De Libramiento al Socavón y al Escándalo…

"La impunidad lleva al escándalo mediático. ¿Sirve de algo?", ERCR

19 de julio, 2017

Enrique Rodríguez-Cano Ruiz

“La impunidad lleva al escándalo mediático. ¿Sirve de algo?”, ERCR

Hace 55 años para ir de la Ciudad de los Palacios (México) al puerto de Acapulco, la única vía era atravesando —literalmente— por el centro de Cuernavaca, muchas veces me tocó una larga procesión de autos. Cincuenta y tantos años después, me tocó atravesar la ciudad de la misma manera, crucé la Cuidad de la Eterna Primavera, pero esta vez fue un verdadero calvario. Una hora media para lograrlo. Y tuve suerte pues conozco atajos. Unos amigos tardaron tres horas.

El recién inaugurado —a bombo y platillo— “paso express” se colapsó y ahora nos enteramos que durante su construcción cobró 20 muertos (me consta que atravesarlo la inseguridad era tan grande como querer explotar una mina en la sierra de Guerrero o en Michoacán, sin pagar protección y derecho de piso), costó el doble y se terminó mal. Tarde.

Hace cincuenta y tantos años —el tráfico vehicular aumentaba constantemente debido a la puesta en marcha de la súper carretera de cuota de México-Cuernavaca que se había construido 10 años antes, se licitó “un libramiento” para no pasar por el centro de Cuernavaca.

A “Trébol” Cía. Constructora, la empresa de mi padre, le tocó construirla de acuerdo a las especificaciones que dictaba la Dirección General de Carreteras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) de aquél tiempo y que se cumplían a cabalidad. Era una carretera pavimentada de sólo dos carriles —muy anchos según recuerdo— con carpeta asfáltica de 15 centímetros de espesor, base y sub base, como mandan los cánones, complementada de numerosas “obras de arte” —como se le conoce a las construcciones que no se ven: alcantarillas, drenajes y todo lo que ello implica—. El sistema de drenaje es vital para que las carreteras se conserven en perfecto estado de funcionamiento y no pongan en riesgo a quien transita por ellas. Así, 14 kilómetros de largo construidos del libramiento le dio fluidez a la cuidad primaveral y paso express a las personas y turistas que iban a Tequesquitengo, Taxco, Chilpancingo, Acapulco y anexas. La inauguró el presidente Adolfo López Mateos el agosto de 1962.

El libramiento funcionó muy bien por muchos años y al paso del tiempo se fue ampliando. Primero a dos carriles por lado y luego al ser insuficiente —con las urgencias de este sexenio— se amplió el “paso express” que tardó solo el doble de lo previsto. Por supuesto, las viejas “obras de arte” no se reconstruyeron y adecuaron. La consecuencia está a la vista —la Ley de Accidente que está siempre presente— hizo de las suyas y en su momento se produjo el socavón tan comentado y que cobró la vida de un padre con hijo, seguramente su cachorro adorado.

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Un amigo —verdadero ingeniero civil— con experiencia de 50 años en supervisión de obra civil (no como el que esto escribe, que realmente es un afamado entrenador de caballos de carrera) me explicó el asunto. Fue breve y claro: el tubo del drenaje que probablemente todavía era el que construyó tu padre no se repuso y la carga del agua acumulada causó el colapso. Su veredicto: la responsabilidad es únicamente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por negligencia y falta de supervisión; de nadie más.

Conclusión: no se supervisó la obra como debían hacerlo y de allí se desató el escándalo. Uno más en este sexenio…

Nunca había visto que tantos analistas, “comentócratas” y “opinadores” tundieran tanto a un Secretario de Estado: Gerardo Ruiz Esparza, es un viejo colaborador del Presidente Peña pues cuando fue gobernador de su estado, también estuvo al frente de la Secretaria de Comunicaciones y vaya que en otros escándalos se ha visto involucrado. El fallido tren bala a Querétaro solo para mencionar alguno que recuerdo. Hay muchos más…

Jesús Silva-Herzog Márquez —fino columnista— sin miramientos saca la espada que disfraza de pluma y escribe en Reforma:

“Llovió, y de pronto, la calle se tragó a dos hombres. Los servicios de rescate tardaron 9 horas para sacar el coche de la gruta. No murieron por la caída del vehículo sino asfixiados, enterrados vivos. Una segunda negligencia los mató. Tras caer al precipicio, el abandono. Un mal rato, dijo el ministro, sacando la chequera. Así creerá él que se resuelve todo. Así creerá él que se mide todo, así creerá él que se compra todo”. El artículo completo —que es obligado— se puede leer dando click aquí.

Así se escribe la triste historia “del libramiento al socavón y de allí al escándalo mediático…” ¿Sirve de algo?

Y Gerardo Ruiz Esparza tan campante…

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