Aunque parece de primaria, temprano en mi carrera como aficionado en el “Deportes de los Reyes” y luego, cuando me dediqué profesionalmente a ello, mi mentor, me enseñó una analogía de cómo debe funcionar un Hipódromo moderno.
Este se puede comparar a un carro romano; sí, de esos como los que el legendario Ben Hur usaba en las carreras en el circo romano y que también se usaban para la guerra.
Un carro romano se compone básicamente de dos ruedas y en la analogía y en nuestro mundo contemporáneo, una de ellas corresponde a la empresa permisionaria que explota el negocio y la otra rueda son los dueños de los caballos que proporcionan el espectáculo. Generalmente éstos, son representados por una o varias asociaciones que defienden sus derechos y no permiten que la empresa pase por encima de sus cabezas, como ha sido el caso con la permisionaria actual. Así, uno depende del otro; son pares.
El conductor es la “autoridad reguladora” que en nuestro mundo civilizado se denominan “Comisiones” y por de pronto, es la Dirección General de Juegos y Sorteos quien tiene esa responsabilidad.
Los caballos que jalan el carruaje con la acertada conducción del guía es el público aficionado: así de sencillo.
Las “Comisiones” son generalmente instituciones ―órganos colegiados― que, bajo la Rectoría del Estado, se crean para vigilar y regular el espectáculo con el fin de evitar que los participantes se pasen de listos, pues como hay dinero de por medio y hay que decirlo, como existe una buena dosis de vanidad entre los dueños de caballos, hay que regularlos, por lo que hay que buscar el equilibrio entre todos los participantes con reglas claras.
Así nacieron los sistemas parímutuales de apuesta, que en la liga se explica en qué consisten. ¡Vaya, todos los días se aprende algo!, no sabía que el sistema de las apuestas mutuas nació el siglo pasado en Francia.
Con todo lo relatado, el propósito es crear una Industria que genere una buena cantidad de empleos especializados, para los que trabajan en ella: caballerangos, jinetes y entrenadores y en resumen sepan estimados lectores, que un caballo de carreras estabulado en un hipódromo, crea 8 o 9 empleos, directos e indirectos.
Para quien gusta de las carreras de caballos también se crea un buen espectáculo, cuando todo funciona como es debido.
Sí los aficionados no sienten que hay vigilancia en todo el espectáculo pues simplemente dejan de asistir y de apostar y si no hay buen ambiente y condiciones para los dueños de los caballos y los criadores de estos magníficos animales pues simplemente se retiran.
Así pues, vienen las preguntas, para nuestra malograda y decadente hípica mexicana.
¿Las Asociaciones que representamos a los caballistas hacemos nuestro mejor esfuerzo y exigimos nuestros derechos?
¿La autoridad reguladora cumple con su responsabilidad?
¿La empresa permisionaria cumple con los términos y condiciones de su permiso?
La respuesta a las dos primeras preguntas es sí, ―a medias, pues hemos visto que a los representantes de los dueños les da por sentirse tapetes―. A la tercera pregunta, por supuesto que no.
La buena noticia llegó de esta manera: El pasado 20 de mayo, quién después de varias reuniones que hemos sostenido con el nuevo director de la Dirección General de Juegos y Sorteos de la secretaría de Gobernación, quién interesado en nuestra situación, nos envió un correo electrónico, a los representantes de la Unión Mexicana de Propietarios de Caballos de Competencia, A.C. y a los apoderados de la Agrupación de Caballistas del Hipódromo de las Américas A.C., del cual transcribo íntegro el texto:
Buenas tardes,
Me comunico con ustedes para solicitarles de la manera más atenta, si me pueden remitir las propuestas de modificaciones que estimen convenientes para organizar la actividad hípica de la cual forman parte.
Las propuestas pueden ser modificaciones al Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos o un nuevo modelo que regule la actividad hípica.
Sin más por el momento, quedo atento a recibir sus propuestas las cuales me las pueden enviar por esta vía y a través de oficialía de partes.
Reciban un afectuoso saludo.
Manuel Marcué Diaz
De esta manera, la acción decisiva del regulador, la esperanza vuelve a renacer para qué, como el Ave Fénix los caballos Pura Sangre pudieran renacer, no lo estiman así, mis pacientes lectores.
Tal vez el carro romano de la analogía descrita empiece a rodar como corresponde.
El lector interesado en estos temas, pueden leer en la liga todos los artículos que he publicado en este portal desde 2014.
Gracias por sus comentarios.
¡Al rescate de las carreras de caballos! No solo en el Hipódromo de las Américas sino en todo el país
Enrique Rodríguez-Cano nos comparte los pormenores de la industria hípica mexicana.
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