“Quienes nunca cambian de opinión, nunca logran cambiar nada”. Winston Churchill
La pandemia que estamos empezando a sufrir y que apenas se comienzan a sentir sus efectos en el bolsillo y en la salud de los mexicanos, ha causado una grave crisis en el ánimo de las personas. Lo compruebo todos los días, por los comentarios que me hacen mis amigos ―virtuales y reales― en las redes sociales.
Muchos de ellos tienden a culpar directamente y sin dudarlo al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo cual no es del todo cierto, pues heredó un desastre. Claro, después de más de 16 meses que lleva su gestión al frente del gobierno federal no ha encontrado la forma de enderezar el barco y parece que sus ideas fijas lo mantienen preso; la sentencia del epígrafe lo describe a la perfección: es incapaz de cambiar de opinión. La persona que hace siempre lo mismo obtiene los mismos resultados. ¡Ese es su estilo personal de gobernar!
Lo que sí es cierto, es que la pandemia agarró al gobierno de la Cuarta Transformación con “los dedos en la puerta” y de paso a gran parte del sector productivo del país; sobre todo al sistema de salud que nunca ha funcionado como Andrés Manuel sueña en que lo va a transformar: eficiente y gratuito. ¡Dijo que como en Suecia…! En muchos años por venir, eso no va a suceder.
Es un hecho que la transición del “Seguro Popular” al nuevo Instituto de la Salud para el Bienestar (INSABI) fue mal planeada y ejecutada. La renuncia en mayo de 2019 de Germán Martínez a la dirección del IMSS es prueba viviente de lo mal que funcionaba la institución y todo el sistema. El resultado es que ahora la salud de los mexicanos está en entredicho: no hay capacidad para enfrentar lo que se nos vine encima. El pacto que hizo el presidente con los hospitales privados puede ayudar un poco… ¡Ojalá!, pues no sabemos el tamaño del problema que tendremos a finales del mes entrante. Los que nacimos en abril, mayo, junio… no vamos a celebrar nuestros cumpleaños, como estábamos acostumbrados. ¡Esperemos sobrevivir!
Así pues, por fin el llamado de #QuédateenCasa está funcionando en segmentos de la población, a un costo que no se puede predecir todavía. Habrá miles, tal vez millones de personas sin percibir ingresos por un buen tiempo y solo algunas empresas solidarias están apoyando a los mexicanos. El Palacio de Hierro ofrece a sus clientes que no paguen sus adeudos en 4 meses y algunos bancos también los están apoyando. ¿En dónde está Telmex y Telcel? ¿En dónde AT&T? ¿En dónde la CFE?, que anuncia que subirá su tarifa doméstica el 4%. El IMSS anuncia que aplaza el pago de sus cuotas obrero-patronales pero es insuficiente por parte del gobierno. ¿En dónde está la 4T?, el que la encabeza sigue de necio en atacar a los “malditos conservadores” y seguir construyendo Santa Lucía y Dos Bocas. El Tren Maya está en proceso de licitación. ¡Ah, eso sí!, promete que en nueve meses va a crear dos millones de empleos. ¡Ni soñando!
Y, ¿en dónde están los programas de un gobierno que quiere transformar? Bien se pudieran desarrollar programas importantes, mientras el personal está en sus casas y no vacacionando; sabemos que hay gente preparadísima en sus especialidades que pueden aportar sus conocimientos para transformar. Por ejemplo, parte del Sistema Judicial Mexicano podría mejorarse sustancialmente con un ahorro gigantesco para los litigantes y sus clientes. Solo hay que recordar que estamos en el siglo de la comunicación digital. La propuesta concreta es que las promociones judiciales (demandas, escritos, solicitudes, etcétera) se hagan electrónicamente, con sellos digitales y así se evitaría la gran cantidad de horas-hombre invertidas en el transporte para ir a entregar una promoción. Litigar electrónicamente es posible; hay pequeños esfuerzos en esa materia, pero insuficientes. El hecho es que todo el sistema judicial mexicano necesita una revolución de fondo, pues es difícil imaginar el tamaño de los expedientes que se van a acumular después de la pandemia. Se necesita una verdadera transformación. ¡Ya!
El programa #QuédateEnCasa es indispensable para que el virus no se propague tan rápido. Es necesario saber que muchos ciudadanos desean, con todo su corazón, que algunos servidores públicos de la administración actual no le hagan caso…
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