Este primero de diciembre el presidente rindió su primero, (o quinto o cuarto) informe de gobierno, ya no lo sabemos, pues como siempre, él tiene otros datos.
Lo que si sabemos es que las cosas no han sido como las imaginó, la realidad ha sido puntual y cruel para poner en su lugar cada una de las mentiras y embustes lanzadas entre bromas, descalificaciones y malas clases de historia, eficientemente replicadas y pregonadas por la propaganda oficial y su red de infiltrados terroristas cibernéticos.
Carlos Loret de Mola en un video que circula por las redes fue contundente, demoledor, en su resumen del informe en ocho palabras “2019 el año más violento. 2019 crecimiento cero” y no hay manera de desmentir este lamentable pero poderoso resultado, la realidad es como es, no admite maquillaje ni mentiras y poco a poco va tomando su lugar en la historia.
La realidad es como el agua…Siempre encuentra su camino.
Como siempre en este show llamado 4T, vimos un zócalo capitalino, patio de la actual casa de gobierno, repleta de simpatizantes y acarreados de todos los rincones del país, según fuentes oficiales se reunieron 250 mil almas a vitorear al presidente que simplemente hizo una mañanera plus, rodeado de los mismos de siempre, de esos que sexenio tras sexenio están al lado del poderoso, que aman el poder aún a costa del destino de una sociedad que poco hace ante la institución de un gobierno totalitario, fue un informe que no arrojó nada nuevo, salvo la necesidad por parte del presidente de tener paciencia por un año más, para concretar los cambios que él necesita, porque en definitiva México necesita otros resultados.
Pero definitivamente existe otro México que participó a su manera y con sus propios recursos y posibilidades en una serie de marchas de protesta en todo el país contra las erróneas políticas del actual gobierno federal.
Estas protestas fueron ignoradas por la mayoría de los medios masivos, pocas referencias a lo que si debió ser la nota, porque ayer las marchas si fueron diferentes, pues cada vez más gente se suma a estas acciones y son una clara señal de que algo no marcha bien, de que la inconformidad sigue creciendo, pues a diferencia de hace un año el crecimiento de participantes ha sido exponencial, nada que ver con la primera marcha anti presidencial.
Y ante estas marchas de nuevo el presidente, de acuerdo a su costumbre y manera de confrontar, las descalifica y les llama conservadores disfrazados de ciudadanos (¿será él, un saboteador disfrazado de presidente?).
NO SEÑOR, de nuevo miente a la ligera.
Ayer fui testigo presencial en Monterrey de una marcha que tomó las calles del centro, sin desmanes, sin pintas, con respeto y solidaridad, en la que estaban personas de carne y hueso, miles, de todas las edades, vi adultos mayores, madres con bebés de brazos, jóvenes con los ojos cargados de esperanza, padres preocupados, trabajadores desempleados, gente agraviada por la violencia, ciudadanos de a pie y fifís, gente que se unió sin tener la menor idea de quién iba al lado, sin logos de partido alguno, que bajo el sol caminaron pacíficamente con una sola idea: PAZ Y CRECIMIENTO; ciudadanos, no acarreados, movidos por su amor a México y por el temor de ver cómo el país se desmorona por los caprichos sin sustento de un gobernante embebido de poder, que no entiende ni pío de todo aquello que no sea preservar su legado, de fundar un nuevo sistema destruyendo lo establecido solo porque así conviene a su obra.
Ayer vi gente que abandonó las redes y se materializó en un solo cuerpo, que reunió más de 12 mil regiomontanos, que marcharon por amor, no como la mayoría del Zócalo, acarreados por un billete $500 pesos, un boing y una torta llevados para aplaudir a un personaje que al final del camino les cobrará a todos aquellos a los que les ha dado algo, mucho más, con intereses ladinos, esos recursos que hoy les entrega con falso amor (me recuerda tanto al PRI).
Así mientras en el Zócalo teníamos pan y circo, en Villa Unión, Coahuila los demonios de la violencia, la realidad del México real y salvaje clavó sus dientes en 22 personas que sumadas a otros asesinatos en el resto del país le entregan de regalo de aniversario al presidente 127 muertos, solo el primero de diciembre, para ubicarse como el día más violento del que se tenga registro.
127 que ahora son víctimas mortales, que pasan a ser estadística y que tristemente fueron asesinados en un día en el que era más importante para la prensa, festejar los desaciertos presidenciales que sus vidas.
Noviembre dejó un promedio de 79 homicidios por día. Al paso que vamos el próximo primero de diciembre, tal vez ni siquiera habrá por qué discutir.
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