Hace un par de semanas ocurrió el lamentable deceso de uno de los economistas más influyentes de los últimos tiempos, y en general, de la historia. Se trata del economista estadounidense Robert Lucas, profesor emérito de la Universidad de Chicago y premio Nobel de Economía en 1995. Era licenciado en Historia y en 1964 obtuvo el doctorado en economía por la Universidad de Chicago.
Lucas fue discípulo de Paul Samuelson y Milton Friedman, ambos también premios Nobel de economía. Al obtener el doctorado se dedicó a enseñar e investigar sobre economía, primero en la Universidad Carnegie Mellon y, más tarde, en la Universidad de Chicago. Lucas hizo enormes aportaciones a la ciencia económica, las cuales daban cuenta de su pensamiento original y revolucionario, dando lugar a profundas disertaciones que sirvieron para crear corrientes teóricas en toda la extensión de la palabra.
Junto con Thomas Sargent (U. de Stanford) y Robert Barro (U. Harvard), Lucas formó lo que se conocería como la nueva macroeconomía clásica. La genialidad de Lucas reside también en ser un duro crítico de los propios economistas, sacándolos siempre de la autocomplacencia y llevándolos al incómodo sitio del cuestionamiento.
Este rasgo de Lucas, lo llevó a decir algunas cosas muy importantes para la evolución del pensamiento económico, tales como:
- “La economía es una ciencia joven y aún hay muchas cosas que no sabemos”.
- “Muchos de los que asesoran a los responsables de la política económica estarían de acuerdo en que muchas veces la situación sobre la que estamos asesorando los economistas, simplemente nos supera”.
- “No se puede confiar totalmente en los economistas cuando evalúan los efectos de distintas políticas económicas”.
El modelo de la información imperfecta
Este modelo es una de las más importantes aportaciones de Lucas a la teoría económica. El modelo intenta explicar qué es aquello que determina la decisión de producción de los agentes económicos. Resulta muy interesante que no distingue entre empresas y trabajadores, y parte del supuesto que todos los agentes producen un bien y consumen muchos.
De acuerdo con Lucas, la decisión de producción de un agente depende de la idea que se esté formando de los precios del bien que producen, sin que puedan observar necesariamente los precios de todos aquellos bienes que consumen. A esto es a lo que llama información imperfecta.
Pues bien, ante un incremento del precio que produce un agente, sería normal que deseara incrementar la oferta por ser más rentable. Pero dada la información imperfecta, es posible que el agente confunda incrementos en el nivel general de los precios con el incremento del precio que él produce.
Imaginemos un agente que produce casas. Ante un incremento de las casas en el mercado, deseará trabajar más y producir más casas. Pero es posible que el precio de las casas esté subiendo junto con los demás precios en la economía (están subiendo de manera generalizada los precios). Ante esto, y dado que otros productores de casas pensaron también en producir más casas, es posible que se de un acervo de casas excedente en el mercado, lo que a la postre empujará en una disminución del precio de las casas.
De esta manera, el esfuerzo adicional para aumentar la oferta de casas por parte del agente, no redundó necesariamente en la obtención de mayores ganancias por la producción y venta de las casas.
Crítica de Lucas
En un artículo de 1981 “Econometric Policy Evaluation: A Critique”, publicado en el MIT Press, Robert Lucas abrió una fuerte y duradera discusión sobre el papel que juegan las expectativas de los agentes económicos en los resultados de una política económica que persigue determinados fines.
La célebre crítica de Lucas consistió en la afirmación de que los métodos tradicionales con los que se evalúan los efectos de la política económica no tienen debidamente en cuenta su influencia sobre las expectativas de la gente.
De esta manera, el modo en el que la gente forma sus expectativas sobre el futuro es crucial para evaluar los efectos de una política seguida por el gobierno. Para estimar pues un cambio de política económica, hay que indagar sobre cómo responderán las expectativas de la gente a ese cambio.
Lucas fue cuidadoso, pero también agudo, al incorporar algunos de los elementos de la microeconomía como la conducta de los consumidores y los determinantes de la inversión, los cuales habían quedado fuera de la teoría macro dominante – que en ese momento era la teoría keynesiana–.
La crítica de Lucas en acción
Más allá del tecnicismo de la teoría económica desarrollada por Robert Lucas, su aportación es trascendental para comprender la forma en la cual fallan las políticas económicas y cómo anticiparnos mejor a esas fallas.
Un ejemplo reciente en México es el del otorgamiento de transferencias a la población de manera generalizada con fines sociales.
Este cambio de política económica, que ha consistido en eliminar la focalización de los apoyos del gobierno para dar el apoyo a una amplia base de la población sin importar su nivel socioeconómico, ha estado ejerciendo cada vez más presión en las finanzas públicas del país, con las sabidas consecuencias que eso tendría en la estabilidad macroeconómica de los años por venir.
Quienes aconsejan al gobierno pueden estar perdiendo de vista que las acciones del gobierno pueden generar distorsiones fuertes en los incentivos de las personas, lo que a la postre, terminará afectando el consumo y la disposición al trabajo.
Políticas que distorsionan incentivos
La semana pasada el gobierno hizo algo inesperado que posiblemente traerá consecuencias importantes en las decisiones de inversión. La Secretaría de Marina tomó las instalaciones de Ferrosur, una empresa de transporte de Grupo México, en el tramo que va de Coatzacoalcos a Medias Aguas. Lo anterior con la finalidad de que la empresa de Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec las usara en el proyecto del corredor transísmico interoceánico.
Al respecto, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) manifestó su inconformidad y preocupación, pues la toma de la obra podría traer efectos negativos para la confianza de invertir en México y la generación de empleos.
El comunicado del CCE dice textualmente en una de sus partes que:
“(es importante) el diálogo abierto y profundo para construir y anticipar con certidumbre las mejores definiciones de autoridad que coadyuven a mantener la confianza, así como a fortalecer la inversión, el crecimiento, el empleo y el desarrollo de México”.
Por su parte, el Secretario de Gobernación negó que se trate de una expropiación, y dijo que se trata de “recuperar una concesión que es de la nación”.
Estos acontecimientos indudablemente ponen en tela de juicio la capacidad del gobierno de México de respetar las concesiones o franquicias públicas de los particulares, con el argumento de estar defendiendo los intereses de la nación.
De acuerdo con la teoría de las expectativas racionales, los agentes económicos claramente podrían cambiar sus incentivos de inversión ante los hechos recientes en el caso Ferrosur.
¿Es racional invertir en un país en el que, a la mitad del juego, un particular puede ser despojado de una concesión y terminar siendo afectado en el flujo de utilidad que planeó obtener cuando decidió invertir?
¿Es racional que los inversionistas mantengan la confianza en el mismo nivel, cuando la toma de las instalaciones de los 120 km de Ferrosur se anunciaron como algo temporal de 5 años, pero que en las declaraciones de alto nivel del gobierno, se perfilen a ser una ocupación definitiva con una indemnización de por medio?
Resulta contradictorio que en medio de una oportunidad muy valiosa que estamos comenzando a ver sobre la inversión en México por el nearshoring, las acciones del gobierno pongan nubarrones en lo que está por venir de cara al final del sexenio.
Últimos comentarios
Independientemente de cómo se resuelva el asunto de la cancelación de la concesión del tramo ferroviario, resulta preocupante que esos hechos, hasta cierto punto radicales por parte del gobierno, nos sigan pareciendo meros hechos aislados.
Tristemente nos hemos acostumbrado a ver estos hechos como elementos con los que debemos aprender a convivir y adaptarnos; simplemente verlos pasar.
El comunicado del Consejo Coordinador Empresarial hace énfasis en la necesaria disposición para dialogar que debe existir entre el empresariado y el gobierno mexicano, buscando conjuntamente el desarrollo nacional.
El gobierno ha renegado que sus decisiones tengan un talante autoritario o militarizado, pero no considera que las impresiones que se han dado por estos hechos sugieren todo lo contrario.
Como mencionó Lucas, las decisiones de producción de los agentes económicos dependen, además de los precios, de la idea que se estén formando sobre los efectos que producirá la política económica que esté siguiendo el gobierno.
De acuerdo con ChatGPT: Lucas sostuvo que los agentes económicos ajustan su comportamiento en respuesta a los cambios en las políticas económicas, lo que limita la efectividad de las intervenciones gubernamentales.
Ojalá que este caso de Ferrosur no vaya justo en el sentido contrario a la recuperación de la confianza de los agentes económicos que sería deseable que el gobierno buscase.
Finalmente, ojalá que este caso no sea uno de múltiples y sucesivos hechos similares en los que el gobierno apriete aún más al empresariado mexicano y se genere una crisis de confianza.
Twitter: @romero_hicks
Facebook: José Luis Romero Hicks
Referencias
https://www.washingtonpost.com/obituaries/2023/05/19/robert-lucas-nobel-economics-dead/
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