Es curioso que muchas buenas conciencias sigan considerando a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) un líder de izquierda. Sin duda, es el político mexicano más relevante de este siglo, pero no es, ni ha sido, un hombre de izquierda. Vamos, ni siquiera es un político progresista. Y ahora que han aflorado asuntos como el de los departamentos de su propiedad y su 3de3, al parecer no es tampoco tan honesto como nos ha hecho creer.
Su declaración acerca de las libertades sexuales y el aborto no deja lugar a dudas. Suponemos que con el tema de las “libertades sexuales” se refiere a los matrimonios igualitarios, entre personas del mismo sexo. Sobre este tema, el jefe de MORENA opina que deben decidirse en una consulta pública. En pocas palabras, está dispuesto a votar los derechos de las personas, conseguidos a lo largo de décadas de esfuerzo y lucha, derechos que, en el mundo Occidental, cualquier cosa que sea eso, han ganado terreno.
AMLO dice que en su calidad de dirigente de un partido no debe fijar una postura personal en torno a esos temas. Esto demuestra, de nuevo, que no tiene idea de lo que afirma. El problema no es fijar “una postura personal”, sino reconocer los derechos de las personas de la comunidad LGBTI, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Derechos elementales.
En una declaración que deja patente su narcisismo afirma: “Yo represento a millones de católicos, a millones de evangélicos y a millones de libres pensadores de este país, entonces si no los consulto no me puedo pronunciar, que no se llamen a engaño, siempre he sostenido que el mejor método es el democrático y que la gente decida, y yo soy partidario de las libertades, pero cuando se trata de esos temas, vamos a que los ciudadanos sean los que resuelvan". En realidad, lo que está diciendo es: que alguien más se comprometa porque yo no lo haré. ¿Ese es un hombre de izquierda?
Es significativo el lugar donde AMLO emitió estas declaraciones este pasado fin de semana: el Bajío y los Altos de Jalisco, regiones de las más conservadoras en el país. Podría pensarse que López es un político más, que dice lo que sus oyentes desean escuchar, pero no es el caso. Por ejemplo, cuando viene a la CDMX no apoya el matrimonio igualitario ni el aborto. Nunca lo ha hecho, ni siquiera cuando fue jefe de Gobierno. Lo exacto es decir que en esas zonas conservadoras a las que fue pudo dar rienda suelta a sus verdaderas ideas.
En este sentido, sus ideas no se ubican ni siquiera en el centro, no. Definitivamente, está situado a la derecha del PRI y en las cercanías del PAN. Es curioso constatar que hay panistas democráticos que son más progresistas que él. Sus ideas lo acercan al Frente Nacional por la Familia y a la más conservadora ala de la Iglesia Católica. ¿Por qué si en los Estados Unidos muchos artistas e intelectuales llaman a no votar por Trump, al que consideran un peligro, aquí no pasa esto con AMLO?, ¿suponen que estas ideas no serán llevadas a la práctica si alcanza la Presidencia?, ¿o será que nuestros intelectuales y artistas son tan conservadores como él?
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