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El Hipódromo de las Américas… ¡Una Historia de Impunidad y Corrupción!

“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. –George Orwell Desde 2014 y durante muchos años he...

23 de julio, 2020

Enrique Rodríguez-Cano Ruiz

“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”.

–George Orwell

Desde 2014 y durante muchos años he escrito muchos artículos en el portal que me publica y por los comentarios de quien se anima a leerlos, me alientan para que les siga contando, sobre todo de caballos.

A lo largo de todo este tiempo he centrado mis opiniones en dos temas principales; lo que ha pasado en el Hipódromo de las Américas ―en la Industria Hípica― y también, por recomendación del propietario del sitio que me publica, he expresado mi sentir en temas de política nacional, que lo hago por esta convicción que tengo: contribuir en algo, pues confieso que no soporto ver la condición en que viven millones de mexicanos.

Mis fuentes de información provienen del conocimiento que tengo de la hípica ―pues he estado entre las patas de los caballos por mucho tiempo―. Fue mi modus vivendi por muchos años y conozco las entrañas y todos los aspectos de esa Industria. Realmente, me faltó ser “agente de jinetes” para completar mi instrucción, pero he visto y estudiado bastante y puedo decir que soy especialista. Tuve maestros que me enseñaron el camino correcto.

De mis opiniones de lo que pasa en el país soy “amateur” y solo digo lo que pienso y lo que he vivido. Ahora, con el gobierno de la Cuarta Transformación no puedo más que decir que en la lucha contra los lastres del pasado hay que ir a fondo, pero en muchos aspectos no lo veo. Me parece que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sabido “desunir a los mexicanos”: pobres vs ricos; conservadores vs liberales; etcétera. Entiendo, es su proyecto político, pero no veo un rumbo claro para salir de las crisis que se acumulan y avecinan. En fin…

Por lo anterior, he decidido publicar un libro en www.amazon.com en dos versiones. La versión digital y el libro de pasta blanda. Lo bauticé como El Hipódromo de las Américas, Una Historia de Impunidad y Corrupción y contiene los artículos publicados de mi especialidad a la fecha, así como dos entrevistas que me hicieron hace mucho tiempo, en La Jornada y Milenio, las cuales, para mi sorpresa, lo dicho y denunciado no dista mucho de lo que sigue sucediendo. También se presentan los problemas financieros que desde hace mucho tiempo tiene la empresa permisionaria y sus socios, a pesar de que les otorgaron concesiones inmejorables, un hipódromo en 52 hectáreas de propiedad federal y muchísimos casinos, como giros complementarios. El resultado es que la hípica la tienen a punto de desaparecer.

Los patrocinadores del espectáculo ―los caballistas― distan mucho de tener la voracidad de los concesionarios y solo, como en todo el mundo, buscan cuando menos lograr obtener lo suficiente para mantener a los ejemplares y a cambio de eso gastan en su adquisición o crianza, asumen pérdidas, enfrentan enfermedades y soportan ilegalidades de una autoridad hípica parcial.

Debo admitir que mis pronósticos han fallado, pues la pasión por la actividad de los pocos participantes que quedan no ha dejado que se muera, aunque paradójicamente, en mi opinión, las carreras de caballos pasaron a mejor vida y se va a necesitar que como el Ave Fénix, resurjan de sus cenizas. “En la mitología griega, el fénix es un ave de larga vida que se regenera de las cenizas de su predecesor.” Por de pronto nadie sabe cuándo vamos a tener carreras de nuevo.

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Así pues, esta serie de artículos describen lo que ha pasado en esta actividad, por lo que nos llevó a mí y a un grupo de caballistas preocupados por lo que preveíamos que iba a suceder ―agrupados en una asociación civil― a entrevistarnos con autoridades de la Dirección de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación desde finales del sexenio de Felipe Calderón, en donde, hay que decirlo, los funcionarios creían que los caballos los mantenía la empresa. Hubo logros, pues obtuvimos un incremento de premios, la construcción de la alberca, el mantenimiento adecuado de la pista de carreras. A lo largo de todos estos años, hemos sostenido entrevistas con más de siete directores del área correspondiente y a cada uno hay que volverles a explicar cómo funciona esta actividad. Es claro que con los cambios de administración vienen nuevos servidores públicos que muchas veces no saben del tema, ya que esta actividad es muy especializada.

En la administración pasada participamos, en los foros que organizó la Cámara de Diputados para la elaboración de una nueva Ley Federal de Juegos y Sorteos, pero como el sexenio pasado se distinguió por cultivar una corrupción galopante, los que mandaban decidieron que la Ley aprobada por los Diputados fuera congelada en la de Senadores, pues la vigente ―de 1947― se presta a la discrecionalidad, instrumento favorito de los servidores corruptos que tuvimos. Entre más discrecional sea una Ley, se presta a hacer chanchullos y los permisionarios actuales son expertos en el tema.

Así, ante las evidencias que el libro presenta, su propósito es que puede servir para que alguien en el Gobierno de la Cuarta Trasformación se “ponga las pilas” y se decida a transformar la Hípica a fondo para, como se dice en la introducción, sirva para que cumpla con su verdadero propósito social: crear empleos bien remunerados.

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