La reelección presidencial en México, ha sido históricamente el fruto prohibido desde la última reelección del presidente Porfirio Díaz, curiosamente éste se sublevó contra Benito Juárez bajo el lema “sufragio efectivo, no reelección” con el plan de La Noria, y después contra Sebastián Lerdo de Tejada con el Plan de Tuxtepec. Después de tres décadas de Porfiriato, el lema de Madero vuelve a ser el mismo “sufragio efectivo, no reelección”. Después de la caída de Don Porfirio, ha habido algunos intentos de reelección, unos directos, otros por interpósita persona, pero todos han fracasado al final.
El primero fue Obregón, que incluso logró que el Congreso federal cambiara la Constitución para derogar la prohibición para reelegirse, no sin antes asesinar a los opositores, encabezados por los Generales Arnulfo R. Gómez y Francisco F. Serrano. Ya habiendo ganado las elecciones y, como Presidente electo, fue asesinado (supuestamente) por radicales católicos, aunque no faltan las voces y los dedos flamígeros que apuntan al General Calles, su aliado de mil batallas.
Después siguió la presidencia de Calles (1924-1928) y el periodo conocido como el “Maximato” (1928-1934), donde el “jefe máximo de la Revolución” gobernó, de facto, a través de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez. Cuando el General Cárdenas llegó a la Presidencia, a Calles lo sacaron una noche en pijama de su casa directo a un avión con rumbo a los Estados Unidos; pretendía continuar con su esquema, haciendo de Lázaro Cárdenas otro títere.
Los siguientes periodos presidenciales (ya sexenios) fueron, en general, de estabilidad política, paz y progreso, no se supo de ambiciones transexenales hasta con Miguel Alemán, reducidos a simples rumores, a la postre sin importancia, mas adelante con Luis Echeverría, designando este como sucesor a su amigo de la infancia José López Portillo, imponiendo a no pocos legisladores con el afán (se dice) de seguir influyendo desde su residencia de San Jerónimo Lídice, teniendo incluso acceso a la red telefónica presidencial. Hasta que el Secretario de Gobernación Reyes Heroles le sugirió al Presidente mandarlo “de vacaciones” con el nombramiento de embajador a Australia, las islas Fiji y Nueva Zelanda.
Los siguiente rumores transexenales, fueron en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, donde con pocas plumas de periodistas, intelectuales y afanes ciudadanos en general, ante el éxito económico y reformador de su gestión que después fueron reducidos a un mero espejismo, sugerían cambios constitucionales para permitir su eventual reelección, teniendo que salir al paso el Secretario de Gobernación de entonces, Don Fernando Gutiérrez Barrios para desmentir los rumores. Lo cierto es que a partir de la renuncia del Capitán Gutiérrez Barrios la estabilidad se fue, primero con el poco claro levantamiento zapatista el 1ero de enero de 1994, y después los asesinatos políticos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu. La sucesión acabó por quedar fuera de control, ocasionando con ello la crisis financiera de 94-95, con todas las tristísimas secuelas ya conocidas y recordadas por todos.
Con las reformas del 96, y la llegada de alternancia política a la Presidencia, volvieron las ambiciones transexenales, estas sí descaradas por parte de la primera dama Marta Sahagún de Fox, dejando todo al descubierto la valiente carta de Alfonso Durazo, entonces secretario particular de la Presidencia, denunciando las sucias maniobras para lograr su cometido, mismas que contribuyeron en mucho a descarrilar el proceso sucesorio del año 2006, envenenando la elección y dando un tristísimo retroceso, y traicionando los logros democráticos ya alcanzados a esas fechas.
Mas recientemente, el ex-presidente Felipe Calderón, al mostrar inquietudes transexenales, por medio (al igual que Fox) de su esposa Margarita Zavala, dejó a su fracción parlamentaria en el Senado, y pretendiendo (por todos los medios) hacerse del control del PAN su partido, imponiendo a su alfil Cordero en la presidencia, Calderón tenía la mira puesta en el 2018, solo hay que recordar su frase en una entrevista, años antes, de “si veo a Margarita como Presidenta”. No olvidemos que la reelección presidencial en México es un fruto prohibido y envenenado, y que cuando la tentación de comerlo ha aparecido, no le ha ido a México nada bien.
Por eso el énfasis del ya presidente López Obrador en incluir a Madero entre sus referentes históricas, y llegando a mencionar explícitamente, una y otra vez, hasta de manera ya escrita, que no tiene intención alguna en buscar la reelección, tema inducido por no pocos comunicadores con perversos fines. La no reelección es una conquista que a México le costó demasiada sangre, y el que pretenda mover ese tema tabú, ya sabrá a lo que se atiene; la Historia no miente, y el Presidente López Obrador, es un profundo conocedor de la misma.
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