2016, el futuro a la vuelta de la esquina

Existen un grupo de organizaciones y ciudadanos que le exigen al gobierno de Peña Nieto una serie de cosas...

23 de diciembre, 2015

Existen un grupo de organizaciones y ciudadanos que le exigen al gobierno de Peña Nieto una serie de cosas, desde su renuncia hasta que dé una vuelta de timón para demostrar su “buena fe”, o su compromiso con tal o cual causa o bien para “legitimarse” ante “el pueblo”. Pero no es con estos grupos con los que tiene los mayores retos. Como cualquier gobierno de cualquier país, el objetivo principal es convencer a una mayoría de que se están haciendo bien las cosas para que su corriente política continúe al frente de la nación.

Los verdaderos retos son otros. Para 2016, la tarea principal es procurar que aterricen las reformas del sexenio, en especial la educativa. Esta deberá mostrar que es algo más que evaluaciones en medio de un cerco policíaco. Como lo ha anunciado Aurelio Nuño, se deberán poner en práctica los nuevos programas de inglés, español y matemáticas. No sería malo regresar a la instrucción artística en las escuelas públicas, al menos las que tienen tiempo completo. Igualmente, se deberá comenzar a ver la habilitación de la infraestructura educativa gracias a los bonos colocados en los mercados financieros.

En cuanto a las reformas energética y de telecomunicaciones se deberá mostrar que la competencia puede ofrecer mejores servicios y productos con un precio más accesible para los usuarios o consumidores. El Sistema Nacional Anticorrupción deberá completarse en lo que se refiere a la legislación secundaria. Igualmente, el proyecto de la Fiscalía en lugar de la Procuraduría deberá ser un hecho. En resumen, hacer tangibles las reformas.

En términos económicos, el gobierno seguirá afrontando un panorama similar al actual. Habrá que esperar que la economía de los Estados Unidos se afiance, pero seguirá habiendo malos precios del crudo y un dólar caro, por encima de los 17 pesos. Pese a esto, el gobierno federal estará obligado a empujar para que la economía crezca, al igual que el salario y mejores empleos. Esta es la mejor legitimación.

Todo esto lo deberá hacer en medio de una lucha electoral feroz, con aspirantes opositores al 2018 deseosos de sacar provecho de los errores de la actual administración. Adicionalmente, deberá mantener unido a su partido para evitar la fuga a candidaturas independientes. Los aspirantes a la candidatura presidencial del PRI suelen ponerse nerviosos en los dos años previos a la elección, lo que significará que podrían arreciar los golpes internos. Sea quien sea el candidato, no lo decidirá sólo Peña Nieto, lo hará como el resto de los presidentes priistas lo hizo, mediante un delicado proceso de discreta auscultación, viendo ventajas y desventajas. Si algo ha demostrado Peña Nieto es que sabe ceder, como lo hizo en el Estado de México, para decidir a favor del mejor candidato. Todo esto es sólo para comenzar, pero hay muchos más retos.

EL EDITORIAL VOLVERÁ A PUBLICARSE HASTA EL 4 DE ENERO DE 2016.

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