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Propósito no es lo mismo que misión (primera parte)

Tanto para las personas como para las organizaciones, el propósito es importante.

10 de julio, 2023

Propósito no es lo mismo que misión (primera parte)

Desde hace algunos años, muchas empresas en el mundo se han preocupado por definir y hacer valer su misión, su visión y sus valores corporativos, al considerar que son los elementos clave que identifican a cada empresa y les dan la razón del por qué y para qué existen.

Así como las empresas definen su misión empresarial, las personas también buscan determinar su misión en la vida, basadas en las convicciones personales y en las cosas en las que cree y defiende, fundamentalmente para cosechar éxitos.

Quizás por ello la gente habla sin parar de las cosas que hace en el trabajo y cómo las hace; qué retos ha enfrentado y con qué logros; cómo ha contribuido a los logros de la empresa para la que trabaja, y cuáles son sus siguientes pasos para crecer. Sin embargo, prácticamente nadie reflexiona sobre la razón por la que hace lo que hace: ¿Qué les motiva? ¿Qué les da un propósito? ¿Cuál es su medida del éxito? ¿Qué les guía cuando las cosas van mal? Se podría llamar a todo esto el propósito, la razón de todo lo que hace y el núcleo de lo que es.

Entonces: ¿Qué podemos decir del propósito? En general, el propósito es la creencia de que tu vida es importante y de que marcas la diferencia; es una sensación de estar guiado por valores y objetivos significativos. El propósito puede estar relacionado con la familia o la crianza de los hijos, la carrera, la religión, el activismo, las actividades artísticas u otras contribuciones a la comunidad.

El propósito no necesariamente tiene que tender a cambiar el mundo ni tiene que incluir encontrar la cura de las enfermedades o inspirar la paz mundial; puede ser simplemente hacer lo que tenga un sentido y trabajar con tus capacidades para ayudar a los demás o contribuir a la comunidad en general, o la expresión de los talentos personales para ayudar a la familia o a los amigos. En japonés, la palabra Ikigai describe una razón de ser, o una razón para levantarse por la mañana; una mujer expresó su ikigai como “la necesidad y el deseo de hacer sopa para su familia”.

Tanto para las personas como para las organizaciones, el propósito es importante.

Un estudio publicado en Psychosomatic Medicine descubrió que cuando las personas tienen un mayor sentido del propósito, tienen una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y una menor mortalidad. Asimismo, un estudio de la Universidad de Pensilvania descubrió que cuando las personas tienen un mayor sentido del propósito, experimentan menos soledad y toman mejores decisiones de estilo de vida para proteger su salud.

En cuanto a las empresas, un estudio publicado por Harvard Business Review reveló que cuando las empresas tienen un propósito claramente articulado y ampliamente entendido en la organización, logran un mejor crecimiento; el 52% de las empresas con un propósito experimentaron un crecimiento superior al 10%, 66% lograron mayor expansión global, 56% tuvieron más lanzamientos de productos y el 52% alcanzaron el éxito en sus esfuerzos de transformación.

En la parte laboral, el propósito también aporta beneficios de acuerdo con un reciente estudio de la Universidad de Northwestern: cuando las empresas tienen un mayor sentido de propósito, sus empleados afirman que su trabajo es más significativo. Y una investigación de la Universidad de Sussex descubrió que cuando los líderes demostraban un propósito claro -visión, compromiso con las partes interesadas y una moral sólida- sus empleados eran más felices y productivos.

PROPÓSITO E IMPACTO

En los últimos cinco años, ha habido una explosión de interés en el liderazgo con un propósito aun cuando la visión varía entre los diferentes grupos que lo estudian: Los académicos sostienen de manera persuasiva que la función más importante de un ejecutivo es administrar el propósito de la organización; los expertos en negocios sostienen que el propósito es la clave para un rendimiento excepcional, y los psicólogos lo describen como el camino hacia un mayor bienestar.

Estudios realizados en Harvard Business School ponen de manifiesto que, no obstante que los ejecutivos aseguran que el propósito es la clave para acelerar su crecimiento y profundizar su impacto, tanto en lo profesional como en lo personal, menos del 20% tienen un fuerte sentido de propósito individual y son menos los que lo pueden cifrar en una declaración concreta, aunque, curiosamente, les es más fácil articular claramente la misión de su organización. Cuando a los participantes en el estudio se les pidió describir su propósito personal, expresaron frases genéricas y confusas pero sin claridad sobre la forma en que podrán llevar su propósito a una acción; por lo tanto, limitaban sus aspiraciones y difícilmente podrían realizar sus más ambiciosos objetivos personales y profesionales.

Articular un propósito y encontrar el valor para vivirlo es lo que los especialistas denominan como “propósito de impactar”, lo que implica la tarea de desarrollo más importante que puede emprender un líder.

Pensemos en algunos ejemplos:

Dolf van den Brink, presidente y CEO de Heineken EE. UU., identificó una declaración de propósito decididamente única: “Ser el maestro de Wuxia que salva el reino”, (Wuxia significa “caballeros de las artes marciales” y es un género distintivo de la literatura, televisión y el cine chino), lo que proyecta su amor por las películas del género, su inspiración en los guerreros sabios de las películas y le revela su placer por enfrentar situaciones de riesgo que implican tomar medidas. Con ese propósito creó y ejecutó un plan para reactivar una empresa heredada, desafiante y en condiciones económicas extremadamente difíciles.

Un director de fábrica en Egipto utilizó su propósito, “Crear familias que sobresalgan”, para persuadir a los empleados en honrar el movimiento de protesta de 2012 no uniéndose a las marchas, sino sosteniendo su lealtad mutua y manteniendo en marcha su operación compartida.

Pero seguramente un caso que puede resultar más familiar es el del presentador de televisión estadunidense Jimmy Fallon, quien pasó años persiguiendo un sueño que no era realmente suyo, hasta que encontró su propósito (su ¿por qué?) y lo cambió todo.

Eso no fue fácil; Fallon no tenía un por qué, y nadie podría dárselo. De hecho, se dio cuenta de que tendría que encontrarlo en el trabajo. “Cuanto más lo haces se forma en quién te conviertes”, dijo en una entrevista. Sin un porqué que le guiara encontró el primer paso: Dejar de centrarse en lo que no tiene y empezar a centrarse en encontrar el propósito de impactar; lentamente se reconstruyó y dejó de centrarse en las cosas que quería hacer para centrarse en la razón por la que la gente las necesita. Se dio cuenta y dijo: “Creo que mi motivo es: ‘¿Puedo hacer feliz a la gente?’”.

LA IMPORTANCIA DE LA ALINEACIÓN

Todos queremos participar en grandes proyectos que involucran a otros; por ello resulta fundamental la alineación. Por ejemplo: servir café en una cafetería contribuye a que la gente tenga la oportunidad de reunirse en conversación y comunidad. El empleado de contabilidad que procesa los pagos en la universidad contribuye al aprendizaje de los estudiantes y allana el camino para que alcancen sus objetivos.

Las empresas que pueden desarrollar un propósito sólido, pero también ayudar a las personas a ver cómo contribuyen a él, cosecharán las mayores recompensas en términos de empleados que aportan un esfuerzo discrecional y se levantan con energía cada día. Un propósito sólido también puede ayudar a las personas a elegir y aclarar sus inversiones de tiempo y esfuerzo, y, a personas y empresas, a tomar decisiones que garanticen la mayor coincidencia entre valores, talentos y contribuciones.

Lograr la alineación con el propósito implica algunas acciones clave que son de vital importancia. La primera es aclarar el propósito, es decir, definirlo con el mayor detalle y claridad posibles, identificando lo que diferencia tu propósito y lo que hace que tu contribución sea única.

La segunda acción es articular ese propósito, lo que implica escribirlo y revisarlo periódicamente para tenerlo siempre fresco en la mente. En el caso de las empresas deberán comunicarlo de forma amplia y periódica para que los colaboradores tengan presente por qué existe la empresa y qué pretende conseguir, a fin de que se percaten de la importancia de su trabajo con relación al trabajo de la empresa en general. El propósito permite unificar, galvanizar y dinamizar a las partes involucradas.

Otro aspecto a tener en cuenta es el utilizar el propósito para la toma de decisiones sobre en dónde jugar y cómo ganar, definir el mercado para establecer propuestas de valor y diseñar los planes futuros. Ninguna elección es ideal, pero siempre tenemos la posibilidad de seleccionar un trabajo o una tarea que esté lo más cerca posible de lo que nos importa.

Finalmente, una acción importante es supervisar, medir y evaluar con regularidad, ya que las circunstancias o los contextos pueden modificarse y por lo tanto habrá que adaptarse; ese proceso es importante para el futuro del trabajo de cada uno de los colaboradores y, en consecuencia para el futuro del trabajo en general.

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