos no son enteramente nuevos, se refieren a los dos millones más de pobres que señaló el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) el año pasado. Sin embargo, nuevo o no, son preocupantes.
Luego de pasada la época vacacional, los opositores al gobierno federal tratarán de buscar culpables. También lo harán aquellos que dentro del régimen no estén conformes con la presencia de la anterior cabeza de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles. En efecto, ella es la primera a la que hay que señalar, en apariencia, Pero una lectura cuidadosa del informe de la CEPAL arroja otra luz. Si hay que buscar responsables, estos se encuentran en Hacienda, Trabajo y Economía, no en SEDESOL. El documento cepalino subraya que las causas del aumento de la pobreza en México no son coyunturales, sino estructurales. No es que SEDESOL esté haciendo mal su trabajo, simplemente no hay manera de que la transferencia de recursos que hace el gobierno en programas sociales pueda contrarrestar los efectos adversos de la política económica. Bárcena aconseja trabajar en mejorar el empleo, los ingresos y dar a los trabajadores protección social. Precisamente todo lo que el gobierno federal y la iniciativa privada no están haciendo. No bastan las pensiones y demás caridades de unos cuantos cientos de pesos, hay que exigir una elevación del salario y más empleos con prestaciones.
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