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La Decadencia del Hipódromo de las Américas. Tercera Parte

Dicen que somos la décima economía del mundo...

16 de septiembre, 2015

Dicen que somos la décima economía del mundo… bueno, en materia de caballos Pura Sangre no lo somos, bien podemos ocupar el último lugar.

Estarán de acuerdo que las comparaciones son odiosas pero necesarias. Veamos, sólo como ejemplo el contexto latinoamericano de la crianza de caballos de Sangre Pura de Carreras. En Venezuela —a pesar de Chávez y Maduro— se crían más de 1,500 potrillos al año; en Argentina casi 7 mil. La hípica uruguaya, gracias a la sensatez de sus gobernantes, ha crecido y se crían más de 2,000 caballos al año. En Panamá la hípica crece; recientemente el presidente Juan Carlos Varela premió personalmente el Clásico Presidencial y refrendó en televisión abierta seguir apoyando a la industria hípica de su país.

En las buenas épocas, en México se criaban más de 2,500 potrillos al año, tan sólo 1,500 en los estados de Sonora y Sinaloa. Me informan que para este año se registraron 221 nacimientos. ¡La debacle anunciada!

¿Hay culpables del fracaso? Sí, con nombre y apellido.

1) La falta de interés de la autoridad reguladora, es decir de la Secretaría de Gobernación que otorgó un permiso en 1996 y en base a la licitación internacional para que la industria hípica mexicana —y la cría de caballos— se rescatará y se produjeran muchos empleos (el link de la convocatoria está en azul). Lo que es claro es que sus participaciones por este concepto bajan año con año.

2) La empresa permisionaria Administradora Mexicana de Hipódromo, empresa subsidiaria del Grupo CIE de Alejandro Soberón y la cual, por muchos años, manipuló José Manuel Alavez González —autoritario como él solo— y hay que reconocerlo, el gremio hípico lo dejó hacer de las suyas. Lo sigue haciendo en su Comisión de Carreras.

3) La empresa española CODERE, que ahora tiene el 85% del paquete accionario de la permisionaria —en contra de lo que establece el permiso— y la cual estuvo a cargo de la venezolana Beatrice Rangel y ahora, con graves problemas financieros, en manos del español José Antonio Martínez Sampedro, quién de acuerdo a una nota de antier de El Financiero ya analiza la expansión de su negocio. ¡Qué, es burla!

Hay otros culpables —que al parecer todavía no se dan cuenta de lo que han provocado— y ellos son los directivos de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Pura Sangre que equivocaron su visión de la industria y su función.

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Lo que sigue es parte de la triste historia de esta Asociación, que en los últimos 15 años ha contribuido a la debacle, para la desgracia de nuestra hípica y de muchos caballistas y criadores que se ha retirado a sus cuarteles de invierno, tal vez para nunca más volver, pues no habrá Hipódromo que visitar, ni caballos que entrenar. Mi opinión es la siguiente:

"Después de que al permisionario anterior se le obligó a entregar las instalaciones del Hipódromo de las Américas —por allá de 1995— pues sus planes de negocios no fueron exitosos y quebraron, se le entregó el permiso al Grupo CIE en base a la licitación referida."

"Hay que decir que Justo F. Fernández, el dueño de la anterior permisionaria, era un caballista de corazón y en su momento, promovió que la Secretaría de Gobernación le autorizara que el 0.25% del total de las apuestas que se cruzaban en la planta hípica sirviera para formar un fondo para impulsar la cría de caballos Pura Sangre en el país. Este dinero se le entregó a la Asociación de Criadores en la cual don Justo influía y se determinó adquirir un terreno de más de 100 hectáreas por rumbos de Zumpango, en el Estado de México. Se construyó una posta de garañones, se compraron sementales. Cualquier persona propietaria de una o dos yeguas tenían dónde tenerlas, sin necesidad de mantener un rancho."

— Con el tiempo, el cambio de permisionario y la reducida cantidad de criadores que quedaron después del cierre del Hipódromo (de 1995 a 1999) un grupito de caballistas y criadores se apoderó de la Asociación. De forma inverosímil no aceptaron —ni aceptan— nuevos socios y en su momento decidieron vender el rancho. El principio de la debacle…

Lo vendieron en cerca de 90 millones de pesos —un dineral— y su patrimonio se dedicó —poco a poco — a otorgar premios en las carreras de caballos y con el objeto, según ellos, de incentivar la crianza. Magna equivocación. ¡Por favor! Ofrecer buenos premios es obligación de la empresa permisionaria pero su ignorancia fue manifiesta. Ahora, los resultados hablan por sí solos: 221 potrillos registrados en el Stud Book Mexicano para este año.

También, hay que informarlo, la Asociación recibe el 2% de todos los premios ofrecidos en las carreras ordinarias, dizque para financiar la participación de los caballos mexicanos que van a la Copa Criadores del Caribe (cerca de 30 mil dólares al año). Se dice y rumora que ese dinero sirve para pagar los viáticos cuando viajan los directivos de este clan…

Tengo entendido que quedan unos cuantos millones de pesos de ese capital; tal vez 3 o 4 y de qué valió su "esfuerzo". Los directivos principales de la Asociación de Criadores son Claudio Álvarez Rioz y su hermano Celestino y el ingeniero Gerardo Ruiz Toledo, su presidente.

Germán Larrea —el minero mega millonario— también participa en la Asociación pero me parece que sin mayor interés. Tiene tanto. Igualmente Alberto Rivera Torres Prado que de 220 yeguas que tenía su padre le quedan 42…. Los otros criadores que quedan (me parece que son 20 socios en total) se reducen cada vez más y así se perdió un capital inmenso, solo para quedar bien con la empresa y tal vez, obtener prebendas. Poca visión de los tibios compañeros.

Así las cosas, reconstruir o rescatar la hípica y al caballo Pura Sangre mexicano va costar dinero y esfuerzo —que no es tan difícil de conseguir— lo que importa es saber sí el resto del gremio hípico va dejar morir esta industria y la fuente de empleos. El gobierno, algo tendrá que decir. Y es urgente.

Ante este panorama, cabría pensar en solicitar la revocación del permiso que goza esta nefasta empresa española que está a punto de acabar con nuestra hípica. El 16 de septiembre es buena fecha para declarar nuestra independencia de los españoles.

Le pregunté a un amigo —especialista en temas de bienes del Patrimonio Inmobiliario Federal y anexos— que si el permiso expedido por la Secretaría de Gobernación y la concesión que le otorgó la Secretaria de la Contraloría (ahora Función Pública) y como consecuencia del incumplimiento de los términos previstos en la licitación referida, si en su opinión era factible la revocación.

— Su respuesta fue contundente — si viviéramos en Suecia, sin duda.

Continuará…

(Las acuarelas del artículo son de Enrique Loubet turfanático y cronista en los buenos tiempos).

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